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Educabilidad e inteligencia emocional

Autora: Dra. CP Elsa S. de Fernández Durán
Secretaria de la Comisión Problemática de los Prof. que actúan en la Actividad Docente
Reflexiones de la Dra. CP Elsa S. de Fernández Durán, miembro de la Comisión de Problemática de los Profesionales que actúan en la Actividad Docente, sobre la conferencia del 24 de octubre de 2001, en la que participaron el Dr. Alfredo Cia, médico psiquiatra y la Dra. C.P. Nora Fusillo, Consejera Coordinadora de la Comisión Desarrollo del Profesional en Relación de Dependencia y Consejera Titular de este Consejo.

Comienza la conferencia con la disertación del doctor Cia, quien la inicia con el concepto de inteligencia para describir después la estructura del cerebro y su funcionamiento.

Los dos hemisferios cerebrales

Define la inteligencia como la capacidad de poder leer entre líneas; ser capaz de entender qué hay debajo de lo que se está explicando.


La fundamentación se encuentra en los importantísimos avances en las investigaciones sobre los mecanismos, los circuitos, las estructuras cerebrales, que se relacionan con el funcionamiento del cerebro, efectuados en la década del ’90, llamada la “década del cerebro”.


Tenemos dos hemisferios cerebrales y cada uno de ellos tiene funciones específicas. El hemisferio izquierdo es el que se encarga del pensamiento lógico, analítico, racional; el hemisferio derecho, de lo emocional. Hay conexiones entre ambos hemisferios, que tienen dos estilos cognitivos diferentes.


En el hemisferio izquierdo se asientan los centros de nuestro lenguaje. De ahí que cuando hay una lesión (por ejemplo, una hemiplejia) que afecta el hemisferio izquierdo, la persona tiene el problema de no poder expresarse y muchas veces no puede entender. Esto se llama afasia, y ocurre porque en ese hemisferio se encuentran los centros del conocimiento verbal.


Este hemisferio izquierdo que se basa en un conocimiento secuencial a través del tiempo, es analítico y racional; tiene que ver con lo intelectual propiamente dicho, con lo explícito y con lo objetivo.


En cambio, el hemisferio derecho está más desarrollado en las personas con tendencia estética, artística, musical; tiene que ver con las habilidades no verbales y la comprensión de conjuntos, con lo simultáneo, lo espacial y lo musical. La codificación es analógica; se basa en pensamiento por analogías. El hemisferio derecho tiene cualidades de síntesis, se relaciona con la intuición, la imaginación, con lo subjetivo y lo emocional. De ahí surgen los conceptos de inteligencia y aprendizaje emocional.


Se ha comprobado que, en las personas que sufren depresión, hay alteraciones sobre todo en la parte frontal y temporal del hemisferio derecho.


Ambos hemisferios están conectados; hay dos cerebros y dos estilos cognitivos.


A lo largo de la evolución, el cerebro humano de tres partes principales. Una de esas partes tiene que ver con las funciones básicas, vegetativas, y que sería igual al cerebro de los reptiles. Hay otro sistema que aparece con los mamíferos superiores y es la parte central. Pero la parte más importante para entender qué es lo emocional, es el sistema límbico o cerebro emocional.

El cerebro emocional

En éste se asientan los circuitos que tienen que ver con las emociones básicas: con la alegría, la tristeza, la rabia, etc. A medida que ha ido progresando la escala evolutiva y se ha llegado al ser humano, se fueron agrandando los hemisferios cerebrales, la corteza y la neocorteza.


Hay una estructura que se llama cuerpo calloso, que es como un puente que une los dos hemisferios cerebrales. Es una banda ancha de axones, que permite una conexión amplísima entre el cerebro intelectual y el emocional.


En condiciones normales, resulta difícil distinguir lo que es y no es emocional, ya que prácticamente a todos los hechos de la vida le damos un tinte emocional. No podemos aislarlos de las emociones. Siempre hay algo que nos mueve y nos conmueve. Es decir, que las células cerebrales están ampliamente conectadas en los dos hemisferios.


¿Cómo se procesa la información que nos llega, desde el punto de vista esquemático?


Por ejemplo, ante un estímulo amenazante hay dos vías: una sería la racional que utiliza el sistema hipocámpico, y que se relaciona con la parte central del cerebro; es decir, con los pensamientos, con la evaluación de los detalles, del contexto, etc. La otra forma de procesar es la que moviliza la memoria emocional. Estos dos aspectos se complementan y constituyen un todo.


La parte emocional está mediada por una estructura pequeña que se llama amígdala del cerebro. Se encuentra en el centro del cerebro, y donde nos llega lo emocional, por medio del oído, de la vista, y de los otros sentidos. Es el lugar donde se procesan las emociones.


Por otra parte, esta estructura está ligada al lóbulo temporal del cerebro que es donde están implicadas las emociones desde el punto de vista más elaborado.


En cuanto al sistema hipocámpico, últimamente se ha descubierto que tiene una importancia fundamental pues allí es donde registramos todo lo que nos llega a la memoria; todos los recuerdos se registran allí. Esta es la estructura que se atrofia con el envejecimiento, con la enfermedad de Alsehimer, o en las personas muy estresadas, que no pueden registrar o recordar lo que van viviendo. Si a una persona anciana que tiene afectado este sistema, se le pregunta qué hizo ayer, no lo puede recordar, pero sí puede evocar lo que le pasó hace 30 o 40 años.


Los centros emocionales, con el hipocampo, el sistema límbico y la amígdala, tienen una serie de circuitos que se conectan con la corteza cerebral. Por eso, una vez que se vivencia una emoción, hay un registro o un aprendizaje más sutil que se da en la corteza cerebral.


Las emociones inconscientes, se hacen conscientes cuando llegan a la corteza. Por otra parte, se conectan los dos hemisferios cerebrales y pasa la información de un lado a otro. Ésta sería la información objetiva, pero también la información emocional a través de estas estructuras, pasan de un hemisferio a otro.


Además, si llegan informaciones o señales que entran por los sentidos, van al tálamo. De aquí, esta información emocional tiene dos vías: una que va rápidamente a la amígdala para procesarla y decirnos: “estás en peligro, hay que alejarse”. Y hay otra vía que es más lenta, que pasa por la corteza y que implica pensar.


Al llegar los estímulos emocionales, van de la amígdala a la corteza frontal, donde son elaborados y donde pensamos; a partir de allí, decidimos qué es lo que vamos a hacer; es decir, damos la orden motora.


La parte anterior del cerebro o corteza frontal, es donde está nuestro pensamiento superior. La capacidad que tiene el hombre de anticiparse, de postergar una gratificación inmediata sabiendo que más adelante va a tener otra cosa, y de proyectarse al futuro, reside en esta parte del cerebro que es la corteza frontal.


Por otra parte, este procesamiento emocional también va a otro lugar que se llama hipotálamo. A partir de ahí se produce una serie de transformaciones, muchas de ellas inmediatas que hacen que las emociones se manifiesten de alguna manera más física, como transpirar, acelerar el pulso o la respiración, etc. De manera que una serie de cambios hormonales nos permite una respuesta de defensa que puede ser, en algunos casos, prepararnos para luchar; en otros casos, huir, escapar, y en otros, quedarnos paralizados sin saber que hacer. Todas éstas, son respuestas automáticas que tienen que ver con el procesamiento emocional.


Son distintas áreas del cerebro las que se activan cuando hablamos, nos movemos o analizamos algo. En la parte posterior tenemos el procesamiento visual, donde existe todo un archivo de imágenes. Esto permite cotejar nuestros recuerdos de imágenes pasadas como las caras conocidas, con las que nos toca ver en el momento. Por otra parte, el pensamiento superior se relaciona con la parte frontal del cerebro.

Cómo aprendemos

Pasando ahora al concepto de aprendizaje y asimilación de nueva información, diremos que los seres humanos tenemos diferentes formas de aprender. Una teoría que lo explica, sería la del condicionamiento clásico. Ejemplo clásico es el de Pavlov, que se puede observar en los animales.


En el ser humano es más elaborado y se trata del condicionamiento operante, descripto por un autor llamado Skinner. Sería el aprendizaje basado en un refuerzo, ya sea positivo o negativo. Reforzar positivamente a una persona es gratificarlo de alguna manera cada vez que efectúa una conducta deseada. Ejemplo: a un chico le prometo comprarle un helado si se porta bien.


Otra forma de aprendizaje es por el ensayo y el error. Uno prueba una serie de veces una acción hasta que le sale bien.


Otra forma fundamental de aprendizaje es el aprendizaje social por imitación, que se da en todos los chicos. ¿En qué consiste el modelado?. Consiste en la transmisión de padres a hijos formas de comportamiento, que muchas veces son no verbales. Éste sería un método indirecto de socialización, con el que vamos asimilando reglas sociales y determinados valores que nos transmiten los mayores. También en los animales superiores como los primates, se da el aprendizaje por identificación.


Otra forma sería el referenciamiento social. Éste consiste en guiar las propias emociones sobre la base de los sentimientos de los demás. En todo esto interviene lo emocional. Son formas de aprendizaje emocional.

La inteligencia emocional

En este tema hay cinco aspectos principales. Uno de ellos es conocer las propias emociones y sentimientos en el momento que están ocurriendo. Es decir, tomar conciencia de que estamos movilizando determinadas emociones.


Otro sería el manejar las emociones; tener capacidad para serenarnos, librarnos de la ansiedad o la irritabilidad. Esto muchas veces no es posible, y por eso existe toda una serie de trastornos que tienen muchas personas producidos por el estrés y la ansiedad. Pero se puede aprender o reaprender la manera de intentar manejar este tipo de cosas aparentemente ingobernables.


Otro sería el autodominio emocional que consiste en postergar la gratificación, contener la impulsividad. Esto nos diferencia de los seres irracionales, y nos permite desarrollar la espontaneidad, la creatividad, la capacidad de imaginar, de innovar, etc.


Por otra parte, reconocer las emociones de los demás, nos permite establecer una empatía con otras personas. Esto también tiene que ver con la inteligencia emocional, porque es la capacidad de establecer una empatía con otras personas, una corriente afectiva, una corriente de mutuo entendimiento, que muchas veces va más allá de las palabras.


Existe además, la habilidad para manejar las relaciones interpersonales, que es muy importante para todo profesional. Esta habilidad se relaciona con la capacidad de competencia social y de liderazgo.


Pasando ahora a lo cognitivo, vemos que puede haber en el ser humano una serie de distorsiones internas del pensamiento.

Distorsiones del pensamiento

Todos nosotros, más allá de lo que hablamos con los demás, permanentemente y en forma mental, estamos dialogando con nosotros mismos. Hay una especie de diálogo interno que establecemos cuando vamos caminando, cuando estamos pensando, nos decimos a nosotros mismos una serie de cosas, que muchas veces las tomamos como si fueran ciertas y reales. Serían los llamados pensamientos automáticos.


Otros autores lo llaman diálogo interior, que es bastante subjetivo y muchas veces esquemático y distorsionado. ¿Cómo lo distorsionamos?. Hay diversas formas de hacerlo:


Una de ellas, es filtrando ciertas cosas, generalmente las positivas; ignoramos lo positivo y seleccionamos determinados aspectos negativos y nos quedamos allí pegados.


Otra forma de distorsionarlo, es tener un pensamiento polarizado, dicotómico. ¿Qué quiere decir esto?. Que no hay una gama, un espectro; que es blanco o negro. Estamos en una posición extremista.


Otra distorsión es la sobre generalización: a partir de algo que nos pasó una vez, es lo que nos seguirá pasando. Otra forma es la visión catastrófica: pensar que las cosas son más graves de lo que son.


Otra, es el razonamiento emocional: creer que lo que se está sintiendo tiene que ser verdadero automáticamente. Muchas veces lo que uno está sintiendo no es exactamente la verdad.


Otra, es ser demasiado rígido y exigente con uno mismo, y pensar siempre el “debería”.


Todos estos serían los pensamientos automáticos, y para uno mismo este diálogo interior es creíble; no los cuestionamos; no los sometemos a un análisis lógico. Nos aparecen permanentemente y determinan juicios o interpretaciones que impresionan como verdaderos.


Estas son posibles alteraciones que se relacionan con lo emocional. Les damos un valor de verdad parecido a las percepciones sensoriales; si son pensamientos negativos, se tiende a suponer lo peor. Ante estas situaciones, tenemos que decir cuáles son las evidencias aceptables; es decir, en qué medida se van a concretar.


Ejemplo: si una vez a uno le fue mal en un examen, decir “yo no sirvo para esto”, “siempre me va a ir mal”, “soy un fracasado”, etc., es pensar en términos de todo o nada.


Si los pensamientos están basados más en sentimientos que en hechos, o si pensamos en términos de certeza en lugar de considerar posibilidades porcentuales, los estamos distorsionando.


Ejemplo: las personas que tienen miedo a viajar en avión por temor a un accidente, piensa: “seguro este avión se va a estrellar”. Pero si uno analiza la posibilidad estadística de que esto ocurra, es bastante menor que tener un accidente automovilístico.


Generalmente las personas que tienen distorsiones de este tipo utilizan palabras o frases extremas en términos de “todo”, “nada”, “nunca”, “jamás”...


¿Cómo lo podemos cambiar?


De distintas formas: dar explicaciones adecuadas y realistas; permitir que la persona compruebe lo erróneo de sus predicciones negativas; generar, en forma conjunta, explicaciones alternativas más realistas, más neutrales; no dejarse llevar por la emoción; ampliar la perspectiva mediante la redefinición de cada situación y reconocer que también tiene aspectos positivos; desarrollar la imaginería, la visualización positiva.


También puede hacerse con técnicas de dramatización, aprendizaje de roles y también afrontando el temor o la situación que se teme. Pero esto hay que ir haciéndolo poco a poco, gradualmente, para ir afrontando las cosas.

Creencias

Con este conjunto de pensamientos vamos modelando nuestras creencias y en muchos casos éstas pueden ser irracionales y muy arraigadas.


Éstas serían creencias equivocadas que nos vamos creando a lo largo de nuestro desarrollo y que después nos van limitando en la vida.


Esto tiene que ver con tres grandes temas. En primer término, el tema de la aceptación: sentirse aceptado, querido por los demás, que los demás aprueben lo que hacemos. “Los demás” es a partir de los padres, los familiares, otros seres queridos, etc.


El segundo tema es el de la competencia, que para muchas personas es una autoexigencia muy grande: sentirse permanentemente competente, exitoso, casi perfecto en todo lo que emprende.


El tercer tema es el de la hipernecesidad de control en todos los aspectos de la vida. Son personas que permanentemente quieren controlar; en el trabajo todo lo que sea de la oficina, y cuando está en la casa, quiere controlar todo lo que allí está pasando. Estas personas suelen decir “no quiero que los demás me digan lo que tengo que hacer”.


Todas estas creencias irracionales (tanto la de aceptación, la de competencia y la de control), pueden dominar la vida de muchas personas y generarle bastantes insatisfacciones vitales.

Trastornos de ansiedad

El expositor continúa su disertación pasando a un tema propio de su quehacer médico habitual: los trastornos de ansiedad, pues él trabaja habitualmente con personas que tienen ansiedad u obsesiones o fobias de distinta índole.


Al respecto informa que las consultas más frecuentes son de personas que sufren ataques de pánico. Este miedo o malestar intenso es producido por una hiperactivación de lo que sería el centro de alarma del cerebro. Esa sensación se acompaña de ciertos síntomas físicos que hacen creer a la persona que está por tener un ataque cardíaco. Estas crisis son repetidas e inesperadas.


¿Qué es lo que le pasa a una persona con un ataque de pánico?. Tiene un temor persistente e intenso ante la posibilidad de que le dé un ataque de nuevo y que se va a desmayar, a volverse loco o a morir. A partir de ahí, se desarrolla un miedo muy grande, miedo a andar solo, a quedarse solo, a quedar encerrado y no recibir ayuda, etc.


Es decir, hay una alteración muy importante del pensamiento emocional.


La base del tratamiento de esto, es reaprender de manera práctica a través de ejercicios que hacen que la persona normalice sus pensamientos y sus sensaciones corporales; que llegue a sentir esas sensaciones físicas sin tener miedo.


Por ejemplo, uno de los temores más importantes de una persona que tiene pánico, es a marearse y desmayarse. Para esto, un ejemplo de lo que puede hacerse es provocar el mareo ex profeso, como lo hacíamos jugando cuando éramos niños: dando vueltas.


El aprendizaje emocional, por ejemplo, por medio de estos ejercicios, sería cambiar ese miedo por las sensaciones corporales como el mareo. Este sería un ejemplo del aprendizaje emocional que utiliza este tipo de tratamientos.


Lo que se tiene que cambiar es el ciclo del miedo. Porque todas las personas se dicen a sí mismas las mismas cosas: “estoy perdiendo el control”, “voy a tener un ataque, voy a morirme”


El otro gran tema es el de la fobia social: el miedo a sentirse humillado o avergonzado en situaciones sociales. Es el tema de la timidez, de las personas que tienen dificultad para relacionarse. Es muy frecuente. Una persona de cada diez o cada ocho, sufre de esto. Se llama ansiedad social y puede ser modificado.


En estos casos, la persona es consciente de que su temor es excesivo e irracional, pero no puede superarlo. Entonces, es necesario hacer un reaprendizaje emocional para ir adquiriendo poco a poco, seguridad en uno mismo, y poder superar tanto los síntomas físicos como los psicológicos que se dan en diferentes situaciones.


Las personas que tienen fobia o ansiedad social, ante una demanda social e interacción con los demás, sienten que no van a poder cumplir; tienen temor acerca de eventos futuros; temen desempeñarse mal.


¿Cuáles son las situaciones típicas?. Ejemplos: en una entrevista para obtener un empleo, hablar con una persona considerada de autoridad o jefe; dar un examen; relacionarse con alguien del sexo opuesto; interactuar en una fiesta; hablar en un grupo; escribir delante de los demás. Pueden ser muchas las situaciones, en las cuales la persona siente que se va a desempeñar pobremente. Tiende a retraerse, a disminuir su estima, a sentirse insegura, etc.


Todo esto puede ser superado mediante el reaprendizaje emocional, con las técnicas que hemos mencionado como el aprendizaje de roles y dramatizaciones.


Reuniendo a las personas que tienen esta dificultad, se trata que vayan desempeñándose en una situación de ensayo, probando en un ambiente más seguro; se le va dando otra autoimagen.

A continuación, sigue la Dra. Nora Fusillo quien, apelando al título de la conferencia: Educabilidad e inteligencia emocional, hace una primera salvedad en lo que se refiere a educabilidad y plantea al expositor que la precedió, un interrogante basándose en los últimos estudios de indigencia y de problemas de desarrollo mental, de cómo afecta la falta de proteínas durante el embarazo para el desarrollo del hijo.

A esto responde el Dr. Cia que en el tema de hiponutrición, existen una serie de aminoácidos esenciales que hacen a la síntesis proteica, la cual tiene que ver con la memoria a largo plazo, con el desarrollo de la inteligencia y con muchas otras cuestiones. Aclara que no sólo influye la alimentación física sino también la “alimentación” afectiva y psicológica.


Todo va a redundar en que se formen redes y conexiones neuronales más complejas. Por ejemplo, en las personas que son permanentemente estimuladas, se van a formar redes neuronales más intrincadas y ante cualquier carencia, después pueden suplirla mejor que una persona que ha tenido una pobre estimulación y también una pobre alimentación.


A continuación, sigue la Dra. Fusillo aclarando que, a medida que fue preparando el tema de la conferencia, fue reuniendo en los últimos meses, una serie de notas periodísticas donde encontró informaciones como esta: a) hay 1.650.000 menores de 15 años que están bajo riesgo de desarrollo limitado, b) una de cada tres embarazadas sufre anemia.


Se refiere luego al “alimento afectivo”, y al respecto manifiesta que el último estudio que se publicó información que el 50 % de los embarazos en la Argentina no es planeado (siendo éste un tema para la cuestión del soporte afectivo). Con estos datos puede decirse que hay gente que está por debajo de ejercer el derecho humano de educarse, porque va a tener dificultades para afrontarlo.


Agrega la Dra. Fusillo que Edward de Bono, cuando estuvo en la Argentina hace poco, decía que “la educación actual desperdicia dos tercios de los talentos de los seres humanos”. También decía que ser inteligente no sólo significa saber pensar. Es como si hasta ahora hubiéramos vivido apoyados en una mitad del cerebro: la parte lógica, racional, y como si la otra mitad no existiera. Pero ahora empieza a moverse este otro enfoque.


Al respecto, la disertante aclara que va a efectuar tres abordajes: uno relacionado con la inteligencia emocional de Goleman; otro de la inteligencia exitosa de Robert Stemberg; otro de la inteligencia genial de Leonardo Da Vinci, y algo de las emociones de John Glade.

La inteligencia emocional

La Dra. Fusillo destaca el gran valor de Daniel Goleman que con su libro “Inteligencia emocional aplicada a la empresa”, llevó un concepto que estaba en una elite científica a un consumo masivo, e hizo que comenzáramos todos a reparar en este tema: tanto los educadores como los empresarios. Y esto no es poca contribución.


Este concepto de inteligencia emocional, quiere decir “ser inteligente es desde un lugar que incluye las emociones”. E introducirlo en las empresas es muy valioso aunque todavía no lo estamos notando en el corto plazo porque esto lleva tiempo. Pero la gente de recursos humanos, en algún momento, va a empezar a trabajar con este concepto y va a ir avanzando, lo cual es muy importante.


“Hay algo sobre lo cual discrepo con Goleman –dice la Dra. Fusillo– cuando él llega a hablar del manejo de las emociones ajenas o de tácticas afectivas para persuadir o influir en los otros; esto es una cuestión de valores, de soberanías”. Y luego agrega que esto les pasa también a los neurolingüistas, y que también ocurre con la ontología del lenguaje. O sea, hay veces que, si no hay un marco de valores fijado, se llega a este tipo de confusiones.


Otra cuestión es la de apoyarnos en el autocontrol, en el autodominio; apelar a lo volitivo como respuesta. Esto sigue siendo débil para uno. Más bien hay que apelar a las armonías internas que se crean desde otros espacios, empezando por el reaprendizaje por medio de técnicas como la de visualización creativa.


Es decir, hay formas de llegar a conectarnos con la intuición, la creatividad y la innovación, que son recursos más genuinos que el hecho de ponerle más control al control, ya que en este último caso tendríamos que apelar a lo volitivo.

La inteligencia exitosa

En cuanto al enfoque de la inteligencia exitosa, Stemberg parte de una fórmula más amplia que incluye la inteligencia. Este autor hace un trabajo muy importante para revisionar lo que se refiere al cociente intelectual y a los famosos tests de inteligencia.


El foco ha sido apuntarles a esas formas de medición que se usan no sólo en recursos humanos, sino también en las escuelas para la admisión, y que se centran todavía en el cociente intelectual.


Stemberg empieza diciendo que la inteligencia que nos conduce al triunfo es distinta, tanto del cociente intelectual como de la inteligencia emocional. Este autor nos dice que hay tres aspectos: el creador, el práctico y el analítico. Es decir, hay tres tipos de pensamientos.


Y agrega que, quienes poseen estos tres tipos de pensamientos, son personas motivadas, autocontroladas (pero no por imposición), perseverantes e independientes, pues disponen del saber práctico necesario para encontrar la manera de superar sus limitaciones. Son personas que hacen un análisis de sus fortalezas y sus debilidades; lo tienen claro, porque su seguridad y autoestima les permite hacerlo. Poseen, además, una inteligencia que se puede medir y desarrollar.


Explica Stemberg, que tener una inteligencia exitosa es pensar bien de tres maneras diferentes:

1) La inteligencia analítica la define como la que se usa para resolver problemas; implica la dirección consciente de nuestros procesos mentales para encontrar una solución a un problema.

2) La inteligencia creativa es la que estaría implicando al hemisferio cerebral derecho, y se usa para decidir cuál es el problema a resolver.

3) La inteligencia práctica se usa para llevar a la práctica las soluciones. Es salir de la inteligencia emocional. Es como una cuestión más integradora. Edward de Bono la venía trabajando desde otro lugar, como aparece en su libro “Seis sombreros para pensar”.

Stemberg dice que las personas con inteligencia exitosa no establecen fórmulas ni determinan nada; simplemente incuban. Esto significa que, enfrentados a un problema lo analizan detenidamente y luego usan estrategias creativas para encontrar la solución.

La resolución de conflictos es creatividad; en vez de reaccionar frente a una ofensa o agresión de otros, responder implica creatividad. Resolución de conflictos implica creatividad.


Este autor dice que la gente tiene un cociente intelectual pero que éste no cuenta. Ante esto reflexionamos: ¡cuánto tiempo hemos estado basándonos en el cociente intelectual, en los famosos tests de medición de la inteligencia!.


El peligro de esto reside en que pasamos por alto mucha gente talentosa en distintos campos de estudio, simplemente por la manera en que medimos la inteligencia. En las escuelas hay un cierto nivel de chicos que cae en una franja donde se los considera como menos hábiles, cuando en realidad, tienen habilidades diferentes; y que en vez de integrarlos, los separamos.


Por otra parte, están los que se exceden; son los hiperquinésicos, los que se aburren. A éstos tampoco los podemos integrar, porque estamos haciendo las cosas dentro de una franja muy limitada.


Si pensamos en la escolaridad como preparación para el mundo del trabajo, debiéramos preguntarnos si se requiere y se desarrolla el pensamiento creador. Los que están trabajando mediante la psicogénesis en el jardín de infantes y en la primaria, van bien; pero esto se fractura bastante en el secundario. Hay honrosas excepciones, pero allí –en el secundario-, se vuelve a la repetición, a la memoria, al monólogo.


La mayor parte de los trabajos deberían producir ideas propias a fin de mantener la competitividad y dejar de repetir memorísticamente, como se sigue siendo. Parece ser que se trabaja más la repetición, la memoria, en vez del posicionamiento, saber elegir, o sostener una ponencia; aún hoy, esto sigue siendo poco frecuente.


La ironía reside en que lo que es mejor para el individuo, es mejor para la organización. El desarrollo personal es determinante del desarrollo profesional. Se puede ser un buen técnico, pero si no se tiene las habilidades sociales, comunicacionales, relacionales en general, de trabajo en equipo, no se está al día con los requerimientos actuales.


En el pasado, con pleno empleo, uno decía: “qué pena esta persona que es tan capaz y sin embargo no hace carrera en la empresa”. Pero en fin, tenía trabajo aunque no estaba al nivel de su preparación. Actualmente, este tipo de gente se cae del sistema y tampoco tiene la fuerza para abocarse a la tarea de hacer emprendimiento.


Por eso, este tema de replantarnos las cosas en estos momentos de crisis, como todas las crisis, es la oportunidad de ir a fondo en una cantidad de cosas que estaban tapadas, pero que siempre existieron.


Y pensar en este conjunto amplio de habilidades no sólo beneficia al individuo sino que también lo hace en cualquier organización que integre. Le genera a la persona calidad de vida, armonía interna, que se irradia al grupo de trabajo y a la organización, lográndose la excelencia como consecuencia.


Esto es lo que la gente de empresa, con el tiempo, va a llegar a traducir realmente en hechos cuando se preocupe en trabajar en el desarrollo personal. Todavía se preocupa más por lo técnico, porque es más seguro; lo otro significa que nos exponemos ante nuestros pares; el lugar de la empresa resulta también un medio difícil para desarrollar estas habilidades por los problemas de competencia que vivimos.


De todos modos, es algo que de a poco va ir desarrollándose con el transcurso del tiempo.


La doctora Fusillo manifiesta también que la inteligencia es modificable. Habría que apostar a lo que se tiene de base, y tomarlo como piso y no como techo, para el desarrollo personal.


En el ámbito escolar, se tiende a premiar lo que no son habilidades importantes para la vida futura. Por ejemplo, en las evaluaciones hacemos foco donde no está el foco, que es la temática que nos ocupa, y se desalienta a muchos talentosos y creativos, que tal vez sean más ansiosos e inquietos que otros en el aula.


El docente a veces no está preparado, no tiene suficientes recursos de formación para poder advertirlo y llevar a cabo las acciones correspondientes.


La Dra. Fusillo agrega que las personas con inteligencia exitosa se hacen cargo de sus fuerzas y debilidades, capitalizando las primeras y corrigiendo las segundas. ¿Cómo hacerlo?. Con autoestima. Hay un trabajo de reconocimiento que se debería trabajar en la escuela.

Algo más sobre las emociones

A continuación, la disertante habla de los libros y seminarios dictados por John Glade sobre la mal llamadas emociones negativas, porque a veces nosotros nos anclamos tratando de evitar la tristeza queriendo escapar de ella.


En realidad, las emociones están ahí para que le encontremos la causa para poder resolverlas enfrentándolas.


Al respecto, este autor dice que hay emociones que sanan, por ejemplo, la furia, el enojo, la tristeza. Son puertas a abrir. Frente a la emoción, la reconozco y me pregunto: “¿qué me está pasando?; ¿por qué me siento así?”. Es decir, hago un trabajo de inteligencia emocional; trabajo la emoción desde adentro mío y no se la traslado al otro; de esta manera, voy a volverme mucho más tolerante.


Cuando aprenda a hacer este tipo de manejos internos –pero no como autocontrol sino como proceso-, voy a favorecer una especie de efecto de purgar, como de sacármelo del cuerpo.


También están las emociones que verdaderamente detienen, pero que es necesario reconocerlas: cuando uno se siente con resentimiento o se tiene odio. Éstas son emociones que bloquean, pero que hay que reconocerlas y no escaparles. Siempre hay que llegar a tomar conciencia para reaprender y salir de allí.


Otra emoción es el miedo. Éste, en cierta forma, es preservador, nos defiende en la vida. Pero cuando se dispara, algo está pasando.


El dolor es también válido, pero lo que es innecesario es el sufrimiento. Esto no lo dice sólo este autor; también lo dice Anthony De Melo, porque es prolongar el estado de dolor. El dolor es inevitable, pero lo importante es no quedarse aferrado a él.


La Dra. Fusillo remarca que, aceptar nuestra vulnerabilidad es lo que nos va a hacer fuertes. La fortaleza surge de convivir con nuestras debilidades, aceptándolas. Hay que inventariar tanto las fortalezas como las debilidades.
Siempre nos cuestionamos por lo que aún no logramos, en vez de valorarnos por lo que sí hemos logrado. Hay autores que sostienen que es importante expresar las emociones en vez de reprimirlas, pero con la condición de respetar al otro; ser fiel a lo que uno siente pero no agredir al otro.


Vuelve sobre el tema de trabajar las cuatro emociones: la furia, la vergüenza, la culpa y la tristeza. ¿Cómo las cambiamos?. La fuerza de la furia la uso para pasarla a positivo. Respecto de la vergüenza, debo preguntarme ¿por qué avergonzarme?; por qué no decir: estoy aprendiendo, mañana me va a salir mejor y hoy me fue mejor que ayer pues aprendo de mis errores. En el tema de la culpa, si me acepto imperfecto, ya supero esa culpa. En cuanto a la tristeza, se resuelve agradeciendo el don de la vida.

La inteligencia genial

Ésta fue, sin duda, la de Leonardo Da Vinci. En ella interviene la curiosidad; esa avidez hasta casi la voracidad, por buscar, investigar, de ir por más, de no conformarse. Después se trabaja en la demostración; en comprobar cosas. Aquí es donde funciona la intuición y cuando la idea se va acercando.
Puede asegurarse que Da Vinci es el ejemplo de la integración perfecta de lo artístico y lo científico. Ninguno tiene preponderancia sobre el otro; es como un equilibrio de la lógica y la imaginación. Por otra parte, se tiene el reconocimiento de la interconexión de todas las cosas y de todos los fenómenos que ubica el pensar en términos de sistema.


Por todo esto, Leonardo es intemporal, porque los genios son intemporales.
Con este tema se dieron por terminadas las exposiciones, desarrollándose a continuación, un espacio destinado a contestar las preguntas formuladas por los presentes. Finalizó la reunión con un agradecimiento a los oradores por su valiosa participación, en nombre del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de la Ciudad Antónoma de Buenos Aires.

Fecha de publicación: 14/07/03

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