Resumen
El objetivo de este trabajo es analizar críticamente a las ideas neoliberales, porque es
a partir de esta reflexión que podremos crear y concebir un modelo alternativo (al modelo
neoliberal) que permita que la humanidad se desarrolle en una economía ecológica con
sustentabilidad política y compatibilidad ambiental, a escalas espaciales y temporales
más amplias, que contemplen los deseos y los derechos de las generaciones futuras, en la
tierra entendida como totalidad compleja físico-biológico-antropológica. Se analiza la
relación democracia/dictadura y las categorías enemigo/adversario y se discute la
pretensión neoliberal de plantearse como La Verdad. Además, se señalan,
como dos elementos que podrían minar la viabilidad del neoliberalismo en el largo plazo,
la resistencia social popular organizada y la incapacidad de los detentores del poder para
producir discursos persuasivos. Se realiza una breve reflexión acerca de la formación de
los economistas y de la necesidad de que se comience a pensar en términos
transdisciplinares. Finalmente, propone la Economía Ecológica que se funda en la
solidaridad, la equidad, la paz, la diversidad y la aceptación del otro como un legítimo
conviviente.
Introducción
El objetivo de este trabajo es analizar críticamente a las ideas neoliberales, porque es
a partir de esta reflexión que podremos crear y concebir un modelo alternativo (al modelo
neoliberal) que permita que la humanidad se desarrolle en una economía ecológica con
sustentabilidad política y compatibilidad ambiental, a escalas espaciales y temporales
más amplias, que contemplen los deseos y los derechos de las generaciones futuras, en la
tierra entendida como totalidad compleja físico-biológico-antropológica. El lema de
este IV Encuentro Internacional de Economía, La
Construcción de una Economía Solidaria basada en la Justicia, la Libertad y la Paz,
nos advierte acerca de la necesidad de cuestionar y re-plantear nuestra propia práctica
profesional y de reflexionar acerca de nuestra responsabilidad en la formación de los
futuros economistas. Es necesario que dejemos de ser economistas puros y que transitemos
hacia campos transdisciplinarios.
Las
oposiciones que neoliberalismo genera
La Construcción de una Economía Solidaria basada en la
Justicia, la Libertad y la Paz exige concebir un modelo alternativo al
modelo neoliberal. En este sentido, necesitamos analizar críticamente los principales
rasgos de este programa. Así, consideraré algunas de las tensiones supuestamente
no-resolvibles dentro de la concepción Popperiana-Hayekiana de la Economía y discutiré
su supuesta inevitabilidad y su supuesta no-resolubilidad.
El neoliberalismo es un concepto múltiple y difuso. Si bien conocemos (y sufrimos) sus
efectos e instrumentos, en términos analíticos su manipulación es compleja. En este
sentido, me gustaría destacar la valiosa contribución del Doctor Ricardo Gómez en
elucidar, sistematizar y criticar la concepción de las ciencias sociales, en
especial de la economía, que subyace a las políticas neoliberales ahora dominantes en
los países del mundo occidental (195).
De acuerdo con Gómez (1995, 169-177), y destaco mi total acuerdo con el análisis que
realiza, el neoliberalismo económico (que Popper y Hayek comparten) satisface un conjunto
de supuestos, que exceden los límites de la ciencia económica y en los que se pone de
manifiesto una determinada concepción de sociedad y de hombre:
1. Toda realidad, y en particular la realidad social, es un
conjunto que resulta del agregado de elementos interrelacionados por relaciones que operan
exclusivamente entre dichos elementos individuales. |
|
2.
La sociedad es sólo el nombre del conjunto de los individuos que la componen,
ligados entre sí especialmente por un sistema de tradiciones homogéneas. |
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3. El ser humano es
básicamente un ser egoísta, consumidor y propietario de sus bienes. |
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4.
El ser humano es un ser de tradiciones, la primera, la que resulta de su
naturaleza básicamente egoísta, la segunda, la de la ciencia. (Es el resultado de reunir
más sistemáticamente los dos supuestos anteriores). |
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5. Los seres humanos son
naturalmente desiguales. La única igualdad válida es la igualdad política ante el mercado y
la ley. |
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6. La libertad es abstracta,
individual y negativa. |
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7. El mercado es el único
ordenamiento racional y la planificación es irracional. |
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8.
La democracia es el sistema político recomendable en tanto no interfiera con
el funcionamiento del libre mercado. |
|
9. La sociedad capitalista
neoliberal es insuperable. |
Pero este
conjunto de supuestos en los que se fundamenta el neoliberalismo da lugar a cuatro
oposiciones:
1. Libertad estricta de mercado | Intervencionismo
2. Democracia | Dictadura
3. Justicia social | Gastos en represión
4. Mercado libre perfecto no-utópico | Planificación perfecta utópica |
Consideraré
el binomio Democracia/Dictadura como la oposición central, aunque las otras oposiciones
están íntimamente imbricadas y es difícil hablar de cualquiera de ellas sin hacer
referencia a las demás.
El neoliberalismo real necesariamente genera tensiones: necesita evitar
que el estado se transforme en un estado intervencionista y necesita un poder estatal
mayor que sea capaz de acallar los reclamos de aquellos que exigen la intervención del
estado en la economía. Esto último sucede una vez que se producen problemas y
desequilibrios, especialmente a nivel social, causados justamente por el intento de hacer
que el mercado funcione libremente y sin restricciones. Si se continúa con esta línea de
argumentación, se concluye que no queda fuera, al menos en principio, la necesidad de un
gobierno con poderes absolutos, es decir de una dictadura (Gómez, 1995, 180).
Argentina se presenta como un ejemplo complejo en el sentido de que pueden
observarse los diversos componentes del modelo de la aplicación de políticas
neoliberales, en diferentes contextos: con las juntas militares, dictadura; con la
presidencia del Dr. Menen, populismo; y con la del Dr. De la Rúa, democracia formal,
también podríamos decir democracia restringida. En las tres situaciones, las
elites políticas locales se desempeñan como implementadores autóctonos de las
políticas centrales (Coraggio, 20) y, en el caso extremo de la dictadura (hablamos
de dictadura, porque viola la legislación que estaba vigente), se trata más bien de una
administración dictatorial, el dictador es apenas el ejecutor de una política económica
neoliberal en la que ni él (ni su equipo económico) ha tenido ninguna participación; no
sólo en el momento de la definición sino ni siquiera en la adaptación al contexto en el
que será aplicada.
Para el neoliberalismo es central la cuestión de la gobernabilidad; es decir,
la capacidad del estado (sea dictatorial, populista o demócrata formal) para contener los
reclamos sociales, porque el crecimiento económico neoliberal implica necesariamente una
concentración acumulación de riqueza y de poderes de decisión y un aumento
de las distancias sociales, hasta colocar a una parte cada vez más grande de la
población en un situación de exclusión social casi total: recorte del gasto público
social; políticas sociales focalizadas con reasignación de recursos entre niveles del
mismo sector; contracción de la cobertura; programas compensatorios de cortísimo plazo
(subsidios, planes trabajar mensuales o semestrales, etc.); disminución del
costo de la fuerza de trabajo; precarización de las relaciones laborales; creciente
expansión y profundización de la pobreza (cada vez hay mayor cantidad de pobres y los
pobres son cada vez más pobres).
Pero un alto nivel de desigualdades no es funcional al modelo, porque lo tornaría
ilegítimo; la solución engañosa del gobierno consiste en recrear el clima social y
promover la organización de la sociedad, de tal forma que ella misma resuelva
los problemas (con el menor gasto posible del Estado); en otras palabras, la
descentralización como desestatización de los servicios sociales.
Una democracia auténtica (aún antes de plantear su radicalización) implica la
constitución de una ciudadanía sustantiva, en el sentido de que, a cambio de
su participación y su contribución para el progreso de la sociedad se le garanticen
derechos políticos, civiles y sociales. En resumen, se trata de constituir personas
libres, autónomas, solidarias y dispuestas a participar en la defensa de la justicia y el
gobierno de la sociedad, aún cuando esta participación sea indirecta. En
este sentido, el individualismo sui generis que plantea el neoliberalismo, es
individualismo sólo para algunos. Es decir, sólo algunos podrán llegar a ser ciudadanos
plenos; el resto debería conformarse con una ciudadanía restringida o de baja
intensidad. Este modelo trae no sólo la exclusión social, sino que intenta la reducción
del imaginario social y la destrucción de las individualidades: ¿Cómo construir la
individualidad si se traban y ahogan las condiciones de vida?
Una tercera dificultad es que ni siquiera en el caso de la democracia formal se trata de
una democracia pluralista, porque el neoliberalismo no sólo promueve una baja
participación política de los ciudadanos (ciudadanos que cada vez tienen menos de los
atributos que los constituyen como ciudadanos) sino que anula la política; dicho de otro
modo, anula la posibilidad de debatir desde diferentes posiciones, no acepta que el otro
tiene derecho a pensar diferente, no debate las ideas del otro. Si existe sólo una
posición válida, entonces la política deja de existir.
En este sentido, parecen importantes las reflexiones de Chatall Mouffe (14):
... distinguir entre lo político ligado a la dimensión
de antagonismo y hostilidad que existe en las relaciones humanas, antagonismo que se
manifiesta como diversidad de las relaciones sociales y la política,
que apunta a establecer un orden, a organizar la coexistencia humana en condiciones que
son siempre conflictivas, pues están atravesadas por lo político. A fuerza
de querer privilegiar el vivir conjuntamente, propio de la polis, dejando de lado el
pólemos, es decir, el antagonismo y el conflicto ... se pierde la posibilidad de
aprehender la especificidad de la política democrática. El objetivo de la política
democrática no reside en eliminar las pasiones ni en relegarlas a la esfera privada, sino
en movilizarlas y ponerlas en escena de acuerdo con los dispositivos agonísticos que
favorecen el respeto al pluralismo.
La idea de exterior constitutivo ocupa un lugar decisivo en el
argumento de Mouffe, pues, al indicar que la condición de existencia de toda identidad es
la afirmación de una diferencia, la determinación de un otro que le servirá
de exterior, permite comprender la permanencia del antagonismo y sus
condiciones de emergencia. En efecto, en el dominio de las identificaciones colectivas, en
que se trata de la creación de un nosotros por la delimitación de un ellos,
siempre existe la posibilidad de que esta relación nosotros/ellos se
transforme en una relación de amigo/enemigo, es decir, que se convierta en un
antagonismo. Continúa Mouffe (16):
Lo que caracteriza una democracia pluralista en tanto forma especial del
orden político es la instauración de una distinción entre las categorías de enemigo
y de adversario. Esto significa que, en el interior del nosotros que
constituye la comunidad política, no se verá en el oponente un enemigo a abatir, sino un
adversario de legítima defensa y al que se debe tolerar. Se combatirán con vigor sus
ideas, pero jamás se cuestionará su derecho a defenderlas.
(...)
Una vez que hemos distinguido de esta manera entre antagonismo (relación con el enemigo)
y agonismo (relación con el adversario), podemos entender porqué el enfrentamiento
agonal, lejos de representar un peligro para la democracia, es realidad su
condición misma de existencia. Por cierto que la democracia no puede sobrevivir sin
ciertas formas de consenso..., pero también debe permitir que el conflicto se exprese, y
eso requiere la constitución de identidades colectivas en torno a posiciones bien
diferenciadas. Es menester que los ciudadanos tengan verdaderamente la posibilidad de
escoger entre alternativas reales.
Bajo el programa neoliberal, una de las dimensiones de la cuestión social,
la económica, se expande y se hiper-privilegia con tal fuerza, que ahoga a las otras dos
dimensiones, la política y cultural, que pasan a tener un carácter subsidiario,
dependiente-subordinado, instrumental, débil y manipulado. Y justamente el tipo de
economía que promueve trae en su interior su crisis: la globalización, la
internacionalización de la economía, el aumento de la deuda externa, el megamercado
financiero con operaciones y colocaciones de corto plazo; todo desvinculado del sector
real de la economía (sin producción real de bienes).
Nuestras críticas apuntan hacia las ideas neoliberales, que establecen los parámetros y
la agenda de las políticas económicas a nivel mundial; al neoliberalismo que se presenta
como la única teoría con proposiciones intelectuales efectivas para el ordenamiento de
las economías capitalistas modernas .
Retomamos las afirmaciones de Mouffe (16):
La democracia sólo puede existir cuando ningún agente social está en
condiciones de aparecer como dueño del fundamento de la sociedad y representante de la
totalidad. Por tanto, es menester que todos reconozcan que no hay en la sociedad lugar
alguno donde el poder pueda eliminarse a sí mismo en una suerte de indistinción entre
ser y conocimiento... Esto significa que no puede considerarse democrática la relación
entre los diferentes agentes sociales sino a condición de que todos acepten el carácter
particular y limitado de sus reivindicaciones. En otros términos, es menester que
reconozcan que sus relaciones mutuas son relaciones de las que es imposible eliminar el
poder.
Sin embargo, las oposiciones señaladas por Gómez, que el propio
neoliberalismo genera, permiten vislumbrar dos elementos que podrían minar su viabilidad,
en el largo plazo: la resistencia social popular organizada (como respuesta contra el
estado represor y contra la desintegración social que provoca la pauperización de
grandes sectores de la población) y, en segundo lugar, la incapacidad creciente de los
detentores del poder en producir discursos persuasivos y convincentes acerca de las
virtudes y de los resultados que el modelo promete , agravado por los costos crecientes
asociados al proyecto neoliberal.
La
Verdad y el supuesto de sistematicidad
La propuesta neoliberal, al plantearse como La Verdad, proclama el fin de las
ideologías y coloca cualquier propuesta alternativa en el lugar de la Falsedad. Es
preciso sin embargo estar atentos ante propuestas alternativas que para oponerse al
neoliberalismo, se presentan también como La Verdad. Esto nos permite reflexionar acercar
del supuesto de sistematicidad. El supuesto
de sistematicidad de la concepción tradicional de la ciencia refiere a un conjunto de
sentencias organizadas deductivamente, que componen una teoría científica. Si bien entre
los científicos hay divergencias, en cuanto al tipo de organización, este supuesto es
innegociable, porque una teoría científica es algo organizado de una determinada manera.
En la década del 30 del Siglo XX, cae completa y definitivamente la idea de que, en
principio, la capacidad de sistematización no tenía límites apriorísticos: con
talento, suerte y tiempo era posible sistematizar todas las verdades de una teoría. Esto
no implica la necesidad de abandonar la sistematicidad deductiva; lo que sí colapsa es
una vieja utopía, la pretensión monística de un sistema de verdades único.
A partir del señalamiento que Hilbert realiza, en el 2° Congreso de Matemática de
París de 1900, acerca de la necesidad de probar la consistencia de la Aritmética, fueron
evaluadas las propiedades metateóricas de la sistematicidad consistencia,
independencia, completitud, decidibilidad y categoricidad de la Aritmética. ¿Por
qué la Aritmética? Porque el sistema de los número naturales es el sistema matemático
inicial. Esto fue (y es) fundamental para todas las teorías que usaban (y que continúan
usando) la Aritmética en otras palabras, teorías en cuyo dominio de
interpretación están los números naturales, porque si la Aritmética no satisface
alguno de los requisitos metateóricos (como fue probado) , esta situación se traslada a
la Teoría cuya sistematicidad está siendo evaluada; esto impone una nueva limitación en
la capacidad de sistematizar las verdades de una Teoría que presuponga la Aritmética.
Tabla 1. Propiedades Metateóricas de la Sistematicidad de
la Aritmética
|
Propiedades Metateóricas
de la Aritmética |
|
Consistencia |
Completicidad |
Decibilidad |
|
Prueba
finitística |
Prueba
no-finitística |
Sintáctica |
Semántica |
----- |
No hay prueba |
Sí |
No |
No |
No |
|
|
Fuente: Adaptado de Gómez, R. Las Teorías
Científicas. Capítulo IV, pág. 383. |
Como sostiene Gómez , suele
afirmarse apresuradamente que los metateoremas de Göedel muestran el fracaso, o
limitación de los formalismos y del método axiomático. Todo lo contrario. Si bien los
metateoremas obligan a reconsiderar los límites y alcances del método axiomático, no
estatuyen que hay un límite y alcance determinado más allá del cual no se pueda avanzar
sino que promueven la búsqueda de nuevos principios y recursos. O sea no se ha mostrado
que el método axiomático es erróneo sino que es perfectible. En otras palabras,
no implican la ruptura entre Verdad y Prueba; no se niega que podamos sistematizar; no se
niega que lo mejor es un sistema deductivo; no se niega que lo que vamos probando tiene
pretensión de verdad; lo que sí se rompe es la relación Verdad-Prueba vía unicidad. La
relación Verdad-Prueba es plural.
Mencionamos sintéticamente las principales modificaciones sugeridas al supuesto de
sistematicidad. Los términos de una teoría no son más indefinibles, indemostrables y
absolutos; ahora son indefinidos, indemostrados y relativos al sistema donde estamos
trabajando. Lo que se define o no se define es asunto de convención y es relativo a la
convención establecida. Existen muchas maneras de codificar un conjunto de verdades.
Partimos de conjeturas y no de verdades. Tenemos provisionalidad y no certeza.
Todas estas modificaciones sugeridas al supuesto de sistematicidad son adecuadas para las
Ciencias Sociales, en general, y para la Economía, en particular, desde que se propongan
como teorías críticas, porque permiten entender que todo modelo socio-económico es
incompleto, dado que no sólo no se pueden probar todas las verdades del dominio que se
está estudiando, sino que no se pueden probar, por lo menos, las verdades políticamente
más importantes. Sin embargo, la supuesta teoría neoliberal sigue pretendiendo que en
Economía existen verdades únicas, reales y concretas que no pueden ser interpretadas de
otra manera, como si solo existiese una única solución y teoría posible; a modo de
ejemplo relativamente reciente, baste recordar los discursos del Presidente De la Rúa,
del Ministro de Economía Cavallo y del Jefe de Gabinete Colombo diciendo el 16 de julio
del 2001 que, dada la situación de Argentina, la única alternativa posible era el
ajuste, descalificando en nombre de la Ciencia a diferentes actores sociales
que habían presentado otras propuestas para mencionar sólo algunas: desde una
posición de renegociar el pago de la deuda (dado que la Argentina detenta el 25% de la
deuda de los países emergentes), hasta reducir las jubilaciones de privilegio superiores
a los $1 500, establecer un tope salarial de $3 700 en la administración pública,
aplicar un impuesto a las transacciones financieras, exigir que las ex-empresas del estado
actualmente privatizadas realicen los aportes patronales, re-estatizar los aportes de las
Aseguradoras de Fondos de Pensión-AFJP.
Las verdades únicas acaban con la posibilidad de seguir investigando en otras
direcciones, porque las verdades absolutas no se pueden discutir, es como impedir el
crecimiento y la posibilidad de hacer ciencia. Este discurso político-económico deriva
en una comprensión restringida de las Ciencias Sociales (y de la Economía), porque parte
de una lectura que pretende principios evidentes, verdaderos, absolutos y, en Ciencias
Sociales, se trabaja con algo que se va construyendo, no se puede partir de principios
fijos e inamovibles, que funcionan como lecho de Procusto. En Educación, pueden
encontrarse marcas semejantes en los marxistas estructuralistas de la Teoría de la
Reproducción , que pretenden un nivel de sistematicidad como definido originalmente sin
provisionalidad (y por eso acaban en una dominación total) y al final construyen un
edificio incuestionable e inmodificable desde todo punto de vista; en ese sentido, no
existe alternativa, la dominación es total y perfecta, porque (desde esta Teoría) la
ideología es lo que constituye al sujeto-persona y ese sujeto (con ese piso
incuestionable) nunca podría rebelarse.
La formación de los
economistas
Durante la formación de los economistas el adiestramiento de los nuevos
mandarines económicos, según la expresión de Hunt & Schwartz (26), en
general, no se dan las armas para hacer una crítica o para ser críticos, ni están a
disposición de los alumnos las críticas existentes. Aún en el caso de que en la carrera
se incluyan cursos optativos que presenten enfoques alternativos Marx, Baran,
Sweezy, Sraffa, Kalecki, Dobb, etc. el resultado es que las críticas quedan
razonablemente circunscriptas a ese seminario y no alcanzan a contaminar los
principales cursos de teoría económica.
En mi experiencia personal, como estudiante de Economía a pesar de que el estudio y
los exámenes dejan poco tiempo disponible para pensar, para evaluar, para buscar y
considerar otros argumentos planteaba dudas y críticas, sin embargo las respuestas
que recibía provenían invariablemente de la misma teoría económica convencional. En la
formación de los economistas, esta visión es introducida no como una concepción del
mundo, sino como si fuera La Verdad. Debo reconocer que, en general, estas
descripciones e interpretaciones ortodoxas, no sólo no chocaban con la ideología de la
mayoría de mis colegas, sino que reforzaba, formalizaba y brindaba visos de seriedad y
racionalidad científica a sus creencias.
A modo de conclusión
La dificultad de los economistas reside en que fuimos formados y habituados a razonar de
acuerdo con la teoría económica convencional, la síntesis
neoclásica-neokeynesiana; animarse a reflexionar y actuar con teorías alternativas
no es nada sencillo; sólo con un esfuerzo decidido y consciente es posible criticar la
visión neoliberal. No sólo porque es más fácil y más cómodo seguir con la
tradición, en el terreno conocido de la ciencia normal convencional; sino
porque, en realidad, ni nos prepararon ni nos animamos a pensar en cuáles serían estas
nuevas premisas; en rigor, ni siquiera nos atrevemos a imaginarnos cómo sería pensar
desde nuevas teorías, porque nos colocaríamos en un lugar de riesgos, dejaríamos de ser
economistas puros, necesitaríamos ir más allá de nuestro campo puramente económico,
necesitaríamos pensar en términos transdisciplinares, con su doble precio: por un lado,
el desafío intelectual; por el otro, un enfrentamiento con los intereses académicos
establecidos. Sin embargo, debemos dejar nuestro lugar confortable, tenemos la obligación
de tomar este desafío, la situación lo reclama. Como afirma Quiroga Martínez,
necesitamos reflexionar sobre las consecuencias del quehacer humano en el colectivo
y su entorno, por eso proponemos la Economía Ecológica [que] se nutre de una
axiología que estimula la solidaridad, la equidad, la paz, la diversidad y la aceptación
del otro como un legítimo conviviente. |