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Algunas reflexiones críticas acerca del neoliberalismo
Autora: Dra. LE María Guzmán
Miembro de la Comisión
de Actuación Profesional de Licenciados en Economía

Resumen

El objetivo de este trabajo es analizar críticamente a las ideas neoliberales, porque es a partir de esta reflexión que podremos crear y concebir un modelo alternativo (al modelo neoliberal) que permita que la humanidad se desarrolle en una economía ecológica con sustentabilidad política y compatibilidad ambiental, a escalas espaciales y temporales más amplias, que contemplen los deseos y los derechos de las generaciones futuras, en la tierra entendida como totalidad compleja físico-biológico-antropológica. Se analiza la relación democracia/dictadura y las categorías enemigo/adversario y se discute la pretensión neoliberal de plantearse como “La Verdad”. Además, se señalan, como dos elementos que podrían minar la viabilidad del neoliberalismo en el largo plazo, la resistencia social popular organizada y la incapacidad de los detentores del poder para producir discursos persuasivos. Se realiza una breve reflexión acerca de la formación de los economistas y de la necesidad de que se comience a pensar en términos transdisciplinares. Finalmente, propone la Economía Ecológica que se funda en la solidaridad, la equidad, la paz, la diversidad y la aceptación del otro como un legítimo conviviente.

Introducción

El objetivo de este trabajo es analizar críticamente a las ideas neoliberales, porque es a partir de esta reflexión que podremos crear y concebir un modelo alternativo (al modelo neoliberal) que permita que la humanidad se desarrolle en una economía ecológica con sustentabilidad política y compatibilidad ambiental, a escalas espaciales y temporales más amplias, que contemplen los deseos y los derechos de las generaciones futuras, en la tierra entendida como totalidad compleja físico-biológico-antropológica. El lema de este IV Encuentro Internacional de Economía, La Construcción de una Economía Solidaria basada en la Justicia, la Libertad y la Paz, nos advierte acerca de la necesidad de cuestionar y re-plantear nuestra propia práctica profesional y de reflexionar acerca de nuestra responsabilidad en la formación de los futuros economistas. Es necesario que dejemos de ser economistas puros y que transitemos hacia campos transdisciplinarios.

Las oposiciones que neoliberalismo genera

La Construcción de una Economía Solidaria basada en la Justicia, la Libertad y la Paz exige concebir un modelo alternativo al modelo neoliberal. En este sentido, necesitamos analizar críticamente los principales rasgos de este programa. Así, consideraré algunas de las tensiones supuestamente no-resolvibles dentro de la concepción Popperiana-Hayekiana de la Economía y discutiré su supuesta inevitabilidad y su supuesta no-resolubilidad.

El neoliberalismo es un concepto múltiple y difuso. Si bien conocemos (y sufrimos) sus efectos e instrumentos, en términos analíticos su manipulación es compleja. En este sentido, me gustaría destacar la valiosa contribución del Doctor Ricardo Gómez en elucidar, sistematizar y criticar la “concepción de las ciencias sociales, en especial de la economía, que subyace a las políticas neoliberales ahora dominantes en los países del mundo occidental” (195).

De acuerdo con Gómez (1995, 169-177), y destaco mi total acuerdo con el análisis que realiza, el neoliberalismo económico (que Popper y Hayek comparten) satisface un conjunto de supuestos, que exceden los límites de la ciencia económica y en los que se pone de manifiesto una determinada concepción de sociedad y de hombre:

1. Toda realidad, y en particular la realidad social, es un conjunto que resulta del agregado de elementos interrelacionados por relaciones que operan exclusivamente entre dichos elementos individuales.
2. La sociedad es sólo el nombre del conjunto de los individuos que la componen, ligados entre sí especialmente por un sistema de tradiciones homogéneas.
3. El ser humano es básicamente un ser egoísta, consumidor y propietario de sus bienes.
4. El ser humano es un ser de tradiciones, la primera, la que resulta de su naturaleza básicamente egoísta, la segunda, la de la ciencia. (Es el resultado de reunir más sistemáticamente los dos supuestos anteriores).
5. Los seres humanos son naturalmente desiguales. La única igualdad válida es la igualdad política ante el mercado y la ley.
6. La libertad es abstracta, individual y negativa.
7. El mercado es el único ordenamiento racional y la planificación es irracional.
8. La democracia es el sistema político recomendable en tanto no interfiera con el funcionamiento del libre mercado.
9. La sociedad capitalista neoliberal es insuperable.

Pero este conjunto de supuestos en los que se fundamenta el neoliberalismo da lugar a cuatro oposiciones:

1. Libertad estricta de mercado | Intervencionismo
2.
Democracia | Dictadura
3.
Justicia social | Gastos en represión
4.
Mercado libre perfecto no-utópico | Planificación perfecta utópica

Consideraré el binomio Democracia/Dictadura como la oposición central, aunque las otras oposiciones están íntimamente imbricadas y es difícil hablar de cualquiera de ellas sin hacer referencia a las demás.

El neoliberalismo “real” necesariamente genera tensiones: “necesita evitar que el estado se transforme en un estado intervencionista y necesita un poder estatal mayor que sea capaz de acallar los reclamos de aquellos que exigen la intervención del estado en la economía. Esto último sucede una vez que se producen problemas y desequilibrios, especialmente a nivel social, causados justamente por el intento de hacer que el mercado funcione libremente y sin restricciones. Si se continúa con esta línea de argumentación, se concluye que no queda fuera, al menos en principio, la necesidad de un gobierno con poderes absolutos, es decir de una dictadura” (Gómez, 1995, 180).

Argentina se presenta como un ejemplo complejo —en el sentido de que pueden observarse los diversos componentes del modelo— de la aplicación de políticas neoliberales, en diferentes contextos: con las juntas militares, dictadura; con la presidencia del Dr. Menen, populismo; y con la del Dr. De la Rúa, “democracia formal”, también podríamos decir “democracia restringida”. En las tres situaciones, las elites políticas locales se desempeñan “como implementadores autóctonos de las políticas centrales” (Coraggio, 20) y, en el caso extremo de la dictadura (hablamos de dictadura, porque viola la legislación que estaba vigente), se trata más bien de una administración dictatorial, el dictador es apenas el ejecutor de una política económica neoliberal en la que ni él (ni su equipo económico) ha tenido ninguna participación; no sólo en el momento de la definición sino ni siquiera en la adaptación al contexto en el que será aplicada.

Para el neoliberalismo es central la cuestión de la “gobernabilidad”; es decir, la capacidad del estado (sea dictatorial, populista o demócrata formal) para contener los reclamos sociales, porque el crecimiento económico neoliberal implica necesariamente una concentración —acumulación de riqueza y de poderes de decisión— y un aumento de las distancias sociales, hasta colocar a una parte cada vez más grande de la población en un situación de exclusión social casi total: recorte del gasto público social; políticas sociales focalizadas con reasignación de recursos entre niveles del mismo sector; contracción de la cobertura; programas compensatorios de cortísimo plazo (subsidios, planes “trabajar” mensuales o semestrales, etc.); disminución del costo de la fuerza de trabajo; precarización de las relaciones laborales; creciente expansión y profundización de la pobreza (cada vez hay mayor cantidad de pobres y los pobres son cada vez más pobres).

Pero un alto nivel de desigualdades no es funcional al modelo, porque lo tornaría ilegítimo; la solución engañosa del gobierno consiste en recrear el clima social y promover la “organización” de la sociedad, de tal forma que ella misma resuelva los problemas (con el menor gasto posible del Estado); en otras palabras, la descentralización como desestatización de los servicios sociales.

Una democracia auténtica (aún antes de plantear su radicalización) implica la constitución de una ciudadanía “sustantiva”, en el sentido de que, a cambio de su participación y su contribución para el progreso de la sociedad se le garanticen derechos políticos, civiles y sociales. En resumen, se trata de constituir personas libres, autónomas, solidarias y dispuestas a participar en la defensa de la justicia y el gobierno de la sociedad, aún cuando esta participación sea “indirecta”. En este sentido, el individualismo sui generis que plantea el neoliberalismo, es individualismo sólo para algunos. Es decir, sólo algunos podrán llegar a ser ciudadanos plenos; el resto debería conformarse con una ciudadanía restringida o de baja intensidad. Este modelo trae no sólo la exclusión social, sino que intenta la reducción del imaginario social y la destrucción de las individualidades: ¿Cómo construir la individualidad si se traban y ahogan las condiciones de vida?

Una tercera dificultad es que ni siquiera en el caso de la democracia formal se trata de una democracia pluralista, porque el neoliberalismo no sólo promueve una baja participación política de los ciudadanos (ciudadanos que cada vez tienen menos de los atributos que los constituyen como ciudadanos) sino que anula la política; dicho de otro modo, anula la posibilidad de debatir desde diferentes posiciones, no acepta que el otro tiene derecho a pensar diferente, no debate las ideas del otro. Si existe sólo una posición válida, entonces la política deja de existir.

En este sentido, parecen importantes las reflexiones de Chatall Mouffe (14):


... distinguir entre “lo político” —ligado a la dimensión de antagonismo y hostilidad que existe en las relaciones humanas, antagonismo que se manifiesta como diversidad de las relaciones sociales— y “la política”, que apunta a establecer un orden, a organizar la coexistencia humana en condiciones que son siempre conflictivas, pues están atravesadas por “lo político”. A fuerza de querer privilegiar el vivir conjuntamente, propio de la polis, dejando de lado el pólemos, es decir, el antagonismo y el conflicto ... se pierde la posibilidad de aprehender la especificidad de la política democrática. El objetivo de la política democrática no reside en eliminar las pasiones ni en relegarlas a la esfera privada, sino en movilizarlas y ponerlas en escena de acuerdo con los dispositivos agonísticos que favorecen el respeto al pluralismo.

La idea de “exterior constitutivo” ocupa un lugar decisivo en el argumento de Mouffe, pues, al indicar que la condición de existencia de toda identidad es la afirmación de una diferencia, la determinación de un “otro” que le servirá de “exterior”, permite comprender la permanencia del antagonismo y sus condiciones de emergencia. En efecto, en el dominio de las identificaciones colectivas, en que se trata de la creación de un “nosotros” por la delimitación de un “ellos”, siempre existe la posibilidad de que esta relación “nosotros/ellos” se transforme en una relación de amigo/enemigo, es decir, que se convierta en un antagonismo. Continúa Mouffe (16):

Lo que caracteriza una democracia pluralista en tanto forma especial del orden político es la instauración de una distinción entre las categorías de “enemigo” y de “adversario”. Esto significa que, en el interior del nosotros que constituye la comunidad política, no se verá en el oponente un enemigo a abatir, sino un adversario de legítima defensa y al que se debe tolerar. Se combatirán con vigor sus ideas, pero jamás se cuestionará su derecho a defenderlas.
(...)
Una vez que hemos distinguido de esta manera entre antagonismo (relación con el enemigo) y agonismo (relación con el adversario), podemos entender porqué el enfrentamiento “agonal”, lejos de representar un peligro para la democracia, es realidad su condición misma de existencia. Por cierto que la democracia no puede sobrevivir sin ciertas formas de consenso..., pero también debe permitir que el conflicto se exprese, y eso requiere la constitución de identidades colectivas en torno a posiciones bien diferenciadas. Es menester que los ciudadanos tengan verdaderamente la posibilidad de escoger entre alternativas reales.


Bajo el programa neoliberal, una de las dimensiones de la cuestión social, la económica, se expande y se hiper-privilegia con tal fuerza, que ahoga a las otras dos dimensiones, la política y cultural, que pasan a tener un carácter subsidiario, dependiente-subordinado, instrumental, débil y manipulado. Y justamente el tipo de economía que promueve trae en su interior su crisis: la globalización, la internacionalización de la economía, el aumento de la deuda externa, el megamercado financiero con operaciones y colocaciones de corto plazo; todo desvinculado del sector real de la economía (sin producción real de bienes).

Nuestras críticas apuntan hacia las ideas neoliberales, que establecen los parámetros y la agenda de las políticas económicas a nivel mundial; al neoliberalismo que se presenta como la única teoría con proposiciones intelectuales efectivas para el ordenamiento de las economías capitalistas modernas .

Retomamos las afirmaciones de Mouffe (16):


La democracia sólo puede existir cuando ningún agente social está en condiciones de aparecer como dueño del fundamento de la sociedad y representante de la totalidad. Por tanto, es menester que todos reconozcan que no hay en la sociedad lugar alguno donde el poder pueda eliminarse a sí mismo en una suerte de indistinción entre ser y conocimiento... Esto significa que no puede considerarse democrática la relación entre los diferentes agentes sociales sino a condición de que todos acepten el carácter particular y limitado de sus reivindicaciones. En otros términos, es menester que reconozcan que sus relaciones mutuas son relaciones de las que es imposible eliminar el poder.

Sin embargo, las oposiciones señaladas por Gómez, que el propio neoliberalismo genera, permiten vislumbrar dos elementos que podrían minar su viabilidad, en el largo plazo: la resistencia social popular organizada (como respuesta contra el estado represor y contra la desintegración social que provoca la pauperización de grandes sectores de la población) y, en segundo lugar, la incapacidad creciente de los detentores del poder en producir discursos persuasivos y convincentes acerca de las virtudes y de los resultados que el modelo promete , agravado por los costos crecientes asociados al proyecto neoliberal.

“La Verdad” y el supuesto de sistematicidad

La propuesta neoliberal, al plantearse como “La Verdad”, proclama el fin de las ideologías y coloca cualquier propuesta alternativa en el lugar de la Falsedad. Es preciso sin embargo estar atentos ante propuestas alternativas que para oponerse al neoliberalismo, se presentan también como La Verdad. Esto nos permite reflexionar acercar del supuesto de sistematicidad. El supuesto de sistematicidad de la concepción tradicional de la ciencia refiere a un conjunto de sentencias organizadas deductivamente, que componen una teoría científica. Si bien entre los científicos hay divergencias, en cuanto al tipo de organización, este supuesto es innegociable, porque una teoría científica es algo organizado de una determinada manera.

En la década del 30 del Siglo XX, cae completa y definitivamente la idea de que, en principio, la capacidad de sistematización no tenía límites apriorísticos: con talento, suerte y tiempo era posible sistematizar todas las verdades de una teoría. Esto no implica la necesidad de abandonar la sistematicidad deductiva; lo que sí colapsa es una vieja utopía, la pretensión monística de un sistema de verdades único.

A partir del señalamiento que Hilbert realiza, en el 2° Congreso de Matemática de París de 1900, acerca de la necesidad de probar la consistencia de la Aritmética, fueron evaluadas las propiedades metateóricas de la sistematicidad —consistencia, independencia, completitud, decidibilidad y categoricidad — de la Aritmética. ¿Por qué la Aritmética? Porque el sistema de los número naturales es el sistema matemático inicial. Esto fue (y es) fundamental para todas las teorías que usaban (y que continúan usando) la Aritmética —en otras palabras, teorías en cuyo dominio de interpretación están los números naturales—, porque si la Aritmética no satisface alguno de los requisitos metateóricos (como fue probado) , esta situación se traslada a la Teoría cuya sistematicidad está siendo evaluada; esto impone una nueva limitación en la capacidad de sistematizar las verdades de una Teoría que presuponga la Aritmética.

Tabla 1. Propiedades Metateóricas de la Sistematicidad de la Aritmética

Propiedades Metateóricas de la Aritmética
Consistencia Completicidad Decibilidad

Prueba
finitística

Prueba
no-finitística

Sintáctica

Semántica

-----

No hay prueba

No

No

No

Fuente: Adaptado de Gómez, R. Las Teorías Científicas. Capítulo IV, pág. 383.

Como sostiene Gómez , “suele afirmarse apresuradamente que los metateoremas de Göedel muestran el fracaso, o limitación de los formalismos y del método axiomático. Todo lo contrario. Si bien los metateoremas obligan a reconsiderar los límites y alcances del método axiomático, no estatuyen que hay un límite y alcance determinado más allá del cual no se pueda avanzar sino que promueven la búsqueda de nuevos principios y recursos. O sea no se ha mostrado que el método axiomático es erróneo sino que es perfectible”. En otras palabras, no implican la ruptura entre Verdad y Prueba; no se niega que podamos sistematizar; no se niega que lo mejor es un sistema deductivo; no se niega que lo que vamos probando tiene pretensión de verdad; lo que sí se rompe es la relación Verdad-Prueba vía unicidad. La relación Verdad-Prueba es plural.

Mencionamos sintéticamente las principales modificaciones sugeridas al supuesto de sistematicidad. Los términos de una teoría no son más indefinibles, indemostrables y absolutos; ahora son indefinidos, indemostrados y relativos al sistema donde estamos trabajando. Lo que se define o no se define es asunto de convención y es relativo a la convención establecida. Existen muchas maneras de codificar un conjunto de verdades. Partimos de conjeturas y no de verdades. Tenemos provisionalidad y no certeza.

Todas estas modificaciones sugeridas al supuesto de sistematicidad son adecuadas para las Ciencias Sociales, en general, y para la Economía, en particular, desde que se propongan como teorías críticas, porque permiten entender que todo modelo socio-económico es incompleto, dado que no sólo no se pueden probar todas las verdades del dominio que se está estudiando, sino que no se pueden probar, por lo menos, las verdades políticamente más importantes. Sin embargo, la supuesta teoría neoliberal sigue pretendiendo que en Economía existen verdades únicas, reales y concretas que no pueden ser interpretadas de otra manera, como si solo existiese una única solución y teoría posible; a modo de ejemplo relativamente reciente, baste recordar los discursos del Presidente De la Rúa, del Ministro de Economía Cavallo y del Jefe de Gabinete Colombo diciendo el 16 de julio del 2001 que, dada la situación de Argentina, la única alternativa posible era el ajuste, descalificando en nombre de “la Ciencia” a diferentes actores sociales que habían presentado otras propuestas —para mencionar sólo algunas: desde una posición de renegociar el pago de la deuda (dado que la Argentina detenta el 25% de la deuda de los países emergentes), hasta reducir las jubilaciones de privilegio superiores a los $1 500, establecer un tope salarial de $3 700 en la administración pública, aplicar un impuesto a las transacciones financieras, exigir que las ex-empresas del estado actualmente privatizadas realicen los aportes patronales, re-estatizar los aportes de las Aseguradoras de Fondos de Pensión-AFJP—.

Las verdades únicas acaban con la posibilidad de seguir investigando en otras direcciones, porque las verdades absolutas no se pueden discutir, es como impedir el crecimiento y la posibilidad de hacer ciencia. Este discurso político-económico deriva en una comprensión restringida de las Ciencias Sociales (y de la Economía), porque parte de una lectura que pretende principios evidentes, verdaderos, absolutos y, en Ciencias Sociales, se trabaja con algo que se va construyendo, no se puede partir de principios fijos e inamovibles, que funcionan como lecho de Procusto. En Educación, pueden encontrarse marcas semejantes en los marxistas estructuralistas de la Teoría de la Reproducción , que pretenden un nivel de sistematicidad como definido originalmente sin provisionalidad (y por eso acaban en una dominación total) y al final construyen un edificio incuestionable e inmodificable desde todo punto de vista; en ese sentido, no existe alternativa, la dominación es total y perfecta, porque (desde esta Teoría) la ideología es lo que constituye al sujeto-persona y ese sujeto (con ese piso incuestionable) nunca podría rebelarse.

La formación de los economistas

Durante la formación de los economistas —“el adiestramiento de los nuevos mandarines económicos”, según la expresión de Hunt & Schwartz (26)—, en general, no se dan las armas para hacer una crítica o para ser críticos, ni están a disposición de los alumnos las críticas existentes. Aún en el caso de que en la carrera se incluyan cursos optativos que presenten enfoques alternativos —Marx, Baran, Sweezy, Sraffa, Kalecki, Dobb, etc.— el resultado es que las críticas quedan razonablemente circunscriptas a ese seminario y no alcanzan a “contaminar” los principales cursos de teoría económica.

En mi experiencia personal, como estudiante de Economía —a pesar de que el estudio y los exámenes dejan poco tiempo disponible para pensar, para evaluar, para buscar y considerar otros argumentos— planteaba dudas y críticas, sin embargo las respuestas que recibía provenían invariablemente de la misma teoría económica convencional. En la formación de los economistas, esta visión es introducida no como una concepción del mundo, sino como si fuera “La Verdad”. Debo reconocer que, en general, estas descripciones e interpretaciones ortodoxas, no sólo no chocaban con la ideología de la mayoría de mis colegas, sino que reforzaba, formalizaba y brindaba visos de seriedad y racionalidad científica a sus creencias.

A modo de conclusión

La dificultad de los economistas reside en que fuimos formados y habituados a razonar de acuerdo con la teoría económica convencional, la “síntesis neoclásica-neokeynesiana”; animarse a reflexionar y actuar con teorías alternativas no es nada sencillo; sólo con un esfuerzo decidido y consciente es posible criticar la visión neoliberal. No sólo porque es más fácil y más cómodo seguir con la tradición, en el terreno conocido de la “ciencia normal convencional”; sino porque, en realidad, ni nos prepararon ni nos animamos a pensar en cuáles serían estas nuevas premisas; en rigor, ni siquiera nos atrevemos a imaginarnos cómo sería pensar desde nuevas teorías, porque nos colocaríamos en un lugar de riesgos, dejaríamos de ser economistas puros, necesitaríamos ir más allá de nuestro campo puramente económico, necesitaríamos pensar en términos transdisciplinares, con su doble precio: por un lado, el desafío intelectual; por el otro, un enfrentamiento con los intereses académicos establecidos. Sin embargo, debemos dejar nuestro lugar confortable, tenemos la obligación de tomar este desafío, la situación lo reclama. Como afirma Quiroga Martínez, necesitamos reflexionar “sobre las consecuencias del quehacer humano en el colectivo y su entorno”, por eso proponemos la “Economía Ecológica [que] se nutre de una axiología que estimula la solidaridad, la equidad, la paz, la diversidad y la aceptación del otro como un legítimo conviviente”.

Bibliografía
Carnap, Rudolf. ¿Los términos psicológicos pueden ser todos reducidos a “predicados-cosa observables”? En Publicaciones del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas - C.E.C.E. de la Universidad de Buenos Aires. Código: 721. Psychological Terms can All be Reduce to “Observable Thing Predicates? En R.Ackerman (ed.) The Nature and Scope of Social Science: A Critical Anthology. New York, Appleton Century Crofts, 1969. pp. 362-373.
Coraggio, José L. Descentralización, el día después... Secretaría de Posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales, Oficina de publicaciones del Ciclo Básico Común, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires. 1997.
Gómez, Ricardo J. Neoliberalismo y Seudociencia. Lugar Editorial, Buenos Aires, 1995.
Gómez, Ricardo J. Sobre la vigencia del concepto aristotélico de ciencia. Cuadernos de Lógica y Filosofía de la Ciencia. Vol 2. Instituto de Lógica y Filosofía de la Ciencia, La Plata, 1970. En Publicaciones del Centro de Estudiantes de Ciencias Económicas - C.E.C.E. de la Universidad de Buenos Aires. Código: 721.
Gómez, Ricardo J. Las Teorías Científicas. Desarrollo - Estructura - Fundamentación. Buenos Aires, Editorial El Coloquio, s.f.
Hunt, E. K. & Schwartz, J. G. (comp.). Crítica de la teoría económica. Fondo de Cultura Económica, México, 1977. El Trimestre Económico. Lecturas 21.
Marshall, T.H. & Bottomore, Tom. Ciudadanía y clase social. Alianza Editorial, Madrid, 1998.
Mouffe, Chantall. El retorno de lo político. Comunidad, ciudadanía, pluralismo, democracia radical. Paidós Ibérica, Barcelona. 1999.
O’Donnell, Guillermo: Estado, democratización y ciudadanía. En Nueva Sociedad, nº 128, Caracas, 1992.
Quiroga Martínez, Rayén. El crecimiento económico chileno no es ecológicamente sustentable. Disponible en http://lauca.usach.cl/ima/quiroga.htm, acceso el 31 de marzo de 2002.

Fecha de publicación: 26/09/02

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