Las oportunidades del mercado laboral profesional en 2016

¿Qué esperar para el empleo profesional ejecutivo de la Argentina en lo que queda de un 2016 con nuevo rumbo político y económico? De movida, una reactivación, consecuencia tan solo de las mejores expectativas futuras que –bien cabe aclararlo- asoman recién más concretas en el segundo semestre. Se respira entonces un prudente optimismo para el sector formal, profesional y privado del empleo, aunque aún pendiente de las definiciones económicas que gradualmente se van materializando.

Complementariamente, se espera un escenario de búsquedas de mandos medios, gerenciales y directivos auspicioso, alentador y superador al de 2015 (un ejercicio modesto y gris en términos de demanda), caracterizado por:

• La potencial recuperación del mercado del empleo del interior del país, consecuencia del eventual resurgimiento de la economías regionales (principalmente, las agroindustrias, consecuencia de la eliminación de retenciones que atosigaban a esos negocios).

• El hecho de que durante estos años la mayoría de las compañías no se hayan stockeado de talentos, sino apenas atendido urgencias impostergables y demandas específicas. Ante un escenario hostil, se priorizó cubrir lo estrictamente necesario (posiciones en compensaciones, relaciones laborales, créditos y cobranzas, algún comercial).

• La esperanza del ingreso o retorno al país de grupos empresarios internacionales ausentes, atraídos por la promesa de condiciones económicas más lógicas y tentadoras.

• Un renovado sector público que, bajo la nueva dirección de Cambiemos (Nación y Provincia de Buenos Aires), ya hoy incorporó y sigue buscando desesperadamente tentar a encumbrados ejecutivos del sector privado para cubrir múltiples vacantes.

• Una migración inversa de argentinos expatriados por el mundo, activada por el cambio de gobierno y el deseo de una nueva visión económica.

El cambio de gobierno y orientación económica sacó de la hibernación a varias industrias aletargadas. Ninguna aún en condiciones de explotar, pero sí para empezar a mirar mucho más de cerca. ¿Cuáles? Por ejemplo, la agroindustria.

En las antípodas, y muy complicado, el sector de petróleo y gas (y todos los sectores vinculados que prestan servicios) atraviesa este año una crisis severísima y expulsa profesionales, más que buscarlos. No mucho mejor asoma el escenario para las automotrices, heridas de muerte por el descalabro político-económico en Brasil.

El podio de demanda laboral lo seguirán liderando las compañías de tecnología, a quienes acompañan los laboratorios y algunas organizaciones de consumo masivo. En cuanto a perfiles, todos buscan lo mismo, y más escaso: ingenieros especialistas (mecánicos, electrónicos, eléctricos, químicos), especialistas en Tecnologías de la Información (IT) (desarrolladores Java, Mobile y PHP), jóvenes contadores bilingües y profesionales de Recursos Humanos especialistas en compensaciones y relaciones laborales.

Se espera un escenario de búsquedas de mandos medios, gerenciales y directivos auspicioso, alentador y superador al de 2015.

En síntesis, pues, los sectores bien activos los lideran las empresas de IT y laboratorios. Aquellos que están en una aguda crisis son petróleo y automotrices. Y a los que amerita seguir de cerca pues pueden reactivarse son: agroindustrias, bancos, minería y los centros de servicios compartidos.

Capítulo aparte para la “moda” instaurada desde el triunfo de Cambiemos del interés y la migración de ejecutivos del sector privado al renovado sector público. Sin duda, una decisión muy personal y para no tomar a la ligera, dejándose llevar por el impulso de amigos. Es una elección que debería responder a un genuino llamado vocacional: entendiendo que los resultados de la gestión pública son eminentemente trascendentales, con impacto en los demás y toda la sociedad; en cambio, en el sector privado, generalmente los outputs son mucho más acotados al interés de la compañía y están apoyados en motivaciones extrínsecas (dinero, reconocimiento, estatus). Comprender esto es clave para tomar la decisión correcta.

Igualmente decisivo es el momento (edad) del profesional que evalúa pasar al sector público. No es lo mismo alguien que planea cerrar su carrera en el ámbito gubernamental que un encumbrado ejecutivo de 30-35 años. ¿Cómo leerá el mercado laboral profesional su paso por el sector público después? ¿Qué capacidad de reinserción tendrá? ¿Habrá perdido actualización en la gestión profesional privada? No son pocos los riesgos para una aventura que –al menos en la Argentina- es aún muy incipiente.

El podio de demanda laboral lo seguirán liderando las compañías de tecnología, a quienes acompañan los laboratorios y algunas organizaciones de consumo masivo.

¿Qué esperar entonces para el resto de 2016? Seguro, un optimismo moderado desde las compañías a la incorporación de ejecutivos. Si a eso se le suma la reactivación de algunos sectores industriales (hasta hoy paralizados) y la natural propensión de los más jóvenes a rotar laboralmente, la perspectiva de la demanda laboral es positiva, aunque no exenta de algún “parate” o turbulencia.