Alberto Levy: “Mi misión es impedir que las empresas se transformen en morgues de almas”

“Mi misión es impedir que las empresas se transformen en morgues de almas”. La frase es fuerte, pero resume a la perfección el objetivo de una persona que se esforzó toda su vida para lograr el éxito y que, tras alcanzar las metas que creyó correctas, comprendió que su definición de “éxito” estaba equivocada.

Alberto Levy, director de Levy Dinámica Empresarial, conmovió a la audiencia del V Bienal de Management que se realizó en nuestro Consejo cuando contó cómo las cosas malas que le sucedieron lo ayudaron a cambiar su visión y a valorar la vida de otra manera.
El creador del Modelo Penta, que ayudó a cientos de empresas de primer nivel a funcionar mejor, reconoció que sus esfuerzos personales estuvieron destinados a lograr “un renglón más” en un Currículum en el que figuran la Facultad de Ciencias Económicas y de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, University of California, Harvard Business School, Stanford University y el Mental Research Institute, el lanzamiento de más de 40 libros y la publicación de un sinfín de artículos. A lo largo de su carrera acumuló diplomas y premios, siempre pensando que la brújula de la vida era la “calculadora”.

“El éxito fue el peor de mis fracasos, porque la razón destruyó mi emoción. Porque simplemente me olvidé de los valores”

“Para mí, el concepto de valor era cómo crear valor económico. Cómo ganar ‘guita’. Y liderazgo era cómo conseguir que tu gente trabaje y logre ganar ‘guita’. Lo racional, lo absolutamente frío: guita”, sostuvo. Y añadió que “el éxito era cómo, a través del liderazgo y los trabajos en equipo, se lograban los objetivos racionales puros, en tiempo y en forma, específicos, medibles, alcanzables, logrables, controlables”.

Situaciones que cambiaron las perspectivas

Hubo dos sucesos que hicieron que Levy cambie su manera de pensar. El primero fue la pérdida de Bonafide, la empresa familiar que fundó su abuelo, Alberto R. Levy, y en la que trabajó también su padre, Rafael Levy. Ese fue el lugar donde el creador del Modelo Penta vio privilegiar la integridad y no el valor económico. El otro cimbronazo lo recibió cuando se despidió de sus hijos, Diego y Nando, el día que se separó de su familia.

Tras estos golpes, conoció a Claudia, su actual esposa, que lo ayudó a reconocer cuáles eran los verdaderos valores. Fue gracias a ella que entendió que se había equivocado. “El éxito fue el peor de mis fracasos, porque la razón destruyó mi emoción. Porque simplemente me olvidé de los valores”, indicó.

Ahí comprendió que lo importante era “lo humano de lo humano”, que existía otra forma de vivir y de encontrar la tan ansiada felicidad. Con el nacimiento de Hannah, su hija, decidió no repetir sus errores del pasado y logró reconciliarse con sus hijos. La gente -empleados, familiares, amigos- pasó a ser lo más importante.

“Y entonces decidí que mi misión es impedir que las empresas se transformen en morgues de almas. Ayudar a verdaderos líderes que quieren que sus empresas realmente sean modelos a imitar en el marco de un capitalismo consciente”, resaltó. Entendió que los conceptos de valor, liderazgo y éxito que había concebido estaban equivocados.

 “El concepto de valor no podía ser valor económico. Tenía que ser valor sustentable y sostenible. O sea, valor económico pero también social, ambiental, público”, indicó para resumir que no se trata de otra cosa más que de “valor emocional”. Y destacó que “liderazgo no es cómo lograr los objetivos fríos”, sino que “son virtudes trascendentes”, como el amor, la justicia, la compasión, la humildad, la solidaridad, la nobleza y la integridad.

Riqueza, sabiduría, poder y honor

En su antigua visión de las cosas, Levy reconoció que la riqueza económica era “la felicidad”. Que la sabiduría, esa que lo convertía en el mejor, en el que escribió más de 40 libros y en el que admiraban sus ayudantes de cátedra, era “la felicidad”. Que el poder, que le otorgaba privilegios, y el honor eran “la felicidad”. Pero los golpes que recibió en la vida lo hicieron cambiar de perspectiva.

“No te olvides que tu principal desafío de liderazgo es como padre o como madre. Merecete que te quieran”

La riqueza pasó a ser el tiempo. El tiempo que, según reconoció Levy, perdió para compartir con su familia y amigos. En la nueva visión del director de Levy Dinámica Empresarial, la sabiduría dejó de ser un cúmulo de conocimientos para pasar a ser la capacidad de aprender de los otros, sin importar quién sea ese otro.

El poder deja de ser algo propio, para ser algo compartida. “El poder me lo otorga el otro”, resaltó. Por último, respecto al honor, recordó que “significa la capacidad de honrar al otro”. Lo importante, en conclusión, es la gente.

 “No te olvides que tu principal desafío de liderazgo es como padre o como madre. Merecete que te quieran. Entonces, para no terminar para abajo, cuando salgan de acá, salgan corriendo a abrazar a su gente”, remató emocionado.