De la mano de las nuevas tecnologías, la profesión ya no volverá a ser lo mismo

Los avances tecnológicos están reformulando día tras día la estrategia de negocios de las empresas, que deberán estar preparadas para afrontar esta realidad cambiante, y los contadores no somos ajenos a este proceso.


Una de las herramientas de la nueva economía que comienza a estar en la agenda de las compañías es el blockchain, cadena de bloques o libro de contabilidad descentralizado. Si bien se  la conoce por ser la tecnología sobre la que se basa el Bitcoin, hoy día, la criptomoneda más famosa, tiene y tendrá diversos usos como registrar transacciones no solo de dinero, sino escrituras, contratos o, por qué no, votos.


Respecto al Bitcoin, es importante destacar que el FASB (Comité de Normas de Contabilidad Financiera de los Estados Unidos) tiene en sus planes incorporar en su agenda el tratamiento y desarrollo de normas contables específicas para las monedas digitales. La AASB (Comité de Normas Contables de Australia) ya ha reconocido la necesidad de normas contables específicas ante la falta de guías claras en las IFRS (Normas Internacionales de Información Financiera).


Según la definición de Wikipedia, el blockchain es una base de datos distribuida, formada por cadenas de bloques diseñadas para evitar su modificación una vez que un dato ha sido publicado. Por esta razón es especialmente adecuada para almacenar datos ordenados en el tiempo y sin posibilidad de alteración.

Blockchain “es especialmente adecuada para almacenar datos ordenados en el tiempo y sin posibilidad de alteración”.

El uso del blockchain impactará fuertemente en el campo de la contabilidad y sobre todo en la auditoría de las empresas, ya que tiene una especial capacidad para contabilizar y controlar grandes cantidades de transacciones de manera segura. De esta forma, mucho del trabajo manual asociado al bookkeeping será eliminado, tornando innecesario el chequeo por parte del contador a fin de evitar errores. En el campo de la auditoría, el cambio será más radical aún. ¿Seguiremos necesitando que el auditor dé fe sobre la razonabilidad de los Estados Contables? ¿Por qué sería necesario un auditor si blockchain podrá garantizar la seguridad y veracidad de las transacciones?


A su vez, esta herramienta nos permitiría avanzar también en el desarrollo de la partida triple, pues puede generar más y mejor información, no solo cuantitativa sino cualitativa. Podríamos, por ejemplo, obtener de manera rápida y sencilla información vinculada a los flujos de fondos, y se podría al fin relacionar de manera directa el Estado de Flujo de Fondos con el Libro Diario.


Obviamente, la utilidad de esta nueva tecnología no se agota acá, pues solo hemos mencionado algunos ejemplos.


Esto podría ser una revolución. Un antes y un después, tal como lo fue en el siglo XV la introducción de la partida doble por Fray Luca Pacioli. Cuesta creer que aún en la actualidad estemos utilizando un sistema ideado hace más de 500 años.


Otro punto a considerar será el costo en la aplicación de las nuevas tecnologías con el fin de su implementación en empresas de todo tipo y tamaño. Sin embargo, es de esperar que sea accesible en un relativo corto plazo. Los costos de la tecnología, siguiendo los lineamientos de la Ley de Moore, tienden a bajar sistemáticamente. 


El escenario convulsionado y cambiante que plantea la aparición de blockchain trae aparejados miedos, algunos fundados y otros no tanto. ¿Serán los contadores y auditores víctimas de esta nueva tecnología? ¿Desaparecerá la profesión tal como la conocemos hoy? 

“¿Seguiremos necesitando que el auditor dé fe sobre la razonabilidad de los Estados Contables?”.

Claramente, la respuesta a ambas preguntas es sí. Pero cuidado: ello no implica que debamos entrar en pánico, pero tampoco podemos dormirnos en los laureles, apoyándonos en como veníamos trabajando hasta hoy. La profesión cambiará radicalmente y debemos estar preparados. Nuestro trabajo no se extinguirá, no seremos reemplazados por máquinas, pero de seguro cambiará y mucho. Como ejemplo de los cambios que se avecinan en nuestro país, las autoridades fiscales han creado un “centro de innovaciones” con el objeto de poder manejar el big data analitycs de manera de poder anticipar la conducta de los contribuyentes. Asimismo, la próxima etapa será la implementación de las declaraciones juradas proforma, donde será la autoridad fiscal la que “liquide” el impuesto sobre la base de toda la información con la que actualmente cuenta. Es otra tarea que los contadores dejaremos de realizar en breve.


El desafío será cómo adaptarse a las nuevas tecnologías, mirando siempre el medio vaso lleno, ya que éstas nos permitirán con seguridad simplificar tareas repetitivas y agregar valor, generado nuevas formas de ingresos.