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Publicaciones - Consejo

Consejo Nº 8 - Julio 2009

Entrevista con Jorge Fernández Díaz
San Martín, el héroe que no conocemos

El escritor y editor del suplemento ADN Cultura del diario La Nación le cuenta a Consejo cómo escribió La Logia de Cádiz, un libro que deja de lado la imagen pasteurizada de San Martín transmitida por la historia argentina y recupera su perfil de revolucionario y guerrero.

En 1808, un capitán conduce a sus jinetes españoles a la muerte y a la gloria.

Cuatro años después, un coronel dirige a sus granaderos en un combate letal contra las tropas españolas. Aquel capitán y este coronel son la misma persona: José de San Martín. Antes y después se suceden batallas, muertes, traiciones, linchamientos, intrigas, persecuciones, complots, juramentos secretos y hasta una amarga historia de amor.


Basada en una rigurosa investigación histórica que le llevó cuatro años, y con el ímpetu de las antiguas narraciones de capa y espada, Jorge Fernández Díaz narra en La Logia de Cádiz una historia en apariencia conocida, pero que es en realidad absolutamente novedosa. La acción comienza con la escaramuza de Arjonilla, sigue en la batalla de Bailén, cuando los españoles vencieron al ejército de Napoleón, y en la que San Martín se convirtió en un héroe de la resistencia. Y continúa en el convento de San Carlos, desde donde el Libertador prepara un ataque fulminante contra sus antiguos camaradas de España. Así se presenta La Logia de Cádiz (Planeta), un libro que relata la vida de un General San Martín muy poco conocido. Presenta a un guerrero en su ámbito natural, el de la guerra.


“Fernández Díaz reemplaza el bronce por el barro. Pone las cosas en su lugar, sin saltear ni descuidar ningún lugar. Lo baja del pedestal y lo ubica en el llano para mostrarlo tal como era: un prócer, sí, pero también un revolucionario, un hombre que conoció la grandeza, el desencanto y, como cualquier mortal, las miserias humanas y la crueldad”, escribe el periodista Jorge Palomar en el suplemento ADN Cultura del diario La Nación.


Consejo: ¿Cómo se le ocurrió hacer un libro de historia sobre san martín, pero que en realidad parece una novela de aventuras?
Jorge Fernández Díaz:
Porque descubrí que a mis hijos, cuando eran adolescentes, les parecía aburrida la historia argentina. Porque recordé muy claramente que cuando yo era chico añoraba una novela de San Martín en la Colección Robin Hood. Y porque alguien nos robó la épica. Ese género que también practican los anglosajones y que parecía vedado para los pobres tercermundistas.


¿Cómo llevó adelante el trabajo de investigación? ¿resultó muy difícil acceder a ciertos datos?
No fue difícil acceder a los datos. Ahí están todos prácticamente al alcance de la mano. Lo que lleva es mucho tiempo y paciencia de lectura. Contraté a un periodista sanmartinólogo para que me ayudara.


¿Cuánto de ficción y cuánto de historia tiene el libro?
No pretendo hacer historia. No soy un historiador, sino un novelista. Yo diría que tiene mucho de verdad histórica comprobable. Trabajé los vacíos de la historiografía con ficción razonada.


Usted se encarga en este libro de bajar a San Martín del bronce para retratarlo como un hombre con sus aciertos y errores. ¿Fue San Martín un guerrero por naturaleza o un patriota con ideales independentistas más allá de las armas?
Fue las dos cosas a la vez, aunque los argentinos preferimos verlo como un patriota, incluso como un gran político. Lo único seguro es que fue un gran guerrero (era una especie de Boina Verde en el ejército de Andalucía) y, para histeria de los ultrasanmartinianos, yo diría que fue un mediocre estadista. Por esto último le fue mal en Perú, perdió con Bolívar y murió amargado.


¿Cómo se hace para escribir una historia divertida basada en hechos y personajes reales que muchas veces están relacionados con aburridas clases dE historia del secundario?
Se hace con pasión, con un soplo del narrador de aventuras que yo quería ser en mi infancia. Mientras escribía La Logia de Cádiz no pensaba en las estatuas ni en los museos, ni en Rojas, ni en Mitre, ni en Torre Nilsson, ni en Billiken ni en Pigna. Pensaba en la Colección Robin Hood, en Sábados de Cine de Súperacción y en John Ford. En una épica, en una revolución, en un guerrero que fue glorificado para quitarle la gloria por un país que duerme tranquilo en historias oficiales y se despierta nervioso en verdades inconvenientes y horrorosas.


En muchas oportunidades, la novela hace referencia a la masonería. ¿cuánto cree que influyó esta práctica en la vida política y personal del General San Martín?
Creo que San Martín era masón. Pero también creo que utilizó las logias como servicios de inteligencia y partidos de influencia, es decir, como meros instrumentos para realizar lo que siempre le importó: crear una patria propia. Lo paradójico es que el padre de nuestra patria es un despatriado congénito que se pasó la vida tratando de construir una patria en la que finalmente no pudo vivir.


Usted se encarga de recrear tres batallas de la historia con una crudeza y un detalle nunca antes vistos. ¿Cómo logró ese realismo a la hora de la descripción de los enfrentamientos bélicos?
Con documentos y libros en la mano, y con la imaginación histórica. Y con el amor por el cine de aventuras y las ganas personales de estar y vivir por dentro esos momentos feroces y a la vez sublimes.


¿Después de hacer la investigación y escribir el libro, cambió su mirada acerca de San Martín? ¿Ccree que la gente que leyó el libro cambió de parecer sobre la vida y la obra de San Martín?
La idea del guerrero impiadoso, la del idealista cruel, es políticamente incorrecta. Eso me llamó mucho la atención porque había sido borrada de la historia oficial, como si le quitara méritos. Por otra parte, la larga prehistoria de San Martín en Europa tampoco es tenida en cuenta por el imaginario escolar que nos han inculcado. San Martín no empezó cuando llegó al Río de la Plata. Tenía 34 años; había tenido su bautismo de fuego a los 13, había vivido toda clase de batallas, conspiraciones, intentos de linchamiento, ataques y escaramuzas amorosas. Era un hombre formado, hecho y derecho. Sin esa prehistoria es muy difícil entender lo que sucedió después. Esto es lo que más sorprende a los lectores.


Ya la portada es una pista de lo que vamos a encontrar cuando empecemos a leer: una obra del maestro Guillermo Roux donde aparece un rostro de San Martín un tanto desconocido, con espada en mano y una mirada desafiante, completamente alejada de los cuadros o esculturas que estamos acostumbrados a ver.
Roux quería, como yo, un San Martín guerrero. Y no encontró en toda la iconografía sanmartiniana algo parecido. Roux hizo con el lápiz lo que yo había hecho con la pluma: crear un San Martín nuevo y verdadero.


San Martín se enfrenta en San Lorenzo a sus antiguos compañeros de armas, los que combatieron junto a él en Bailén, por ejemplo. ¿este gesto fue tomado como una traición por parte de San Martín o era algo necesario para consumar su plan independentista?
San Martín traicionó para no traicionarse a sí mismo como tantos patriotas americanos que vivían en Europa. Esos patriotas eran iluministas y estaban a favor de la Revolución Francesa, pero no podían sino combatir a Napoleón, que era el invasor invencible y atroz. Y, por otra parte, no podían quedarse a ver cómo, con ayuda de ellos mismos, iban a entronizar a un rey infame y oscurantista, Fernando VII, que representaba todo en contra de lo que luchaban. No había más España. Había una posibilidad: crear una España propia en América. Y a eso se abocaron.


Durante varios pasajes del libro, San Martín es hostigado por Alvear; incluso se crea como una relación de admiración y odio entre ambos. ¿Fue Alvear una especie de mal necesario para San Martín o Alvear siempre se dedicó a sacar provecho de los logros del general?
Alvear fue un gran admirador de San Martín y luego su protector hasta que San Martín tomó vuelo propio y entonces Alvear se convirtió en su gran enemigo político por celos y por poder.


¿Cómo fue recibido el libro por parte de los puristas de la historia sanmartiniana?
Los puristas, francamente, me tienen sin cuidado. Muchos de ellos son los culpables de haber puesto la figura de San Martín al servicio de todas las dictaduras militares. Y también de que a los chicos les aburra la increíble y cinematográfica historia de este héroe impresionante. Muchos historiadores elogiaron mi obra. Otros se dedican a señalar mis “pecados” de novelista. Un novelista sólo puede caer en dos pecados: ser aburrido o ser malo. Los pecados que señalan los “puristas” son detalles no probados de la historia. Trabajan estos puristas de carceleros de San Martín. Lo tienen de rehén y han logrado volverlo irrelevante. Tenemos que luchar para sacarles a nuestro héroe de las manos a estos personajes siniestros.


En la logia de Cádiz hay un San Martín astuto, aventurero y comparable a un gato con sus 7 vidas. Es herido, atacado, emboscado, traicionado y se tutea varias veces con la muerte, pero siempre sale airoso. ¿Fue en realidad así la vida del patriota o lo que leemos en las páginas del libro se ajusta más a la vida de un personaje de aventuras?
Fue así la vida de San Martín. Fue un héroe de capa y espada, y las cosas más increíbles que leas en sus páginas no son fruto de mi imaginación. Las cosas más increíbles son las que sucedieron de verdad y están documentadas. Una vez más la realidad supera, y en mucho, a la ficción.


¿El libro le devuelve en parte un título, que algunos consideraron políticamente incorrecto, que supo acompañar a San Martín durante gran parte de la historia como es “El Santo de la Espada”?
El libro de Rojas es un gran manual de historia. El mío es una novela de peripecias. Ahora, San Martín no era ningún santo. Gracias a Dios.


Este libro podría ser perfectamente El guión de una muy buena película de aventuras. ¿no lo tentaron para llevar la historia al cine? ¿le gustaría que así Fuera?

Me encantaría que hicieran una película sobre La Logia de Cádiz, pero me temo que sería una producción demasiado cara. No tengo muchas esperanzas.

Jorge Fernández Díaz
Perfil
Nació en Palermo, Buenos Aires, el 8 de julio de 1960. Es escritor y periodista. Durante 24 años fue alternativamente cronista policial, periodista de investigación, analista político, jefe de redacción de diarios y director de revistas. Dirigió la revista Noticias y es actualmente secretario de redacción de La Nación. Es autor de las novelas El asesinato del wing izquierdo, El dilema de los próceres, Mamá, la crónica novelada de su madre inmigrante, que estuvo treinta semanas en las listas de best sellers y agotó diez ediciones en la Argentina y cuatro en España, y Fernández. Publicó también El hombre que se inventó a sí mismo, una polémica biografía no autorizada de Bernardo Neustadt, y Corazones desatados, una serie de relatos publicados en la revista del diario La Nación. Recibió la Medalla de la Hispanidad (2003) y el Premio Konex Diploma al Mérito (2007)

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