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Informe Económico de Coyuntura |
Nº 220 - Junio 2002 - AÑO 20 |
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No ha podido el sector agropecuario escapar a la grave crisis que afecta a
la economía argentina. Excepción hecha de algunas actividades, persisten las
dificultades para el quehacer del sector, en particular los referentes a la
comercialización y a la provisión de insumos para la cosecha nueva. |
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Un marco de incertidumbre, reflejado entre otros hechos por un nuevo cambio
de gabinete económico y de las autoridades de la Secretaría de Agricultura, Ganadería,
Pesca y Alimentación (SAGPyA), impiden la planificación de la producción con algún
grado de racionalidad. |
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Además de la fuerte mejora de sus precios relativos, la inercia derivada
de las características de la actividad -los cultivos siguen su desarrollo una vez
sembrados- y la experiencia adquirida por las partes de la cadena productiva y comercial,
explican los resultados que a continuación se detallan. |
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Resultados estimados de la campaña 2001/02 |
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Es
evidente la reasignación de recursos que realizó el agro, desde la
producción de cereales hacia la de oleaginosos, consolidando la posición de la Argentina
como primer productor mundial de aceite y la del Mercosur como primer productor del
complejo sojero. En efecto, mientras la producción de cereales sufrió una disminución
del orden de 8,6%, la de oleaginosas se incrementó en 12,3% respecto de la campaña
anterior.
La soja alcanzó la mayor área sembrada en la historia del cultivo, con
alrededor de 11.500.000 hectáreas, de lo que derivaría una producción de unos 30
millones de toneladas. En cuanto al girasol, el incremento de la
superficie cultivada superó los 2 millones de toneladas, casi 7% más que en la campaña
anterior. El estímulo para esta expansión fue el importante incremento que habían
experimentado las cotizaciones del grano a la hora de las decisiones de siembra. Los
mayores rendimientos esperados contribuyeron al incremento de la producción estimada, que
con 3,7 millones de toneladas, superaría la producción de la campaña anterior en 21,6%.
Entre los cereales, el maíz sufrió un descenso en el área de 13%, que
se traduciría en una caída de la producción de 12,1%. El trigo, con
unos 15,3 millones de toneladas, cayó 4% respecto de la campaña anterior. |
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Sigue sin resolución el pago de la deuda de insumos |
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Un hecho inexplicable por sus importantes consecuencias, es
el constituido por el conflicto en torno a la liquidación de las deudas del sector
productivo con sus proveedores de insumos. La raíz del mismo radica en la disyuntiva
pesificación-dolarización de la deuda y lleva largos meses sin resolución y con varias
marchas y contramarchas. La aplicación lisa y llana del Decreto 214 que
estableció la pesificación 1 a 1 de todas las deudas de la economía, dadas las
características de esta operatoria particular en que lo adeudado por los productores son
insumos importados de imprescindible reposición para la campaña siguiente, resultaba
cuando menos inapropiada. Así lo comprendieron ambas partes y comenzaron tratativas para
encontrar una solución satisfactoria para ambas.
El proceso de negociación fue interrumpido por el dictado de la Resolución 10,
de principios de marzo -dos meses atrás- exceptuando de la pesificación a las deudas por
insumos agrícolas. A partir de entonces se produjo un verdadero cortocircuito para cuya
reparación ingresan cada vez más actores, con alguna capacidad de representación pero
poca de decisión. El secretario de Agricultura, una de las partes
negociadoras oficiales, además del Ministerio de Economía, expresó su deseo de
encontrar una solución que pasaría por el establecimiento de criterios diferenciales
según se consideren las deudas por tipo de producto -granos, leche, carne, fruticultura o
citricultura-, resultando en un valor diferente de la establecida por la Resolución 10
aún en vigencia y que parte del dólar libre, neto de retenciones.
Los productores, al menos los nucleados en CRA, proponen una solución que signifique un
equilibrio entre la dolarización y la pesificación. De hecho, sostiene su máximo
dirigente, muchos (productores y acopiadores) han arreglado sus diferencias con ese
criterio. |
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Más subsidios estadounidenses |
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En
el mes de setiembre, Estados Unidos reemplazará su ley agrícola, vigente desde 1996, por
otra que regirá hasta el 2007 y que dispone un incremento del 70% en los
subsidios agrícolas, alcanzando una amplia diversidad de productos.
Cabe la posibilidad de interpretar esta nueva ley como una concesión electoral
ante un público demócrata, proclive a la protección de su sector agropecuario, que
sería al tiempo un arma estratégica -que nadie puede asegurar que no sea de doble filo,
desencadenando una ola proteccionista- frente a la Unión Europea, para ofrecer una
posterior reducción de la protección, a cambio de obtener beneficios para el ingreso de
otros productos estadounidenses a ese mercado.
En este cuadro, con casi nula capacidad de influir, la Argentina recibiría, en lugar de
la ayuda que significaría la apertura de mercados de los productos que produce con
eficiencia, serias dificultades adicionales a las ya grandes existentes. |
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La siembra de trigo sufriría, según estimaciones de la SAGPyA una
reducción de 1,4% en la campaña 2002/03, en relación a la que está a punto de
finalizar. |
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Sin embargo, este resultado estará altamente condicionado por la
normalización de las relaciones comerciales entre productores y proveedores, y por la
generación de fuentes alternativas de financiación, como la creación de fideicomisos,
fondos de inversión y otros posibles resultados de ingeniería financiera que generen la
posibilidad de volcar sus recursos a aquéllos que ven en el sector oportunidades de
rentabilidad. Y por supuesto, por la disponibilidad de capital de trabajo propio de los
productores, que resultará de la liquidación de la cosecha gruesa hoy retenida en buena
medida. |
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La reanudación de las operaciones en el Mercado a Término, tímidas hasta
el momento, constituye un factor importante porque permite ubicar mínimamente un factor
tan importante como es el precio, para orientar los cálculos que deben realizar los
productores a la hora de decidir qué, cuánto y cómo producir. |
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