Informe Económico de Coyuntura

Nº 223 - Septiembre 2002 - AÑO 21

 SECTOR AGROPECUARIO

SITUACION

Más allá de la ocurrencia de una nueva crisis institucional de la que no sería ajena la forma de administración de la vacuna antiaftosa y que llevó a un nuevo cambio de las autoridades del sector, nadie pone en duda que el mismo está atravesando por un excelente período, basado en precios internacionales en alza constante, acompañados de un tipo de cambio excepcionalmente favorable.
Esta afirmación es válida en términos generales tanto para la actividad agrícola como para la ganadera, a tal punto que ambas disputan el uso del suelo en los casos en que éste es de aptitud doble.

Firmeza en el precio de los granos

El USDA emitió, a mediados del mes de agosto, un informe en el que confirma una tendencia al deterioro del estado de los cultivos en Estados Unidos, tendencia de la que el mercado ya venía dando cuenta pero que el informe mostró como más grave de lo percibido hasta ese momento. De hecho, ese país está sufriendo la sequía más severa de los últimos 50 años en un momento clave del desarrollo de los cultivos, como consecuencia de la cual su producción granaria -trigo, maíz y soja- se verá reducida, siempre según el USDA, en 31 millones de toneladas. La mayor parte de esta caída sería para la soja, con 23 millones menos de lo anteriormente pronosticado. Para el maíz, la reducción esperada es de 6,3 millones.

Si bien ambas disminuciones tendrán un fuerte impacto sobre el balance de oferta y demanda internacionales, produciéndose una fuerte contracción en el nivel de stocks finales, cabe destacar que la situación es más sensible cuando se trata de maíz que cuando lo es de la soja. Esto es así debido a que en el caso del maíz no se contaría para paliar la situación con la producción del hemisferio sur en la campaña 2002/03, debido a que la Argentina, segundo productor mundial después de Estados Unidos, proyecta una nueva reducción de su área cultivada. Desde la introducción de la soja RR, dicha área sufrió contracciones sucesivas de alrededor de 200.000 hectáreas a favor de la soja y esa contracción se ampliaría, según estimaciones preliminares, a 500.000 hectáreas en la próxima campaña.

Con la disminución que también se espera del cultivo de trigo a favor de la soja, la producción de la Argentina y Brasil morigeraría el efecto de una mala cosecha en el hemisferio norte. Con ello los precios de la oleaginosa tendrían un tope en su alza, tope del que el maíz carecería. Son estas consideraciones las que, hasta el cambio de autoridades al menos, impulsaron a la SAGPyA a analizar la posibilidad de disminuir el nivel de retenciones del maíz, buscando incentivar su cultivo, más costoso que el de la soja pero con mejores perspectivas de precios, hecho reflejado en las cotizaciones de futuro de ambos granos en los mercados de Chicago y del Golfo de México.

Dispares pronósticos para la campaña 2002/03

Son muy inciertas las intenciones de siembra para la campaña 2002/03 en la Argentina y muy discrepantes las estimaciones, tanto en cuanto a la superficie como a la tecnología a aplicar, según se trate de fuentes privadas u oficiales.

La Secretaría de Agricultura estima una caída de 11% en la siembra de trigo, con igual baja de la producción, en tanto que en el sector privado se estima en no menos de 20% esa reducción. En lo que se refiere al volumen de soja, oficialmente se estima que en 2003 se obtendría una cosecha de 34 millones de toneladas, superior en 4 millones a los 30 que se habrían obtenido en la presente campaña.

En términos preliminares y promediando las opiniones más reconocidas del sector, puede estimarse que la superficie de oleaginosas tendría un incremento de 1,1 millones de hectáreas, superando así un total de 14 millones, mientras que el área destinada a cereales y forrajeras caería en la misma extensión en la que se expandiría la de oleaginosas, llegando a un total de 11 millones de hectáreas.

Los temores del sector

Cabe destacar que terminado el mes de julio, alrededor de 50% de la producción de granos se hallaba en manos de los productores. Exportadores y molinos tienen dificultados para obtener el producto en cantidades significativas, ya que el productor se desprende de él a medida que le va siendo necesario, sea para sustentar su consumo familiar, sea para saldar deudas o para emplearlo como moneda de canje en la compra de insumos para la próxima campaña, solución que frecuentemente encontraron productores y proveedores en la controversia sobre el valor de los insumos, al margen de la impuesta por resolución oficial. En este sentido, uno de los temores de los productores agrícolas, y también de los ganaderos, es el de no poder extraer los fondos resultantes de las ventas del sistema bancario. La expectativa de continuidad en el alza de los precios de los granos, reforzó esta tendencia a la retención.

En principio llama la atención la respuesta de la dirigencia ante la situación del sector y sus perspectivas, que podría definirse como una actitud de queja y reclamo. Las expresiones de Martín Piñeiro, director del Grupo CEO, pueden ayudar a interpretar esa actitud: "La rentabilidad de la agricultura aumentó muy fuerte este año... En términos históricos debe ser de las más altas". La disconformidad de los productores ante semejante renta se debería a que "...se acostumbraron a pensar en dólares. Y en esa moneda la utilidad cayó. Además, creían que tenían campos que valían grandes cantidades de dólares y ahora cuestan la mitad. Por eso, en vez de festejar, se quejan."

Pero existe otro fantasma que impide que el sector festeje este elevado nivel de rentabilidad y es el temor de que se amplíen las retenciones con la intención de que el fisco mejore su situación compartiendo parte de la mejora. Las autoridades renunciantes negaron tal posibilidad, aunque es altamente probable que la medida esté en estudio. Respecto de la conveniencia de su adopción, en el mismo reportaje el Ing. Piñeiro sostiene: "Las retenciones son un impuesto que afecta a la producción. En realidad sería mejor que el Estado se apropie de una mayor renta cobrando como corresponde el impuesto a las ganancias". "Y es importante que se tenga presente que deben (las retenciones) ser de carácter temporario".

Mejoras en la ganadería

La mejora experimentada por este sector tiene menos que ver con la modificación del tipo de cambio que con la apertura de los mercados con posterioridad al episodio de rebrote de la aftosa. Son 43 los mercados de exportación recuperados desde que se dominó el problema de la enfermedad.

Si bien el mercado interno sigue siendo el destino fundamental de la producción de carne y el que, por el lado de la demanda, tiende a fijar los precios, varios factores confluyeron para que se produjera un gradual incremento de los mismos, que se aceleró fuertemente a fines del mes de julio. Hasta fines de ese mes, el incremento del precio promedio del ganado en el mercado de Liniers había superado 100 %.

La causa más significativa de esa aceleración parece radicar en el regreso de la producción al sistema pastoril de engorde como consecuencia del alza del precio del maíz, con una desaparición casi completa de la suplementación con granos y de los animales engordados en “feed lots”. La escasez de pasturas en un invierno crudo como el actual, provocó el tradicional -aunque superado desde hacía unos años- bache invernal de oferta. Adicionalmente, la retención del ganado como reserva de valor, por parte del productor, acentuó esta tendencia.

Los frigoríficos abastecedores del mercado interno y los supermercados absorbieron durante un prolongado período el incremento de los precios ganaderos, morigerando su traslado al precio de venta el público, de modo que, a fines del mes de julio el incremento del precio de la carne al mostrador había sido de “sólo” el 60%.

El reinicio de los envíos de carne para cubrir la cuota Hilton permitió un completo aprovechamiento del ganado, lo que a su vez hizo posible el mantenimiento de los precios internos a niveles inferiores a los de exportación.

PERSPECTIVAS

La sequía de Estados Unidos, cuya duración está prevista por algunos expertos hasta mediados de 2003 y la intensificación de la demanda china de granos, parecen asegurar la continuidad de precios en alza.
La fuerte tendencia a la “sojinización” no parece, sin embargo, la opción más favorable ante las excelentes perspectivas del maíz, cuya expansión disminuiría la dependencia del agro de un solo cultivo y un mejor manejo del suelo.
Es difícil imaginar que aumentos adicionales en el precio del ganado, no sean trasladados al consumidor. Frente a este hecho surgen interrogantes en relación con la adopción de medidas regulatorias, obviamente rechazadas por el sector.

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