Informe Económico de Coyuntura

Nº 230 - Mayo 2003 - AÑO 21

Deflación en el índice de precios mayoristas

El índice de precios al consumidor de marzo aumentó 0,6% respecto del mes anterior, acumulando 2,5% en el primer trimestre del año. Asimismo, el indicador minorista acumuló una suba de 31,7% en la comparación interanual.

En el análisis pormenorizado por rubros se observan incrementos de los precios en indumentaria (5,5%), por recambio estacional; alimentos y bebidas (1,2%), principalmente en lácteos y huevos y en verduras frescas; educación (0,9%); gastos de salud (0,6%); vivienda y servicios básicos (0,6%), y equipamiento del hogar (0,1%).

Por otra parte, se verificaron caídas en los rubros de esparcimiento (- 2,3%), por turismo (-7,2%), y de transporte y comunicaciones (0,3%), mientras que otros bienes y servicios se mantuvo sin cambios.

En resumen, la variación del indicador minorista provino básicamente del aumento de los precios de alimentos y bebidas, el capítulo de mayor ponderación en el indicador, y del impacto estacional de indumentaria.

En marzo, una vez más los precios de los bienes crecieron más que el de los servicios: 0,1% versus una caída de 0,1%, en tanto que respecto de diciembre de 2001 el incremento de los bienes llega a 73,1% y el de los servicios alcanza sólo a 13,6%.

La Canasta Básica Alimentaria (mide el nivel de indigencia) registró un incremento de 0,3% respecto del mes anterior y acumuló una suba de 2% en el trimestre, inferior al aumento de 2,5% del índice minorista. Dicha canasta acumula un incremento de 78,4% desde la salida de la convertibilidad, contra 44,5% que acumula el índice minorista en igual período.

El índice de precios al por mayor (IPIM) registró en marzo el primer valor deflacionario del año, cayendo 0,6% respecto del mes precedente (atribuible al acuerdo con el sector petrolero), acumulando aumentos de 0,2% en el primer trimestre y de 62,4% en los últimos doce meses.

En el análisis por rubros se observa una disminución de 0,6% en los productos nacionales, a consecuencia de una baja de 3,6% en productos primarios -caída del precio del petróleo crudo y gas (4,1%)- y un aumento de 0,6% en productos manufacturados y energía. Por su parte, los productos importados registraron una caída de 1,6%.

El índice del costo de la construcción presentó una suba de 0,4% respecto del mes anterior y acumula 26,8% en los últimos doce meses. En el análisis detallado se verificaron incrementos en todos sus rubros: mano de obra (0,8%), gastos generales (0,8%) y materiales (0,2%).

Desigualdades en el empleo de mujeres

En un informe de Siempro, organismo dedicado a la situación laboral de la mujer argentina que depende de Presidencia de la Nación, se destaca que las mujeres ganan en promedio $ 422 mensuales contra $ 627 que perciben los varones, o sea, 32,7% menos.

Esta situación se verifica aun cuando en 2002, en las áreas urbanas, la mitad de los ocupados tenía 12 o más años de escolaridad, dentro de los cuales 57% eran mujeres y sólo 45% eran hombres.

El informe computa que ha crecido la proporción de mujeres activas, dado que en 1995 era un 30,7%, en tanto que en 2002 subió a 34,5%.

De modo paralelo, fue aumentando la tasa de empleo entre las mujeres y disminuyendo entre los varones, de manera que el nivel de desempleo se fue equiparando en torno a 18% para ambos sexos.

El estudio señala que los mayores logros educativos de las mujeres no se traducen en puestos que aprovechen su formación previa y por eso son más las mujeres que desarrollan tareas inferiores al nivel educativo que alcanzaron. En este sentido, el mayor número de mujeres trabaja en tareas administrativas en el sector público, es casi excluyente en el servicio doméstico y desarrolla tareas primarias o no calificadas. Asimismo, a igualdad de nivel educativo, el porcentaje de mujeres en puestos no calificados es mayor que el de varones.

Estas mismas diferencias se acentúan entre las mujeres pobres que soportan condiciones laborales más adversas que las de estratos altos. Por ello es mayor su presencia en el sector informal, en los empleos precarios y en puestos no calificados.

Estas condiciones desfavorables durante la vida activa generan desprotección en la vejez, verificándose que entre las mujeres pobres mayores de 65 años el 61% carece de cobertura previsional.