Informe Económico de Coyuntura

Nº 235 - Octubre 2003 - AÑO 22

 TEMAS DE ACTUALIDAD

PyMEs: Una estrategia exportadora (1)

PyMEs: Una estartegia exportadora (1)

Las condiciones macroeconómicas de la Argentina obligan a pensar y planificar el desarrollo del comercio exterior de una manera más sistémica que en el pasado, ya que la necesidad de incrementar el volumen y monto de nuestras exportaciones, aumentar su valor agregado, diversificar mercados, resulta hoy imprescindible.

Existen dos grandes líneas de hábitos alimentarios en el mundo: fast food, que es en general, masiva; y la vinculada a la especialidad, a lo regional y artesanal, más adecuada a la pequeña y mediana empresa. Trabajar con productos de especialidades en función de un mercado cada vez más segmentado, con gustos y con preferencias diferentes, es una de las opciones. Lo importante es la llegada del producto como insumo intermedio o final a la góndola, y la capacidad de compra final del consumidor. Para esto es preciso tener en cuenta hábitos de consumo y costumbres de compra. Es decir, testear los distintos países que registran una tendencia creciente hacia los productos naturales, frescos, sanos, que sumen algún componente en cuanto a satisfacción de determinadas necesidades.

Respecto de las Pymes, éste es el camino más viable y para ello se requiere montar capacidades que respondan a exigencias de mayor gerenciamiento y calidad, tanto en lo que se refiere a procesos productivos como de comercialización. No se trata de entregar todo al acopiador y que éste lo exporte. En general se debe ocupar todo el proceso de la cadena de valor. Desde la Subsecretaría proveemos el proyecto de Promoción de Exportaciones, que genera asistencia técnica, asesoramiento, investigación de mercado y acercamiento de confrontación entre compradores y vendedores.

Varios elementos deberían servir como criterio de selección de sectores y de grupos. Uno, es que sean bienes demandados internacionalmente y para ello se realizan estudios de mercados, dentro de los cuales se debe focalizar, en particular y estrictamente, en la demanda: tipos de demandas, tendencias y prospectivas de las mismas, canales comerciales a utilizar, posicionamiento, packaging, etcétera.

Es necesario profundizar la democratización del proceso exportador. Hay una deuda pendiente que es sumar a las PyMEs. No se trata de operar en contra de los distintos actores. Es preciso apoyar a los exportadores y colaborar con ellos, al tiempo que se integra a las pequeñas y medianas empresas. Las condiciones macroeconómicas de la Argentina obligan a pensar y planificar el desarrollo del comercio exterior de una manera más sistémica que en el pasado. Las políticas públicas actuales impartidas desde el Estado hacia las Pymes, propician no sólo la generación de empleo, sino también un criterio de ocupación espacial del territorio que apunta a que este desarrollo no sólo quede vinculado a las áreas urbanas, especialmente de la Pampa Húmeda y el Gran Buenos Aires, sino que se convierta en un gran generador de ocupación de mano de obra en todo el país. Estas producciones pueden revitalizarse, y si bien aunque no tendrán un gran peso de consideración en el crecimiento del PIB o en la balanza de pagos, generarán puestos de trabajo directos e indirectos, y contribuirán a rehabilitar poblaciones que se debaten entre el ser y no ser. Las exportaciones generadas por empresas de menor tamaño también parecen contar con importantes ventajas relativas vis a vis las más grandes, en relación a la creación de puestos de trabajo.

Este proceso de cambio en los mercados enfatiza la interacción entre el Estado y el sector privado en diferentes aspectos, conformando un “paquete” de medidas y acciones sinérgicas. Además, estos programas demandan recursos, planificación, capacidad de gestión y continuidad temporal. En un mundo en continuo cambio, nunca se llega a conquistar en forma definitiva una posición. La misma debe ser permanentemente defendida y fortalecida.

La posibilidad de lograr este objetivo obliga a trazar un diseño bien articulado entre las diferentes áreas e instituciones públicas y privadas, que brinde al sector financiero la oportunidad inmejorable de tener una actitud más proactiva. Se deberá instrumentar un conjunto de actividades para desarrollar, asistir e incrementar las exportaciones.

En Italia y España, para tomar dos casos exitosos, el desarrollo de pequeños y medianos emprendimientos, ha impulsado unidades de gran eficiencia productiva, de alta calidad en sus productos, y de excelente manejo gerencial. Las PyMEs de esos países se han especializado en nichos de mercado, dejando a las grandes empresas la producción masiva. Asimismo, muchas de ellas se han convertido en proveedores de las mismas.

La posibilidad de utilizar los recursos naturales y los insumos básicos en cadenas productivas con mayor valor agregado, transitando el mundo de los productos diferenciados, es una alternativa que permitiría insertar a las PyMEs en sectores individualizados. Este avance sólo se puede generar a partir de una fuerte articulación entre la base primaria y los servicios técnicos de apoyo a la producción, comercialización, distribución, logística, transporte e industria.

La Argentina tiene mucho que trabajar en lo que a calidad y su aseguramiento se refiere ya que, producto del post acuerdo en la Ronda Uruguay del GATT, y todas las discusiones en el seno de la OMC para una mayor liberalización del comercio y producción agropecuaria, los países, especialmente de la UE, han impuesto normas mucho más exigentes y estrictas respecto a la calidad y seguridad alimentarias. Estas exigencias limitan o impiden el acceso a los mercados. En este sentido, en la Subsecretaría estamos trabajando en todo lo que se refiere al ordenamiento y eficiencia del Sistema Nacional de Control de Alimentos.

El sector agroalimentario participa en más del 50% de las exportaciones nacionales. Las características especiales de los alimentos argentinos permiten construir identidad con relación a la demanda de los consumidores del mundo. Fundamentalmente, la naturalidad, frescura, no contaminación y la calidad se identifican con algunos productos argentinos como, por ejemplo, carnes y vinos. La presencia del sector agroalimentario en todo el territorio nacional, acompañado por la experiencia de mucha gente sobre el tema y la ubicación en contraestación del hemisferio Norte, permite construir mayor competitividad y precios para una amplia gama de productos. La necesidad de innovación en el sector agroalimentario abarca a los productos, los procesos productivos, comerciales, y a las políticas que llevan a la reactivación del mercado laboral con auténticas acciones de inclusión, traducidas en cadenas de mayor trabajo, consumo, producción y comercialización.

Incrementar las exportaciones, particularmente de productos diferenciados y con valor agregado, no es una tarea de resultados instantáneos. Alcanzar este objetivo requiere una acción coordinada y consensuada de todos los actores, tanto en el sector público como en el privado.

(1) Extracto del artículo de Claudio Sabsay, publicado en “Revista del Encuentro para un nuevo modelo argentino”, Nº 7, año 2, Buenos Aires, agosto de 2003.