Informe Económico de Coyuntura

Nº 257 - Octubre 2005 - AÑO 24

 ANALISIS GLOBAL

El nivel de actividad económica y sus proyecciones
Escalada del precio del petróleo

El nivel de actividad económica y sus proyecciones

Los datos recientemente difundidos sobre la evolución de la economía argentina en el segundo trimestre del corriente año, ponen de manifiesto los anticipos expuestos en ediciones anteriores de este mismo Informe, en el sentido de una importante aceleración en el incremento del nivel de actividad durante dicho período. La comparación del producto interno bruto (PIB) entre el II trimestre de 2005 e igual período de 2004 señala un crecimiento de 10,1%, el mayor aumento interanual de los últimos cinco trimestres (ver cuadro adjunto).

Desde el punto de vista de la demanda agregada se destaca el fuerte incremento de la inversión (24,4%), concepto que había mostrado una importante desaceleración en el primer trimestre del año. De esta manera y como proporción del PIB, la inversión pasó a representar 19,0% en el II trimestre de 2005, mientras que en el I trimestre dicha relación había ascendido a 17,2%.

La conducción económica, de todos modos, señala que tal proporción debería ascender entre 2 y 2,5 puntos porcentuales más para garantizar un crecimiento anual del PIB de 5% o más. En tal sentido, los anuncios más recientes vinculados con la inversión son, por un lado, la creación de la Unidad de Financiamiento del Desarrollo (Ufide) -en el ámbito de la Secretaría de Industria- que es un consejo asesor, conformado por representantes del sector público y del privado, destinado a promover la inversión. Por el otro, el envío al Congreso de un proyecto de ley orientado a permitir una desgravación en el impuesto a las ganancias de las utilidades reinvertidas y no distribuidas que realicen las pequeñas y medianas empresas.

Por otra parte, también son significativos los aumentos, en el II trimestre, del consumo privado (10,6%) y de las exportaciones (17,9%). En el primer caso, la expansión está asociada a un incremento de los salarios que, en promedio, superó el alza de los precios al consumidor -no obstante el mayor aumento de éstos- y a la reducción del desempleo en un punto, al comparar el II trimestre con respecto al I. Las exportaciones, por su lado, se beneficiaron con la importante expansión de la cosecha gruesa -cuyo impacto fundamental es en el II trimestre- y por el sostenido aumento de las exportaciones de bienes industriales.

Por último y en cuanto al aporte de los distintos sectores productivos al crecimiento del PIB en el II trimestre, se destacan el agro (25,2%) y la construcción (17,9%) entre los productores de bienes, y transporte, almacenamiento y comunicaciones (16,6%) e intermediación financiera (16,0%) entre los productores de servicios. También, por el contrario, corresponde poner de relieve la importante desaceleración que experimenta el crecimiento industrial, ya que la expansión de 7,7% en el II trimestre del año en curso resulta casi la mitad del incremento que había mostrado en igual período de 2004.

Con la información analizada correspondiente a la primera mitad del corriente año y con la mencionada aceleración del crecimiento en el segundo trimestre, los analistas tienden a elevar sus proyecciones de incremento del PIB para todo 2005. El último Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM), que capta el Banco Central, muestra que en promedio la tasa de crecimiento del PIB, para 2005, se ubicaría en 7,5% e inclusive existen proyecciones fundadas que plantean un aumento superior a 8%.

Por otra parte, la reciente presentación en el Congreso del proyecto de presupuesto 2006 permitió conocer los parámetros macroeconómicos bajo los cuales fueron confeccionados los cálculos sobre gastos e ingresos del sector público nacional. Del mismo, surge que el incremento estimado del PIB asciende a 4%, lo que significaría una desaceleración importante con respecto a la evolución de 2005. De todos modos, también cabe reconocer que la subestimación del crecimiento ha sido una postura permanente de la actual conducción económica, seguramente para no comprometer erogaciones -como el pago de la deuda pública- que después puedan resultar de difícil cumplimiento. Para comparar, puede señalarse que en el último Relevamiento de Expectativas de Mercado se prevé un crecimiento del PIB de 5% para el año 2006.

En verdad, el principal elemento -no el único- que puede afectar el crecimiento de la economía a futuro está centrado en el comportamiento de la inflación. En el proyecto de presupuesto 2006 se estima un aumento de los precios del orden de 9%, pero si en la realidad el incremento fuera mayor, el Gobierno podría verse obligado a adoptar medidas -como la caída del tipo de cambio o la suba de las tasas de interés o la reducción del gasto público- que pueden afectar la tasa de crecimiento.

OFERTA Y DEMANDA GLOBAL (*)
Variaciones porcentuales (1)

Concepto I´04 II´04 III´04 IV´04 2004 I´05 II´05
PIB pm 11,3 7,1 8,7 9,3 9,0 8,0 10,1
Importaciones 55,8 42,5 38,2 28,9 40,1 15,7 29,7
Oferta y demanda global 14,3 9,5 11,0 10,9 11,3 8,7 11,9
Consumo privado 11,7 8,3 8,9 9,4 9,5 8,1 10,6
Consumo público 0,8 -0,8 4,1 6,5 2,7 5,6 5,4
Inversión interna bruta fija 50,3 36,8 33,6 23,6 34,4 13,4 24,4
Exportaciones 7,7 -0,2 9,2 16,5 8,1 16,6 17,9
(*) Estimaciones preliminares.
(1) Respecto a igual período del año anterior.
Fuente: Dirección Nacional de Cuentas Nacionales.

Escalada del precio del petróleo

En lo que va del año, el precio del petróleo aumentó algo más de 50%, después de una suba superior a 30% en 2004.

Esa tendencia se ha visto acelerada recientemente por los efectos de la temporada de huracanes en el Golfo de México, zona en que se ubican importantes plataformas petroleras y en la costa estadounidense, grandes refinerías.

En términos aproximados, esos niveles de precios han implicado una duplicación en los últimos dos años y una triplicación respecto del precio a fines de 2001.

Entre los factores causales del acelerado incremento de los precios del petróleo, se destacan los siguientes:

el determinante principal es la elevada y creciente demanda simultánea de países con altas tasas de crecimiento económico, como China e India, además de Estados Unidos;

la escasa capacidad ociosa en las primeras etapas de la producción petrolera, luego de los aumentos del suministro por parte de los integrantes de la Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) en 2004 y 2005;

la actividad en los mercados de petróleo futuros a largo plazo, muy sensibles a las novedades diarias y cuyo comportamiento especulativo tendría una excesiva influencia sobre los precios respectivos;

tensiones geopolíticas en importantes áreas petrolíferas de Medio Oriente, que podrían llegar a afectar sus niveles de producción, y

los crecientes precios de los derivados del petróleo (naftas, gasoil, fuel-oil, querosén) se originan no sólo en el costo del petróleo crudo, sino en gran medida en la escasez de la capacidad de refinado, no habiéndose construido ninguna refinería en Europa ni Estados Unidos en los últimos 30 años.

En Estados Unidos, el gobierno ha otorgado a varias compañías petroleras cantidades de crudo de las reservas estratégicas oficiales, para reemplazar suministros interrumpidos por el huracán Katrina. A su vez, líderes de la oposición demócrata han expresado que el Ejecutivo debería exigir a las compañías petroleras estadounidenses que comuniquen sus políticas de fijación de precios y los costos de producción.

Además de los claros efectos sobre los países exportadores o importadores de petróleo, la importante suba de su precio se despliega en las economías sobre numerosos rubros de la producción de bienes y servicios y del consumo de derivados, elevando así las tasas de inflación y reduciendo en consecuencia el consumo privado y por ende, la producción. Adicionalmente, puede llegar a afectar negativamente la confianza de los consumidores.

En su informe semestral difundido a mediados de setiembre, el FMI indica que la escalada del precio del petróleo no se ha reflejado en una fuerte desaceleración del crecimiento económico, como sucediera en décadas anteriores. Ello se debe, apunta, a la mayor eficiencia energética (más cantidad de producción por unidad de petróleo utilizada), las menores presiones inflacionarias y la mejor política monetaria.

Con respecto a las previsiones en la materia, el FMI estima que el precio medio de su canasta de referencia (compuesta por el petróleo intermedio de Texas, el Brent y el de Dubai) será de u$s 54,23 el barril en 2005 y de 61,75 en 2006.

De acuerdo a la Agencia Internacional de la Energía (AIE), en 2004 un precio promedio del petróleo de u$s 43,50 redujo en 0,5 punto porcentual el crecimiento económico mundial. Asimismo, predice que si en 2005 el precio promedio alcanzara a u$s 50, dicha reducción sería de 0,8 punto. Cabe observar que el crudo en Estados Unidos ya acumulaba un precio promedio de u$s 53 a mediados de agosto.

La AIE señala que las nuevas instalaciones petroleras en los países productores, que comenzarían a aumentar la oferta a principios del año próximo, no alcanzará a compensar la suba de la demanda en el corto plazo.

Además, los precios de los productos derivados podrían llegar a subir en mayor proporción que el crudo, dadas las limitaciones en la capacidad de refinado y la falta de adaptación de las refinerías para procesar el tipo de petróleo pesado, que es el principal que pueden agregar a su oferta los países productores.

El FMI también ha señalado el riesgo de una suba importante de las tasas de interés, como instrumento de la política monetaria para enfrentar la inflación.

Finalmente, importa destacar la vulnerabilidad de los mercados petroleros a cualquier factor externo que pueda afectar la oferta de crudo y derivados.