Informe Económico de Coyuntura

Nº 258 - Noviembre 2005 - AÑO 24

 ANALISIS GLOBAL

El aumento de los precios: causas y proyecciones
Desaceleración de la creación de empleo

El aumento de los precios: causas y proyecciones

La confirmación de un incremento del índice de precios al consumidor de 1,2% en setiembre, reinstaló el tema inflacionario en el centro del debate económico. Con dicha suba, la inflación acumulada en los nueve primeros meses del año en curso asciende a 8,9%, con lo que podría alcanzar aproximadamente 12% anual, si continúa este ritmo de expansión de los precios.

Uno de los motivos centrales que explica el fenómeno inflacionario está basado en la corrección gradual de precios relativos, tendiente a compensar el fuerte aumento que registraron los bienes transables, como consecuencia de la devaluación de principios de 2002, respecto a los no transables, en particular el caso de los servicios.

Dicha corrección ya había comenzado a insinuarse a lo largo del año 2004, cuando el conjunto de los servicios comprendidos en el índice de precios al consumidor aumentó levemente por encima del conjunto de los bienes. De todos modos, el impacto de tal proceso sobre el nivel general de precios minoristas en 2004 resultó menor, ya que el incremento anual fue de 6,1%.

Pero el cambio de precios relativos se acentuó en los primeros meses del corriente año. Así, por ejemplo, en el período enero-julio, mientras los bienes aumentaron sus precios en 5,9%, los servicios crecieron sensiblemente más rápido acumulando una suba de 9,2%. Además, todos los precios -tanto de bienes como de servicios- experimentaron alzas a mayor ritmo que en 2004.

De todas maneras, importa reconocer que el fenómeno inflacionario es complejo y por lo tanto, no admite una única explicación causal. El ya indicado incremento de los precios minoristas en setiembre de 1,2% se explica exclusivamente por el aumento de los bienes, dado que el precio de los servicios no registró variación alguna. Es más, también cabe señalar que en alimentos y bebidas -un rubro de alta ponderación en el índice de precios al consumidor- se ha registrado un alza de 12,2% en los nueve primeros meses del año, o sea, bien por encima del aumento del nivel general. En consecuencia, es indudable que otros factores -además de la corrección de precios relativos- están determinando la trayectoria inflacionaria.

Por el lado de la demanda, el aumento de las remuneraciones laborales en el sector privado registrado -que está impulsando una mejora de los salarios reales- permite elevar el consumo y otorga margen para incrementar los precios en aquellos rubros -parte de la canasta alimenticia, textiles, indumentaria, servicios personales, etc.- más sensibles al comportamiento del mercado interno. También el gasto público ha tendido a aumentar, en los últimos meses, más que proporcionalmente al incremento de la recaudación impositiva, aunque continúa registrándose un importante superávit fiscal primario.

Por el lado de la oferta, se verifica que el uso de la capacidad instalada de producción industrial continúa incrementándose, llegando en algunas ramas -por ejemplo, textiles, metálicas básicas y alimentos y bebidas- a niveles elevados que pueden determinar presiones inflacionarias al enfrentarse a una demanda en expansión. La respuesta, en estos casos, está vinculada al aumento de la inversión, pero aún cuando sea eficaz tal solución no es inmediata. Por otra parte, también cabe consignar casos más específicos de algunos productos sensibles -como carne vacuna y lácteos-, donde al aumento del consumo interno se suman mayores registros en materia de exportación, en el contexto de un stock ganadero insuficiente para dar respuesta a tal comportamiento de la demanda. También lo que hemos señalado con relación a los incrementos salariales impacta desde el lado de los costos, en particular en las actividades más mano de obra intensivas, como es el caso, por ejemplo, de muchos servicios.

Resta, finalmente, algún comentario sobre la incidencia en el precio de los bienes transables de la suba del tipo de cambio nominal, que se ha observado en las últimas semanas y más aún cuando se relaciona al peso argentino con monedas que se están apreciando, como el real brasileño y el euro. Tal aumento obedece tanto a una cierta recomposición en las carteras de inversiones financieras frente al alza de las tasas de interés en Estados Unidos -que hace menos atractivas las colocaciones en economías de mayor riesgo-, como al mantenimiento de la política de intervención del Banco Central. Sin embargo, el incremento de la paridad cambiaria no parece sostenible a futuro y por lo tanto, lo más probable es que tiendan a diluirse sus eventuales efectos inflacionarios.

En síntesis, son varios los factores que inciden sobre el actual proceso inflacionario, pero a nuestro juicio, el principal elemento es la corrección de precios relativos motorizada por el incremento de la demanda interna. No obstante, el contexto macroeconómico -fiscal, monetario, cambiario- no permite prever un desborde incontrolable de la suba de precios. En consecuencia, lo más probable es asistir a un alza de precios cercana a 10% anual, pero por un período relativamente prolongado, tal como lo indican las proyecciones contenidas en el mensaje que acompaña al proyecto de Ley de Presupuesto 2006 de la Administración Nacional (ver cuadro adjunto).

Proyecciones económicas

Concepto

2006 2007 2008

Precios al consumidor (variación %)

9,1 8,1 7,5

Precios mayoristas (variación %)

7,4 6,6 6,7

Tipo de cambio ($ x u$s)

2,97 3,03 3,12

Desaceleración de la creación de empleo

Los graves problemas existentes en materia de ocupación laboral -a pesar de la tendencia positiva de los últimos tres años- tienen lógicos efectos directos sobre la calidad de vida e indirectos por su relación con la evolución de la pobreza, además de constituir un desaprovechamiento de recursos humanos para la producción.

En el cuadro adjunto se presentan los datos relevados por el INDEC para las principales variables de ocupación. Las cifras del II trimestre del corriente año presentan -respecto de igual lapso de 2004- las siguientes variaciones principales (la comparación más correcta es entre los mismos trimestres y no entre dos trimestres seguidos, ya que estos datos son afectados por estacionalidad):

la tasa de desocupación descendió de 14,8% en el II trimestre de 2004 a 12,1% en el II trimestre de 2005, considerando como ocupadas a las personas que tienen un plan Jefas y Jefes de Hogar y realizan una contraprestación laboral por el mismo;

considerando como desocupados a todos los ocupados beneficiarios de un plan Jefas y Jefes de Hogar, la tasa de desocupación sube de 12,1% a 15,7%;

la tasa de subocupación, asimismo, disminuyó de 15,2% a 12,8%;

la tasa de actividad bajó de 46,2% a 45,6%;

la tasa de empleo, a su vez, aumentó de 39,4% a 40,1%.

Total 28 aglomerados urbanos

Tasas

Año 2004 Año 2005
2º Trim 3º Trim 4º Trim 1º Trim 2º Trim

Actividad

8,7 9,3 9,0 8,0 10,1

Empleo

38,2 28,9 40,1 15,7 29,7

Desocupación

11,0 10,9 11,3 8,7 11,9

Subocupación

8,9 9,4 9,5 8,1 10,6

Subocupación demandante

4,1 6,5 2,7 5,6 5,4

Subocupación no demandante

33,6 23,6 34,4 13,4 24,4
Fuente: INDEC

Con respecto a la reducción de la tasa de desempleo de 14,8% a 12,1% entre los segundos trimestres de 2004 y 2005, interesa señalar que la mitad aproximadamente de esa reducción se origina en el retiro de personas del mercado de trabajo y sólo la restante mitad se debe a la creación de nuevos empleos. Esto se verifica en el descenso de la tasa de actividad de 46,2% a 45,6% (la tasa de actividad es la proporción entre la población económicamente activa -ocupados más desocupados que buscan empleo- y la población total).

En los últimos períodos se ha desacelerado la creación de nuevos puestos de trabajo, lo cual lleva a estimar como probable que en el futuro próximo continuaría la tendencia descendente de la tasa de desocupación, pero a un ritmo más lento.

Esto se expresa comúnmente como una disminución de la elasticidad del empleo respecto del producto, es decir, cuánto crece el empleo por cada aumento del producto bruto interno. Esta elasticidad fue de aproximadamente uno en 2003 (el empleo crecía 1% por cada 1% que crecía el producto), mientras que ahora se estima en alrededor de 0,3%.

Existe una importante disparidad entre las tasas de desocupación de los 28 aglomerados considerados por el INDEC. Tomando los aglomerados por región, se aprecia que dichas tasas varían entre 13,4% en el Gran Buenos Aires (Ciudad de Buenos Aires y partidos del conurbano) y 6,0% en el Noreste.

Importa observar que dentro del Gran Buenos Aires, la Ciudad tiene una tasa de desocupación de 9,6%, mientras que en los partidos del conurbano la misma alcanza a 14,9%. Este porcentaje es el más alto de los ocho aglomerados con más de 500.000 habitantes, siendo en este sentido el más bajo el correspondiente al Gran Mendoza (7,6%).

De los 23.320.000 habitantes de los 28 aglomerados, 10.628.000 constituyen la población económicamente activa. Esta se compone de 9.346.000 ocupados y 1.282.000 desocupados.

Puede apreciarse la fuerte participación relativa del Gran Buenos Aires, ya que comprende 803.000 desocupados, esto es, 62,6% del total de desempleados de los 28 aglomerados, 646.000 radicados en el conurbano y 158.000 en la Ciudad de Buenos Aires.

Con respecto a la calidad del empleo, los últimos datos relevados por el INDEC sobre el trabajo en negro, informal o no registrado, muestran que en el II trimestre del corriente año el mismo abarcaba a 47,2% de los trabajadores en relación de dependencia. Esta proporción equivale a unos 4,8 millones de asalariados.