Informe Económico de Coyuntura

Nº 262 - Abril 2006 - AÑO 24

 ANALISIS GLOBAL

Inversión y crecimiento
Indicadores del mercado laboral

Inversión y crecimiento

La reciente difusión de las cifras de las cuentas nacionales correspondientes al IV trimestre de 2005 confirmó el sostenimiento de la expansión productiva, ya que el producto interno bruto (PIB) aumentó 9,1% en dicho trimestre y 9,2% en todo el año pasado (ver cuadro adjunto). De este modo, en el trienio 2003/2005 el PIB experimentó un crecimiento acumulado de 29,5%.

OFERTA Y DEMANDA GLOBALES (*)
Variaciones porcentuales

2003 2004 2005  (1)

Producto Interno Bruto

8,8 9,0 9,2

Importaciones

37,6 40,1 20,3

Oferta y Demanda Globales

10,5 11,3 10,2

Consumo Privado

8,2 9,5 8,9

Consumo Público

1,5 2,7 6,2

Inversiones

38,2 34,4 22,7

Exportaciones

6,0 8,1 13,8
(*) Calculadas a precios constantes de 1993.
(1) Estimaciones preliminares.
Fuente: Dirección Nacional de Cuentas Nacionales.

En este contexto, la inversión bruta interna fija registró un incremento de 22,7% en 2005 y acumula una suba de 127,9% en el trienio 2003/2005. De todos modos, la magnitud de la inversión necesaria para garantizar un crecimiento sostenido del PIB, continúa siendo motivo de un intenso debate en los ámbitos económicos. Las proyecciones de los analistas tienden a coincidir en que la inversión debería representar no menos de 23 puntos del PIB, para asegurar un incremento de este último, en el mediano y largo plazo, de al menos 5% anual.

Las cifras de 2005 indican que, a precios constantes de 1993 -tal como actualmente se calculan las cuentas nacionales-, la inversión representó 19,8% del PIB y en el último trimestre del año dicha proporción ascendió a 22,2%. Por otro lado, también cabe señalar que el cálculo a precios de 1993 subestima la magnitud de la inversión, dado que la estructura de precios relativos existente bajo el régimen de convertibilidad era desfavorable para los bienes transables, que constituyen un componente significativo de la inversión.

En consecuencia, si se mide la inversión actual a precios corrientes puede comprobarse que en 2005 la relación inversión/PBI fue de 21,5% y en el IV trimestre del año ascendió a 24%. Estos porcentajes indican que la inversión se está aproximando a los valores requeridos para garantizar un crecimiento sostenido, aunque, por cierto, el nivel de la inversión no es el único factor que garantiza el crecimiento. Inclusive, tomando los datos contenidos en el Relevamiento de Expectativas de Mercado que efectúa el Banco Central, se observa que las proyecciones para 2006 indican un incremento del PIB de 7% y de la inversión de 14,4 %, lo cual supone un alza adicional de la relación inversión/PBI.

De todas maneras, el volumen de la inversión no es el único dato relevante, también lo es su composición. En tal sentido puede comprobarse que la inversión en "equipo durable de producción" ( maquinarias, equipos y material de transporte) creció más en 2005 que la inversión en "construcción" ( lo mismo había sucedido en 2004), lo cual implica un aporte más intenso a la ampliación de la capacidad productiva. Adicionalmente, cabe consignar que en la construcción los rubros más dinámicos fueron los vinculados con obras de infraestructura, comportamiento que también le otorga un sesgo más comprometido con la competitividad general de la economía.

Por otra parte y al analizar, por ejemplo, el uso de la capacidad instalada en el sector industrial, se observa que, frente a un incremento de la producción manufacturera de 7,7 % en 2005, la utilización de la capacidad instalada de la producción a fines de dicho año (68,9%) era prácticamente similar a la registrada a fines de 2004 (68,5%). Ello indica que se registraron inversiones que ampliaron la capacidad instalada en una medida similar al aumento de la producción industrial. Sin embargo, también cabe reconocer que hay ramas manufactureras que están operando muy al límite de su capacidad productiva, como, por ejemplo, las industrias metálicas básicas y la refinación del petróleo.

El tema de la inversión en la industria manufacturera adquiere especial relevancia, dado el agudo proceso de desindustrialización que se verificó a lo largo de la década de los noventa y que afectó, muy particularmente, a las pequeñas y medianas empresas. La recomposición del sector industrial requiere, en consecuencia, de un significativo incremento de la inversión, asociado a la incorporación de nuevas tecnologías que se traduzcan en importantes aumentos de la productividad de los factores. Y en tal sentido, también es clave avanzar en el problema de la calificación laboral.

Un claro ejemplo de la necesidad de reconversión de la industria argentina está reconocido por el reciente acuerdo firmado entre la Argentina y Brasil, que establece un mecanismo de adaptación competitiva de aquellas ramas manufactureras argentinas que no puedan competir frente a los productos brasileños, y viceversa. En tal caso, se inicia un proceso de reconversión -monitoreado por ambos países- en el cual los sectores afectados deben realizar las inversiones y las incorporaciones tecnológicas correspondientes.

Indicadores del mercado laboral

Recientemente el INDEC dio a conocer los resultados del IV trimestre de 2005 para el mercado de trabajo, los cuales por razones de estacionalidad son válidamente comparables con los de igual trimestre del año anterior.

Para el total de 28 aglomerados urbanos relevados (comprenden aproximadamente 70% de la población total urbana y 63% de la población total del país), los principales indicadores mostraron la evolución siguiente:

la tasa de desocupación bajó de 12,1% de la población económicamente activa en el IV trimestre de 2004 a 10,1% en el IV trimestre de 2005, considerando como ocupadas a las personas que perciben un plan de empleo (Jefas y Jefes de Hogar u otro) y efectúan una contraprestación laboral por el mismo;

considerando como desocupados a todos los ocupados beneficiarios de un plan de empleo, la tasa de desocupación "corregida" o "de mercado" se redujo, asimismo, de 16,2% a 12,7%;

la tasa de subocupación descendió de 14,3% a 11,9%;

la tasa de actividad se mantuvo en 45,9%, y

la tasa de empleo aumentó de 40,4% a 41,3%.

De lo expuesto se deduce que la reducción en dos puntos porcentuales (p.p.) de la tasa de desocupación obedeció al incremento de la tasa de empleo juntamente con una estabilidad de la tasa de actividad (porcentaje entre la población económicamente activa y la población total). Es decir que proporcionalmente aumentó la cantidad de ocupados y no aumentó la oferta de trabajo (o trabajadores).

Cabe señalar que la tasa de empleo (porcentaje de la población ocupada sobre la población total) de 41,3% es la más elevada históricamente. Sin embargo, luego de mostrar un incremento importante en 2003, su tendencia creciente se ha desacelerado desde entonces.

Durante 2005, los nuevos empleos registrados o formales fueron creados en un 56% por los servicios, 24% por la construcción, 17% por la industria manufacturera y 3% por los sectores primarios.

La tasa de desocupación de 10,1% ha significado una sustancial reducción desde el 20,8% del IV trimestre de 2002. En este último período comenzó el INDEC su Encuesta Permanente de Hogares llamada "continua", la cual amplió de dos a cuatro los relevamientos anuales y tiene una metodología distinta de la encuesta anterior, denominada "puntual".

A su vez, la brecha entre la tasa de desocupación y la tasa de desocupación "corregida", que había sido de 4,1 p.p. (16,2% menos 12,1%) en el IV trimestre de 2004, descendió a 2,6 p.p. (12,7% menos 10,1%) en el IV trimestre de 2005. Esto se explica por la incorporación al mercado laboral de personas consideradas "ocupadas con planes de empleo" (al efectuar una contraprestación laboral), que son justamente las que generan la diferencia conceptual entre ambas tasas.

Por otro lado, resulta central la elasticidad empleo-producto, o sea, cuánto crece porcentualmente el empleo por cada punto porcentual de aumento del producto interno bruto. Esta elasticidad había sido de aproximadamente uno en 2003, para luego ir descendiendo hasta 0,4 en el último trimestre de 2005; esto considerando los "ocupados con planes". En el mismo período, la elasticidad "corregida" alcanzó a 0,6, valor que es mayor al anterior por la misma razón expuesta en el párrafo anterior.

Ese descenso de la elasticidad empleo-producto significa que se necesita menos cantidad de trabajo para generar igual cantidad de producto, o sea, que aumenta la productividad laboral, si bien resulta en cierta medida preocupante desde el punto de vista de la generación de empleo.

Por otra parte, el mercado laboral presenta diversas características de importancia como las siguientes:

existe una demanda laboral insatisfecha o escasez de personal calificado -técnicos y profesionales-, especialmente en el sector manufacturero, debido en gran medida a la desarticulación industrial de la década pasada y a los problemas del sistema educativo;

el mercado laboral está altamente segmentado, lo cual puede apreciarse al menos por las grandes diferencias que presentan las tasas de desocupación por edad, por nivel educativo y por regiones;

una segmentación particularmente importante es la generada por el trabajo informal o no registrado, el cual ha mostrado una tendencia suavemente decreciente desde el I trimestre de 2005 hasta el IV del mismo año, cuando se ubicó en 45,5% del total de asalariados.

Finalmente, una somera comparación de los últimos datos con los de 1998 -cuando comenzó la recesión- indica que las cifras de desocupación resultan similares, si bien se observa que los niveles de pobreza son ahora superiores en aproximadamente 18%.