Informe Económico de Coyuntura

Nº 268 - Octubre 2006 - AÑO 25

 ANALISIS GLOBAL

Actividad económica y restricción energética
Evolución de la Ronda de Doha

Actividad económica y restricción energética

Conocidas las cifras sobre la evolución de las principales variables macroeconómicas correspondientes al segundo trimestre del año en curso, pueden extraerse algunas conclusiones de interés. En primer lugar, la confirmación de que la actividad económica mantiene un dinamismo significativo, si se tiene en cuenta que el producto interno bruto (PIB) creció 7,9% con relación a igual trimestre del año anterior (ver cuadro adjunto).

Inclusive el incremento acumulado de la primera mitad del corriente año asciende a 8,3%, fortaleciendo las proyecciones que indican que el PIB a lo largo de todo 2006 podría experimentar una expansión del orden de 8%.

A nivel sectorial, se comprueba que en el segundo trimestre la producción de bienes registró un crecimiento superior (8,2%) a la producción de servicios (7,5%). Entre los productores de bienes se destacan la construcción y la industria manufacturera, que compensaron el desempeño negativo del sector agropecuario (-0.9%), afectado por las menores cosechas de trigo y maíz y por los conocidos problemas de la ganadería bovina. Entre los sectores productores de servicios, a su vez, sobresale el incremento de la actividad financiera con un aumento de 20,3%.

Otro elemento a destacar, cuando se analizan las cuentas nacionales del segundo trimestre del año en curso, se refiere al comportamiento de las inversiones. Si bien la inversión total creció a buen ritmo (18,5%), el dinamismo obedeció, principalmente, al incremento de la construcción (23,2%), mientras que el equipo durable de producción -que comprende maquinaria y equipo, por un lado y material de transporte, por el otro- experimentó un crecimiento menor (11%), sensiblemente inferior al del segundo trimestre de 2005 (34,7%). La explicación puede obedecer a hechos específicos verificados en dichos períodos, pero de todos modos, habrá que observar con detenimiento la evolución futura de tal rubro clave en el comportamiento de la inversión.

Al intentar proyectar el sendero de crecimiento futuro de la economía argentina -asentado con solidez en los superávit fiscal y de sector externo, al menos en el corto y mediano plazo- surge un factor de incertidumbre vinculado con la restricción energética, situación que comprende tanto a la producción de petróleo y gas como a la generación de electricidad, siendo esta última la que provoca mayor inquietud en lo inmediato.

La razón principal consiste en el mantenimiento sin ajustes de las tarifas eléctricas para consumo residencial, circunstancia que ha frenado o demorado el proceso de inversiones -y por lo tanto el incremento de la oferta- frente a una demanda que crece al 6% anual aproximadamente.

Frente a este panorama y en vísperas de la temporada estival, el Gobierno ha establecido que a partir del 1° de noviembre próximo los grandes usuarios de energía eléctrica que incrementen su consumo por encima de lo registrado en 2005, deberán proveerse el fluido por fuera del sistema eléctrico existente. En tal caso, el suministro producido por los nuevos generadores será a un precio superior a los actualmente vigentes, lo que tendrá su impacto sobre los costos industriales.

En los otros recursos energéticos se visualiza una situación de producción declinante (petróleo) o estable (gas) frente a una demanda también en constante expansión. En estos casos, el ajuste necesario para asegurar el abastecimiento al mercado local se realiza a través de una modificación de los flujos del comercio exterior, básicamente reduciendo las exportaciones e incrementando las importaciones. De todos modos, la falta de exploración suficiente en ambos recursos y el aumento del consumo interno, provocan una disminución importante de las reservas disponibles, problema que se agudiza en el mediano plazo especialmente para el petróleo.

Por último, también cabe señalar que se observan insuficiencias en la provisión normal de gasoil, elemento clave, por ejemplo, en el transporte público y en la actividad agropecuaria. En definitiva, si bien no puede hablarse estrictamente de una crisis energética, subsisten incertidumbres que podrían retrasar decisiones de inversión u obligar al Estado a elevar los subsidios si se pretende mantener inalterados los cuadros tarifarios.

OFERTA Y DEMANDA GLOBALES (*)

Concepto I 05 II 05 III 05 IV 05 2005 I 06 II 06
Producto interno bruto 8,0 10,4 9,2 9,0 9,2 8,8 7,9
Importaciones 15,7 29,7 17,8 17,7 20,1 17,8 6,3
Oferta y demanda globales 8,7 12,1 10,0 9,8 10,2 9,7 7,8
Consumo privado 8,1 10,9 8,7 8,0 8,9 8,4 8,2
Consumo público 5,6 5,4 6,6 6,8 6,1 8,3 6,5
Inversión bruta interna fija 13,4 25,0 23,5 26,9 22,7 22,9 18,5
Exportaciones 16,6 16,5 13,5 8,0 13,5 6,4 3,1
(*) Variaciones porcentuales con respecto a igual período del año anterior. Estimaciones preliminares.
Fuente: Dirección Nacional de Cuentas Nacionales.

Evolución de la Ronda de Doha

La Ronda de Doha de Negociaciones Comerciales Multilaterales es la primera desde la creación de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en 1994, habiéndose iniciado en esa ciudad de Qatar en noviembre de 2001. Su objetivo fue promover una mayor liberalización del comercio internacional mediante la continuación de las reformas de las políticas comerciales de los países.

Asimismo, el mandato ministerial de 2001 estimula una mayor consistencia en materia de política económica internacional y la promoción de los intereses de los países subdesarrollados a través de un mayor acceso a los mercados y de adecuada asistencia técnica y financiera.

Las grandes dificultades para lograr esos objetivos se pueden apreciar recordando que en 1999, en Seattle, la Conferencia Ministerial no había podido iniciar la prevista Ronda del Milenio. Ya lanzada la Ronda en 2001, en la reunión de 2003 en Cancún no se logró acordar las modalidades de negociación. Posteriormente, ya en diciembre de 2005 en la reunión de Hong Kong, se acordaron diversos compromisos que no pudieron cumplirse a tiempo para las reuniones previstas para abril y julio de 2006. Al no cumplirse con este último plazo, colapsaron las negociaciones que tenían prevista la terminación de la Ronda para fin de 2006, finalización que ya en la Declaración de Doha se había fijado para fin de 2004.

Las áreas principales de negociación son la agricultura, el Acceso a Mercados para Productos no Agrícolas (NAMA, por su sigla en inglés), servicios (banca, seguros, informática, comunicaciones) y propiedad intelectual. También se tratan otros temas como comercio y medio ambiente, medidas antidumping, solución de diferendos en la OMC, facilitación del comercio y subvenciones a la pesca.

Mientras que en el pasado, el peso relativo del poder de negociación en la OMC estaba concentrado en Estados Unidos, la Unión Europea y Japón, la Ronda de Doha ha reducido ese peso a favor de los países en desarrollo, liderados básicamente por China, India y Brasil.

Ese mayor protagonismo ha implicado que los países en desarrollo hayan condicionado sensiblemente la evolución de las negociaciones, lo cual se ha evidenciado en la Declaración Ministerial de Hong Kong, en diciembre de 2005, especialmente en su ya famoso "párrafo 24". Este establece que deberá haber "un nivel de ambición en el acceso a los mercados para agricultura y NAMA comparablemente elevado. Esta ambición ha de alcanzarse de una manera equilibrada y proporcionada compatible con el principio de trato especial y diferenciado".

Es decir que deberá existir una estrecha y directa vinculación de las negociaciones en las dos áreas -por primera vez en una ronda multilateral-, de forma que se logre una importante liberalización en agricultura y que los avances en NAMA incluyan las sensibilidades o vulnerabilidades de los países en desarrollo.

Es en torno a esas dos áreas que hasta ahora se hizo inviable conciliar posiciones entre los países desarrollados y los países en desarrollo, ya que las propuestas de los primeros son muy modestas en agricultura y muy ambiciosas en NAMA, estando condicionadas fuertemente las negociaciones sobre las restantes áreas a un acuerdo en las dos citadas.

En una carta abierta a los ministros de Comercio de los países miembro de la OMC (La Nación, 7.8.06), su director general, Pascal Lamy, ha expresado que el reciente fracaso de las negociaciones ha dado pie a dos fenómenos. Por una parte, una mayor priorización de los acuerdos de comercio bilaterales o regionales, y por otra, un resurgimiento de las amenazas de lograr a través del sistema de solución de diferencias lo que no se alcanzó en las negociaciones.

Asimismo, señala que si no se reanudan las negociaciones no habrá ganadores, pues todos pagarían un precio, "pero son los más pobres y débiles los que pagarían el precio más alto". Indica que "los cultivadores de algodón del Africa occidental, los arroceros de Tailandia y los productores de carne vacuna de América Latina ya están sintiendo sus consecuencias".

A mediados de septiembre se efectuó en Río de Janeiro una reunión del Grupo de los 20, conjunto integrado por China, India, Brasil, la Argentina, Sudáfrica, México y otros países. El G-20 mantuvo reuniones con el director general de la OMC y representantes de los principales países desarrollados, coincidiéndose en la necesidad de reanudar las negociaciones de la Ronda. Antes de retomar las negociaciones formales -para lo cual no se fijaron plazos-, se realizarán conversaciones técnicas sobre las áreas de agricultura y NAMA.

Unos días después de dichas reuniones, los titulares del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial exhortaron a los distintos países miembro de la OMC a avanzar en las negociaciones de la Ronda.