Informe Económico de Coyuntura

Nº 273 - Abril 2007 - AÑO 25

 ANALISIS GLOBAL

Crecimiento económico y mercado laboral
Evolución de la actividad manufacturera

Crecimiento económico y mercado laboral

Finalmente, las cifras de las cuentas nacionales confirmaron que el producto interno bruto (PIB) experimentó un incremento de 8,5% a lo largo del año 2006 (ver cuadro adjunto). De esta manera, la actividad económica ha registrado una expansión de 40,5% durante el período 2003/2006. En dicho cuatrienio, además, el consumo privado creció a una tasa acumulativa del 39,0%.

Las razones explicativas del aumento en el consumo privado son de variada naturaleza, pero sin duda un factor determinante ha sido la caída de la desocupación, que disminuyó de 20,8% en el cuarto trimestre de 2002 a 8,7% en igual lapso de 2006. Es claro que el aumento del empleo está correlacionado con la expansión de la actividad productiva, pero también cabe señalar que desde la salida de la crisis 2001/2002, la relación empleo/producto se ha posicionado en un nivel sustantivamente más elevado que en el decenio de los años 90.

La mayor intensidad en el uso del factor trabajo que en el pasado, guarda vinculación con el menor costo relativo de las remuneraciones, después de la devaluación de principios de 2002, con respecto al costo del factor capital. De todas maneras, los incrementos que se observan en el salario real de los trabajadores -si bien heterogéneos según ramas productivas y/o condiciones de actividad (empleo formal o informal)- están disminuyendo la brecha de precios entre ambos factores de la producción (trabajo y capital).

Desde principios de 2003 y hasta fines de 2006 los salarios reales, en promedio, mejoraron aproximadamente 25%. Si se considera, además, que todavía se encuentran muy disminuidos en términos históricos, resulta innegable que a medida que desciende la tasa de desocupación, las presiones salariales se vuelven más intensas, agregando un elemento más de incertidumbre en la sensible cuestión inflacionaria.

De allí que la pretensión oficial para el año en curso consiste en lograr un incremento nominal de los salarios inferior al que se acordó durante 2006, cuando los aumentos establecidos en las negociaciones colectivas se ubicaron alrededor de 19%. Un elemento que complica la discusión salarial es la proyección de la tasa de inflación para todo el año 2007 -entre otras razones por los interrogantes que generan los cambios en el INDEC- por lo que algunas entidades sindicales no descartan cerrar acuerdos de muy corto plazo -un semestre, por ejemplo- y volver a discutir nuevamente el tema salarial con datos más precisos sobre la evolución de los precios. Este mecanismo, de concretarse, introduciría un sesgo adicional de incertidumbre sobre el proceso inflacionario.

Por cierto, el impacto de la cuestión salarial sobre la inflación, debe ser interpretado considerando también la evolución de la productividad laboral, ya que un incremento de esta última permite mejorar el salario real sin efectos inflacionarios adicionales. En el caso de la industria manufacturera, por ejemplo, puede comprobarse que en el cuatrienio 2003/2006, mientras la producción aumentó 50%, la ocupación creció 30% aproximadamente; esto es, que se verificó un significativo incremento de la productividad laboral. Para otros sectores no existe información suficiente, pero como criterio general puede estimarse un aumento de la productividad laboral para el conjunto de la economía, que otorga fundamento a la mejora salarial.

De aquí en más, es probable que los aumentos de la productividad laboral sean más moderados, circunstancia que pondrá un límite a la evolución del salario real. Cada vez menos los incrementos de la producción y de la productividad serán la consecuencia de una mayor utilización de la capacidad instalada ociosa y del empleo de mano de obra desocupada -como lo fue en los primeros tramos de la salida de la crisis- y más el efecto de nuevas inversiones, incorporación tecnológica y calificación laboral.

Este último punto -la calificación laboral- remite, finalmente, a considerar la existencia y la dimensión del denominado “núcleo duro” de la desocupación, o sea aquel sector laboral que por problemas de calificación tiene dificultades para reinsertarse en las actividades productivas. Una evidencia al respecto es que la tasa de desocupación de los menos calificados -secundario incompleto- es cuatro veces superior a la de los más calificados -estudios universitarios-. En tal sentido, también cabe señalar que las autoridades -Ministerio de Trabajo- están realizando una intensa actividad de capacitación a través de diversos programas, entre los cuales se destaca la Red de Servicios de Empleo, que ya cuenta con más de 150 agencias en el interior del país.

OFERTA Y DEMANDA GLOBALES (*)

Concepto IV´05 2005 I´06 II´06 III´06 IV´06 2006
Producto Interno Bruto

9,0

9,2

9,2

7,7

8,7

8,6

8,5
Importaciones

17,7

20,1

20,1

6,8

20,2

16,6

15,2

Oferta y Demanda Globales

9,8

10,2

10,2

7,6

9,9

9,4

9,1

Consumo Privado

8,0

8,9

8,9

7,7

7,2

7,5

7,7

Consumo Público

6,8

6,1

6,1

5,8

3,1

4,2

5,2

Inversión Bruta Interna Fija

26,9

22,7

22,7

18,7

21,0

14,0

18,7

Exportaciones

8,0

13,5

13,5

4,0

6,2

13,1

7,4

(*) Variaciones porcentuales con respecto a igual período del año anterior. Estimaciones preliminares. // Fuente: Dirección Nacional de Cuentas Nacionales.

Evolución de la actividad manufacturera

El nivel de actividad en la industria manufacturera continúa presentando un dinámico ritmo de evolución, habiendo aumentado 6,5% en el primer bimestre del año respecto de igual período de 2006, de acuerdo al Estimador Mensual Industrial (EMI) del INDEC. Ese aumento de producción resultó similar al 6,7% registrado el año anterior para la misma comparación.

Ampliando la visión coyuntural, cabe señalar que en 2006 la producción del sector se incrementó 8,3% frente al año precedente, incluyendo en el último trimestre una suba interanual de 8,7%.

El crecimiento industrial de 2006 estuvo principalmente impulsado por la industria automotriz y por el sector de la construcción. En efecto, las mayores tasas de aumento de la producción -respecto del año 2005- correspondieron a los rubros de automotores, con 32,2% de incremento, cemento con 16,9% y otros materiales de la construcción con 16,6%.

También mostraron un desempeño destacado los rubros de carnes blancas (14,7%), cigarrillos (12,5%) y molienda de cereales y oleaginosas (11,5%).

Importa observar que ese crecimiento manufacturero se presentó en forma difundida, ya que 27 de los 29 rubros manufactureros considerados por el INDEC tuvieron en 2006 aumento de la producción.

Por otro lado, cabe subrayar que contribuyeron a la expansión industrial las mayores exportaciones, tanto de manufacturas de origen agropecuario (MOA), con 16% de incremento interanual, como de manufacturas de origen industrial (MOI), que aumentaron 24%.

Estos aumentos reflejaron principalmente la colocación de mayores volúmenes físicos y, en menor medida, los mayores precios.

A diferencia de anteriores procesos de aumento de las exportaciones industriales, el actual se produce simultáneamente con un fuerte incremento de la demanda interna, el cual permite especialmente a las PyME una creciente capacidad para acceder a los mercados del exterior.

Asimismo, este proceso ha sido acompañado por un aumento de la cantidad de empresas exportadoras y por una mayor diversificación de los mercados de destino.

En cuanto a la utilización de la capacidad instalada de producción, dada la estacionalidad propia del primer bimestre del año, puede tomarse el promedio mensual del último trimestre de 2006 para tener una aproximación adecuada.     

Dicho promedio fue de 74,5%, el cual incluye un fuerte grado de asimetría, pudiéndose en principio agrupar los bloques productivos presentados por el INDEC en tres grupos, según la intensidad en el uso de la capacidad:

con más de 85% de utilización: refinación del petróleo (93,0%) e industrias metálicas básicas (85,6%);

entre 75% y 85%: productos textiles (80,0%), sustancias y productos químicos (79,8%), papel y cartón (79,7%) -y con casi 75%- productos alimenticios y bebidas (74,6%) y edición e impresión (74,6%), y

con menos de 75%: productos minerales no metálicos (67,9%), productos del tabaco (66,2%), productos de caucho y plástico (64,5%), metalmecánica excluido automotores (59,0%) y vehículos automotores (56,0%).

Si bien las cifras del primer bimestre del año son insuficientes para precisar la coyuntura industrial, puede apuntarse que la industria automotriz continúa liderando claramente al conjunto del sector, con un incremento interanual de 23,7% en su producción. También se observaron subas significativas en los materiales de construcción.

Con respecto a la actividad automotriz, las empresas terminales se preparan para un año de crecimiento, con el lanzamiento de nuevas plataformas y la prosecución del proceso de sustitución de importaciones de partes y piezas o “localización”.

Suponiendo que en el presente año continúen destacándose los rubros manufactureros señalados -automotores y materiales de construcción-, resulta significativo apreciar que ambos son potentes multiplicadores del nivel de actividad sectorial, a la vez que se encuentran entre las actividades con menor grado de utilización de su capacidad instalada. Estos factores favorecen en principio las expectativas de un sostenido nivel de actividad manufacturera para el corriente año.