Informe Económico de Coyuntura

Nº 284 - Abril 2008 - AÑO 26

 SECTOR AGROPECUARIO

SITUACION

Tanto la ganadería como la agricultura han sido objeto de nuevas medidas adoptadas por las autoridades económicas, en ambos casos duramente cuestionadas por la casi totalidad de los actores intervinientes.
La ganadería recibió el anuncio de la fijación de precios máximos para trece cortes populares de la carne. La agricultura vio modificado su esquema tributario en materia de derechos de exportación, con subas en las alícuotas y con un cambio metodológico que transforma las mismas de fijas en móviles.

El “acuerdo” cárneo

Sin la inclusión del sector de la producción, primer eslabón de la cadena de la carne, y tras muy dificultosas negociaciones, la Secretaría de Comercio, acompañada por la de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentos, logró un acuerdo con frigoríficos, carniceros y demás integrantes de la comercialización de carnes, para la fijación de precios de referencia para trece cortes de carne de consumo masivo. De cumplirse el acuerdo, los precios en cuestión implicarían una retracción a los valores vigentes en enero del corriente año. Como medida destinada a posibilitar esta disminución de los precios, los frigoríficos propusieron una reducción del cupo de exportaciones en 10.000 toneladas para abastecer más fluidamente el mercado interno.

El sector de la producción, en completo desacuerdo con la medida de fijación de precios, atribuyó la propuesta de baja del cupo a una maniobra especulativa de la exportación, que le permitiría adquirir ganado de exportación a precios más bajos para -una vez recuperado el cupo- exportarlo con un mayor margen de ganancia.

Nuevo esquema de retenciones

El Ministerio de Economía anunció un nuevo incremento de las retenciones a las exportaciones de granos, en esta ocasión, introduciendo dos novedades. Por un lado, mientras el gravamen a la soja y el girasol fueron incrementados, pasando de 35% y de 32%, a 44,1% y 39,1%, respectivamente, los del trigo y el maíz fueron modificados a la baja y fijados en 27,1% y 24,2%, casi un punto por debajo de los vigentes antes del cambio. Las nuevas alícuotas, que para la soja implica retrotraer los precios a diciembre de 2007, pretenden modificar la relación de precios entre los cultivos, frenando el proceso de sojización y estimulando la producción de trigo y de maíz, productos ambos de consumo interno masivo.

Más allá de los distintos intereses que representan las cuatro entidades gremiales más destacadas de la producción, la respuesta de las mismas fue unánime y conjunta, un ¨lockout¨ con cese de la comercialización de granos, carne y leche, inicialmente previsto para dos días, pero extendido a una semana ante la falta de respuesta a los reclamos por parte del Gobierno. La medida contó con el apoyo de las bolsas de cereales de Buenos Aires, Córdoba, Bahía Blanca y Entre Ríos.

No obstante esta unanimidad, vale la pena señalar las diferencias que separan en sus reclamos a la entidad representativa de pequeños y medianos productores, de las restantes entidades, sobre todo de la SRA. Quizás el más importante es el referido a la universalidad de las retenciones que pone en un pie de igualdad a la agricultura familiar con los tecnologizados ¨pools¨ de siembra. La suba de las retenciones perjudica a los productores más pequeños al no preverse mecanismos diferenciales para este estrato más vulnerable, agudizando la tendencia a la llamada “agricultura sin agricultores”, al estimular el proceso de reconversión de este sector en rentista, privándolos de su rol de actores del desarrollo local y de generadores de empleo en el área rural y en los pueblos del interior.

El caso del tratamiento del precio del trigo es paradigmático en relación a la distribución de la renta al interior de la cadena, al favorecer a molineros y exportadores en detrimento de la producción, sobre todo de los de menor capacidad de negociación y de espera. En efecto, el cierre de las exportaciones de trigo permitió que los molinos adquirieran el cereal, sin la competencia de los exportadores -a precios del mercado local muy inferiores a los vigentes en el mercado internacional y aún a los de referencia-, recibieran una compensación para contener los precios del pan y exportaran el trigo como harina con un derecho de exportación de 10%, frente al muy superior derecho del trigo.

Un cambio significativo: retenciones móviles

Por otro lado, se estableció un esquema de retenciones móviles que acompañarán las oscilaciones de los precios, es decir que las retenciones irán en aumento a medida que se incrementen los precios FOB de los granos y disminuirán cuando lo hagan las cotizaciones. El nuevo esquema de retenciones regirá durante los próximos cuatro años e implica distintas alícuotas en función de bandas de precios. Según las autoridades, con la medida se busca reducir presiones inflacionarias, lograr un mayor nivel de previsibilidad a largo plazo, además del ya mencionado estímulo a la expansión de la producción de maíz y trigo.

Quizás el único actor efectivamente afectado resulte el mercado de futuros, ya que la movilidad de las retenciones limitará las oscilaciones, poniendo un tope al alza de las cotizaciones, quitando así a ese mercado su razón de ser como protección ante la volatilidad de los precios.

PERSPECTIVAS

Nuevas señales permiten estimar que los precios de los granos en general mantendrán su tendencia alcista: stocks mundiales de maíz en baja, producción creciente de etanol, contracción de las exportaciones de maíz por parte de China y crecimiento del consumo de aceites vegetales en ese país y en la India.
La situación puede diferir en el caso del trigo, en el que una expansión de la oferta puede ser suficiente para devolver las cotizaciones a niveles similares a los de campañas anteriores a la última, en la cual la espectacular suba de las cotizaciones se debió a factores climáticos y no a cambios estructurales de la demanda.

Gráficos

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