Informe Económico de Coyuntura

Nº 298 - Julio 2009 - AÑO 28

 TEMAS DE ACTUALIDAD

Las actividades de innovación productiva en la Argentina. (1)

Las actividades de innovación productiva en la Argentina. (1)

Es importante advertir que las mejoras tecnológicas no consisten únicamente en la adquisición de maquinaria, sino también en la aplicación de nuevos conocimientos a la producción, la capacitación de los recursos humanos y la compra de royalties/patentes. Actualmente, el factor más valioso para las empresas productivas es el conocimiento con que cuentan sus recursos humanos, que son los que pueden diseñar máquinas, operarlas, repararlas e interpretar o usar las técnicas disponibles. La capacitación de los recursos humanos, su ¨expertise¨, es lo que permite copiar, imitar, innovar y, eventualmente, obtener el mayor provecho del conocimiento adquirido (patentes, por ejemplo). Hay una parte importante del conocimiento que está difundido y es de acceso relativamente libre para todos. Pero si las empresas no cuentan con recursos humanos capacitados no pueden innovar, por más que el conocimiento se encuentre difundido. Si no hay quién lo pueda aprovechar, no hay innovación. En este sentido, la necesidad de capacitación constituye una barrera endógena a la generación de innovaciones tecnológicas.

La competencia internacional es cada vez más difícil ya que los mercados de bienes intensivos en conocimiento son los más dinámicos (debido a que estos productos poseen una elasticidad-ingreso más elevada), pero el desarrollo y la incorporación de tecnología es una estrategia fundamental para aumentar la competitividad en esos mercados. Por otra parte, las conductas innovativas contribuyen a generar empleos que requieren calificación; esto deviene en aumentos de salarios y en mejores empleos, constituyendo un círculo virtuoso que mejora la calidad de vida de la sociedad. Está estudiado empíricamente que las empresas que innovan son las que exhiben un mejor desempeño y son las más preparadas para afrontar períodos de crisis.

El desarrollo tecnológico se encuentra altamente relacionado con el patrón de especialización de un país, pero es muy difícil determinar la relación de causalidad. Por ejemplo, en la Argentina el 80% de las exportaciones son ¨commodities¨ y es muy difícil determinar qué es causa y qué es consecuencia, ya que la disponibilidad de abundantes recursos naturales implicó que el país no se especializara en bienes más elaborados, que requieren innovación para colocarse con mayor facilidad en los mercados.

Los principales obstáculos para innovar son la incertidumbre, la falta de incentivos, la volatilidad del ciclo económico, la falta de espalda financiera y la escala de producción. En este sentido, respecto a los incentivos, un tipo de cambio retrasado es perjudicial porque quita competitividad-precio, pero una moneda excesivamente devaluada no estimula el esfuerzo innovativo, ya que protege automáticamente y no genera otros incentivos. Quiero decir que hay que entender en qué contexto sucede esto. Crisis financiera, inestabilidad, escala pequeña en la Argentina, altos riesgos de la inversión en innovación -cuyos resultados y rentabilidad potencial son desconocidos-, falta de espalda financiera, estrategia defensiva y no expansiva del empresariado, esquema de incentivos, entre otros.

Por otra parte, cuando los países desarrollados comiencen a proteger su industria a causa de la crisis -EE.UU. ya lo está haciendo, Europa y Brasil también-, los mercados de productos con mayor contenido tecnológico van a continuar siendo los de mayor dinámica relativa. Brasil, por su parte, va a intentar venderle más productos a la Argentina, así como la Argentina va a intentar venderle más a Brasil.

Por definición, innovación es todo cambio que realice la empresa para mejorar sus procesos o productos, de esta manera el que innova es el empresario. Al sector público le cabe el rol de generar los incentivos y crear el clima para que el empresario innove.

El sistema científico -que incluye las instituciones académicas, el CONICET, las universidades- está concentrado geográfica e institucionalmente y también en lo temático, y presenta cierta desconexión con el empresariado, por lo que es preciso mejorar la trama de vinculaciones y relaciones entre estos actores. Los investigadores generalmente valoran mucho su independencia, pero para que haya innovaciones deben interactuar más para entender qué se necesita en la etapa productiva. Un científico argentino muy conocido, Jorge Sábato, definió al sistema nacional de innovación como un triángulo en el cual en cada uno de sus vértices se ubican el Estado, el sistema científico y el sector productivo: para que el sistema funcione bien estos tres vértices deben estar relacionados fuertemente de manera permanente.

El empresariado se mueve por la búsqueda de mayor rentabilidad y, precisamente, las rentas extraordinarias (mayores a las de equilibrio) sólo son posibles diferenciando la producción, con mejoras de producto, proceso, organizacionales o comerciales (innovaciones). Sin embargo, la incertidumbre y los obstáculos antes mencionados no contribuyen a que tome el riesgo de encarar actividades innovativas.

Destacaría que existe una buena política de ciencia y tecnología, aunque es insuficiente en materia de recursos y alcance. De todas maneras, en los últimos años ha estado bien encarada y ha generado instrumentos de política e innovaciones exitosas. Es importante incrementar los recursos disponibles para las políticas que fomentan la innovación. La creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva ha sido un gran impulso en este sentido, ya que cuando los fondos para financiar los programas provienen de organismos internacionales están sujetos a más condicionalidades y los instrumentos son menos flexibles para adaptarse a las realidades propias de las empresas o sectores. La mayor jerarquía otorgada al área, al crear el ministerio, parece augurar que cada vez habrá más programas financiados con recursos propios del Estado argentino.

Asimismo, se está tendiendo a crear programas con un alto componente asociativo, que permiten incorporar y combinar distintos instrumentos. Por ejemplo, los conglomerados productivos que alienta el FONTAR (Fondo Tecnológico Argentino), que permiten combinar distintos apoyos a las actividades innovativas como subsidios a investigación y desarrollo y a créditos a la compra de maquinaria. En este sentido, balancear las distintas actividades de innovación es fundamental y fortalece a las empresas.

El conjunto de empresas de base tecnológica no se ha incrementado en los últimos tiempos, por eso creo que hay que trabajar sobre las empresas innovativas (aquéllas que realizan esfuerzos de innovación aunque no necesariamente lleguen a concretarlos exitosamente). Es decir, no trabajar tanto en correr la frontera tecnológica, sino en ampliar la base de empresas innovadoras. Habría que ver cuáles son las empresas que han hecho esfuerzos en materia innovativa y focalizarse más en éstas que en las que ya están innovando en mayor grado; un instrumento esencial para esto es la Encuesta Nacional a Empresas sobre innovación, I+D y TICs que realiza el INDEC.

Existe un tema que no es nuevo pero que es de muy difícil solución: la coordinación de políticas entre las distintas dependencias del Estado. Es difícil que un funcionario que se ocupa de temas fiscales o contables esté al tanto de la importancia de dedicar recursos al incentivo de la innovación. En el nuevo Ministerio de Ciencia y Tecnología de hecho se ha creado un área encargada de coordinar las políticas existentes que fomentan la innovación, ya que algunas políticas son contradictorias o se superponen esfuerzos desde distintas dependencias.

Por otra parte, hay que generar incentivos para que las firmas de mayor tamaño realicen gastos en actividades de innovación en el país, ya que las empresas grandes son las que más exportan, y con las exportaciones se amplía la escala de producción y se soluciona el límite de escala que tiene el mercado argentino. En esta materia, la incorporación de inversión extranjera directa de los años 90 fue excesivamente permisiva, al no procurar compromisos por parte de los inversores, a diferencia de lo hecho por Brasil, que acordaba la contratación de recursos locales y la generación de I+D en la filial local.

En la Argentina se observa que por un lado existen sectores conocimiento intensivos y por el otro, sectores capaces de generar encadenamientos con el resto del aparato productivo local. Así, encontramos en el primer grupo a INVAP en una punta y en el segundo, a sectores como calzado, textil, alimentos que están más articulados con la trama productiva pero deberían incorporar mayor valor a través de la innovación en diseño, calidad, etc. En este sentido, es bueno que haya desarrollo de industrias de alta tecnología, pero también habría que enfocarse en el ¨up-grade¨ tecnológico de sectores que aunque no sean de punta generan encadenamientos y favorecen la difusión de conocimientos.

(1) Exposición del Lic. Gustavo Lugones, publicada en ¨Síntesis de la Economía Real¨, Nº 58, Centro de Estudios para la Producción (CEP), Secretaría de Industria, Comercio y PyME de la Nación, Buenos Aires, diciembre de 2008.