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Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 70 - Mayo 2004

Etapa de consolidación para los administradores de empresas
La Administración: una profesión en ascenso

A fines de la década del cincuenta, dos universidades de nuestro país (UBA y UCA) crearon la Licenciatura en Administración y, a mediados de 1962 (UBA) y fines del mismo año (UCA), egresaron los primeros profesionales de dicha disciplina. Si bien los comienzos de la profesión fueron muy duros, en la actualidad, los Licenciados en Administración ocupan cada vez mayor espacio en la gestión empresarial y de otras organizaciones. Las más importantes empresas del país se acercan a las universidades tratando de captar a estudiantes para realizar pasantías, los que luego podrán integrar sus cuadros gerenciales, sostienen los autores de este artículo.
Autor: Dr. José Luis Pagano
Presidente de la Comisión Actuación Profesional - Licenciados en Administración
Autora: Noemí Sanvitale
Vicepresidenta de la Comisión Actuación Profesional - Licenciados en Administración

 

La mejora continua es uno de los mandatos prioritarios que se imponen las organizaciones en la búsqueda de la excelencia.

Tomando como punto de partida esta afirmación, analizaremos los principales aspectos que deben tenerse en cuenta para que esa búsqueda se vea facilitada.


Conviene, para empezar, retrotraerse a principios del siglo pasado, época en que tuvieron lugar los primeros análisis sistematizados sobre mejora de la eficiencia industrial y la administración empresaria. Figuras esenciales en la elaboración de estudios fundamentales para el futuro del desarrollo industrial, tales como Taylor y Fayol, establecieron principios básicos que aún hoy tienen plena vigencia.


Estos principios, que incluyen conceptos tales como PREVER (anticipar lo que sucederá en el futuro), PLANIFICAR (establecer un plan en pos de un objetivo), ORGANIZAR (lograr la mejor combinación posible de los recursos disponibles), DIRIGIR – COORDINAR – GESTIONAR – REALIZAR (llevar a cabo las acciones necesarias para concretar lo previsto) y CONTROLAR (verificar en qué medida se ha cumplido con lo PREVISTO – PLANIFICADO y ORGANIZADO dentro de los plazos establecidos), son de permanente aplicación tanto para la megaempresa como para las micro, las organizaciones sociales, y hasta para el club de barrio.

El punto de partida: misión - visión - estrategias - organización

Por lo tanto, el punto de partida debe ser tener claro: ¿para qué estamos en el mercado?, ¿cuál es la razón de ser de nuestra existencia? En cualquier tipo de organización, es necesario tener la suficiente claridad para dar respuesta a dichas preguntas. Esto es lo que llamamos la misión. Si en una organización sus componentes no conocen con profundidad la misión de la misma, muy difícilmente puedan alinear sus esfuerzos en lo fundamental y probablemente se produzca una dispersión de energías. Esta situación podrá derivar en retrasos para alcanzar la meta o bien el riesgo de no alcanzarla.


Paralelamente a la definición de "misión" debe existir una mirada prospectiva. Quienes sean los principales mentores de la creación de la entidad deben proyectarse mentalmente hacia el futuro y delinear cómo imaginan la empresa en un futuro prudencial; por ejemplo: en una empresa comercial. ¿Qué parte del mercado esperamos tener?, ¿qué imagen tendrá de nosotros la comunidad?, etc.


Esta proyección imaginativa hacia el futuro es lo que denominamos la visión y es la que dará lugar al plan estratégico de la organización, donde todas las acciones de cada día deben realizarse teniendo en cuenta –al decir de Peter Drucker– las consecuencias que tendrán más adelante.


Esta es una acción sumamente gravitante para el desarrollo empresario. Es por ello que la visión de los dirigentes de varias compañías las ha llevado a los primeros planos del mundo empresarial.


Definidas las estrategias, corresponde el diseño de la organización (o el rediseño si se trata de una entidad en funcionamiento). Esta parte incluye el ordenamiento y la adecuada combinación para lograr la optimización de los recursos disponibles. Para ello, los dirigentes deben pasar del planeamiento estratégico al planeamiento táctico, definiendo y estableciendo los diversos objetivos que deberán orientar las acciones posteriores, así como también asignar los medios que permitirán alcanzarlos.


Para que todo lo anterior tenga una verdadera base de sustentación para las operaciones futuras, es imprescindible establecer los parámetros de medición. Para ello es necesario traducir el plan general diseñado en números, y así llegamos al PRESUPUESTO, que pasa a constituirse, en principio, en la herramienta final y básica de la planificación organizacional. Si no se dispone de un presupuesto, no hay posibilidades de que una organización pueda funcionar con eficacia.

La organización en acción. El control

Puesto en funcionamiento el plan, la empresa o la organización pasa a desenvolverse dentro de los parámetros previstos.


Aquí surge el segundo aspecto protagónico del presupuesto, que es el de convertirse en el elemento clave del control de la gestión. Efectivamente, el presupuesto permitirá verificar en tiempo real, momento a momento, en qué medida lo que se está haciendo se ajusta a los objetivos oportunamente establecidos. En el caso de producirse desvíos, esta metodología permitirá analizar sus causas y posibilitará realizar las correcciones necesarias con rapidez.

La realidad de nuestros días

Estos procedimientos de base sencilla, pero de gran profundidad tienen diversos matices según el tipo de entidad de que se trate. Sin embargo, la secuencia establecida es inalterable.


Por lo que podemos apreciar frecuentemente en algunas instituciones, no hay claridad en el enunciado de su misión: el personal en general no la conoce (lo que dificulta su alineamiento con los objetivos); y en otras, ni siquiera la misión está expresada en negro sobre blanco.


Por otra parte, así como hay empresarios que tienen claro adónde quieren llegar, hay organizaciones que actúan como consecuencia de... (se mantienen en el mercado y se manejan con el cada día).


Con respecto al presupuesto, una parte de las organizaciones toma como base el presupuesto anterior y le agrega la inflación previsible (no hay visión del futuro). En otras organizaciones, el presupuesto aún es una asignatura pendiente. (Esto es lo que palpamos en varias oportunidades en nuestra labor de consultoría y asesoramiento.)


Además, es frecuente informarse a través de distintos medios de situaciones sumamente críticas, a las que se ha llegado por la improvisación y la gestión no idónea, cumplida por personas no aptas para la gestión empresaria.


Vemos con sorpresa en los titulares de diarios designaciones, al frente de reparticiones, dependencias u organizaciones, de personas que no tienen los conocimientos ni la experiencia adecuados para ello. Al tiempo nos enteramos de los funestos resultados. Esto ha motivado que las autoridades de nuestro Consejo, oportunamente, hayan intervenido (tratándose de dependencias públicas), haciendo notar oficialmente la inadecuada decisión.

La competencia profesional

A fines de la década del 50, dos universidades de nuestro país (UBA y UCA) crearon la Licenciatura en Administración y, a mediados de 1962 (UBA) y fines del mismo año (UCA), egresaron los primeros profesionales de dicha disciplina.


Con esta nueva carrera se empezó a cubrir una creciente demanda en el mercado. En la actualidad, la enseñanza de la Administración, ya sea en carreras de grado, posgrado, maestrías, etc., es una actividad de demanda permanente.


Si bien los comienzos de la profesión fueron muy duros, actualmente, los Licenciados en Administración ocupan cada vez mayor espacio en la gestión empresarial y de organizaciones de otro tipo. Las más importantes empresas del país se acercan a las universidades tratando de captar a estudiantes para que realicen pasantías; así luego ellos podrán integrar sus cuadros gerenciales.


La clave de esta demanda reside en la formación generalista, ya que cada Licenciado en Administración tiene al término de su carrera los conocimientos integrales de dirección, gerenciamiento y conducción para administrar lo que sea.


Ello ha dado lugar -tendencia que va incrementándose día tras día– a que permanentemente se amplíen los ámbitos de nuestra actuación profesional: administración de consorcios; administración de entidades deportivas; administración de organizaciones sin fines de lucro; administradores judiciales; administración de entidades prestadoras de servicios de salud; administración de empresas agropecuarias, etc. Ello es un indicador de que, al cumplirse poco más de cuarenta años de la creación de esta nueva carrera, ya está lo suficientemente acreditada e instalada en el mercado laboral.


Una muestra de ello es la permanente demanda de las empresas, las designaciones de nuestros graduados como gerentes en empresas en el exterior, o como titulares de consultoras internacionales, y el creciente número de gerentes en las más importantes empresas de nuestro país.


El vicepresidente 1° del Consejo, Dr. Humberto A. Gussoni, en ocasión de realizarse la 2° Jornada de Administración en nuestra Institución, el 29 de mayo del 2003, al destacar la cantidad de jóvenes profesionales y estudiantes que colmaban la sala, expresó: "Esto es un signo de la vitalidad que tienen las Ciencias Económicas y en particular la Administración". Y remarcó: "La administración es una profesión en ascenso, no solo por el número de profesionales que se integran al Consejo, sino por la calidad de sus aportes y la interacción con la Institución".

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