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Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 82 - Octubre 2006

Entrevista con el Presidente de la IFAC, Dr. Fermín del Valle
"El desafío es hacer la profesión más atractiva para las generaciones que vienen"

Es argentino y presidirá durante los próximos dos años la Federación Internacional de Contadores (IFAC), cuya sede está en Nueva York. Para su gestión promete cumplir con dos objetivos. Primero: que la profesión continúe desarrollándose en el mundo. Segundo: la consolidación de la IFAC como emisor de normas. Afirma que en la Argentina los profesionales tienen buen nivel, pero que el país todavía tiene mucho para hacer en materia de armonización contable.
Un contador argentino llega al escalón máximo al que un profesional tal vez pueda aspirar en su carrera: ser presidente de la organización mundial que representa a todos los contadores del mundo (se calcula que son más de dos millones y medio de personas). La Federación Internacional de Contadores (IFAC, según sus siglas en inglés) tiene sede en la Quinta Avenida de la ciudad de Nueva York. Nació hace casi 30 años y por primera vez un sudamericano estará al mando de ella. El Dr. Fermín del Valle es socio de la firma Deloitte desde 1980 y miembro del CPCECABA. Universo Económico charló con él poco antes de asumir su cargo.

Universo Económico: ¿Qué es la IFAC?
Fermín del Valle: Es la federación internacional para la profesión contable. Fue fundada en 1977 y abarca a 160 organismos miembros en 120 países. Esto representa a más de dos millones y medio de contadores empleados en el sector público, la industria y el comercio, el área gubernamental y el ámbito académico. En la Argentina calculamos que hay unos 90.000 contadores.

UE: ¿Cuál es la misión de la IFAC?
FDV: Nosotros buscamos fortalecer la profesión de los contadores a nivel mundial y contribuir al desarrollo de economías internacionales firmes. Esto lo hacemos estableciendo y promoviendo la adherencia a normas profesionales de excelencia y calidad, que busquen a la vez, la convergencia internacional.

UE: ¿Cómo trabaja la IFAC?
FDV: Lo hacemos de manera cercana con los organismos miembros y con las organizaciones regionales de contabilidad. En el caso de la Argentina se hace a través de la Federación de Profesionales de Ciencias Económicas. La IFAC obtiene y analiza las observaciones, las propuestas y los inputs que aportan los reguladores, los diferentes gobiernos, los agentes que definen las normas y todos los que comparten el compromiso de crear una arquitectura financiera sólida y global.

UE: ¿Cómo llega un argentino a ser presidente de la IFAC?
FDV: La Argentina se hizo miembro en 1995 a través de la Federación de Consejos Profesionales. Un año después recibimos una invitación para postular candidatos a los distintos organismos de gobierno que tiene la IFAC y también para las demás juntas que emiten normas contables. Todos los años se van abriendo candidaturas, ya que las posiciones van rotando. La Argentina, en ese momento, apuntó a algo más alto y pidió una silla en el directorio. Nos dieron esa posición y me eligieron como candidato. Yo comencé a trabajar en el directorio de la IFAC en noviembre de 1997; así que ya llevo nueve años en el cargo. Hace dos años, en París, en las asambleas bienales del organismo me eligieron vicepresidente. Pero, de acuerdo con nuestro estatuto, cuando se elige vicepresidente se está eligiendo el futuro presidente. De esa manera, en noviembre de este año, cuando yo asuma mi cargo, estaremos también eligiendo el vicepresidente, que no es más que el presidente de la IFAC en dos años.

UE: ¿Cuáles son sus objetivos para esta gestión?
FDV: Tenemos un plan estratégico. Primero: la consolidación de la IFAC como un emisor de normas internacionales de manera que sea reconocida en todo el mundo de tal forma. Aspiramos a que las normas internacionales de auditoría y de ética sean adoptadas por la mayor cantidad de países. La Comisión Europea, por ejemplo, está próxima a dar este paso. El segundo aspecto importante es el desarrollo de la profesión alrededor del mundo. Hay que difundir lo que es nuestra profesión, su servicio a la comunidad, y hacerla más atractiva para las generaciones que vienen. La profesión de Contador Público es indispensable para el desarrollo de la actividad económica, para proveer información, resolver la gestión impositiva. Hay una relación entre el buen desarrollo de la profesión y el buen desarrollo económico del país. Uno de nuestros objetivos es que la carrera esté reglamentada en la mayor cantidad de países posible. Tenemos un comité específico cuyo objetivo primordial es trabajar sobre la profesión en aquellos países menos avanzados, donde la profesión no está tan desarrollada. A su vez, este comité asesora a la división que emite normas para que esta tenga en cuenta la realidad de los países menos ricos.

UE: ¿Qué parámetros se consideran para saber si un país tiene buenos o malos profesionales? ¿Cómo está ubicada la Argentina?
FDV: Uno debería pensar en las condiciones que deben estar presentes como para que la profesión de Contador Público sea bien llevada a cabo. La primera es la educación y, en ese sentido, como ejemplo para ilustrar, la Argentina cuenta con una muy buena base. En nuestro país tenemos una formación universitaria, algo que no ocurre en todos los países, donde en muchos casos se trata de una actualización que se toma después de cursar alguna otra carrera. Tenemos camino para recorrer en materia de educación continua, es decir, después de conseguir el título. Otro aspecto es la aplicación de normas profesionales adecuadas. En este caso tenemos buenas normas de auditoría y de ética, pero creo que sería realmente positivo que la Argentina se moviera más decididamente en los próximos años hacia la adopción integral de normas de auditoría internacionales que hoy son consideradas como la referencia de normas de calidad. En términos de ética, si bien tenemos códigos adecuados, la idea es que no sean menos exigentes que las normas internacionales, y allí tal vez hay algún espacio para recorrer. Como conclusión yo diría que la Argentina se encuentra bien ubicada con respecto al resto del mundo; hay espacio para algunas mejoras y bastaría alinear los esfuerzos para ubicarse como una de las profesiones líderes en la región y en el mundo. Tenemos la infraestructura y la calidad humana para hacerlo.

UE: ¿La Argentina es un país reconocido por el nivel de sus profesionales?
FDV: En el mundo, las profesiones son reconocidas por como se las ve en estas condiciones puntuales que acabo de describir. Entonces yo creo que podemos tener profesionales muy buenos, tener muy buenas normas, pero, si no estamos armonizados con las normas internacionales, cuesta mucho más explicar al resto del mundo que lo que hacemos nosotros es tan bueno como lo que el mundo pretende. Las normas profesionales son un parámetro para saber cómo está hoy la profesión en el mundo.

UE: ¿Y cómo ve a la Argentina en ese sentido?
FDV: El año pasado se ha logrado un conjunto de normas contables únicas para todo el país. Pero debemos trabajar más para que cualquier modificación que se haga sea consensuada por todos los Consejos a través de la Federación. Yo creo que para el futuro de nuestra profesión es imperioso que el CPCECABA, que es el más importante del país, se unifique con el resto de sus pares. Soy muy optimista y creo que esto se va a dar, ya que hay señales de ello.

UE: Volviendo al plano internacional, ¿cómo afectaron los escándalos de compañías como Enron o World.com en la reputación de los profesionales y las compañías asesoras?
FDV: Ciertamente, todo esto afectó la credibilidad de la profesión y del sistema de información. Hay una cadena de información que empieza con los que preparan esa información en la compañía: los que asesoran, el management que la elabora, el directorio que la aprueba, las auditorías que la revisan, los reguladores que supervisan, los analistas y los periodistas, y recién luego se llega al usuario. De todos estos actores, yo diría que la profesión de Contador Público fue una de las que más fuertemente reaccionaron. Se sometió a sí misma a una supervisión pública. Tenemos que nutrirnos de todas las culturas para generar las normas más adecuadas, mejorar los canales de comunicación para escuchar los problemas de todos los países con distintos tipos de economías. Tenemos que hacer hincapié en los valores de los profesionales: la experiencia, la integridad y la transparencia.

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