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Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 87 - Noviembre 2007

Editorial
Una nueva etapa en el País y en el Consejo

Autor:
Dr. José Escandell
Presidente del CPCECABA
Hemos atravesado los primeros cien días de gestión con dos elecciones generales en la Ciudad de Buenos Aires, las que permitieron designar al Jefe de Gobierno, y las nacionales, de donde ha surgido la nueva conducción de la R epública Argentina.

Ambos hechos, si bien “externos” a nuestra Institución, han tenido su resonancia en el seno de la comunidad de profesionales en Ciencias Económicas. En ambos casos, organizamos almuerzos para que los candidatos pudieran expresar sus puntos de vista y sus propuestas, y para que nuestros matriculados tuvieran “de primera mano” la apreciación de quienes se postulan a los más altos cargos tanto en la Ciudad como en la Nación. El primero de los ciclos se llevó a cabo en las postrimerías del mandato de las autoridades salientes, y el segundo, ya durante nuestra gestión. Cumplimos así con nuestra responsabilidad institucional.


Mucho se ha dicho sobre la apatía y la falta de motivación de la ciudadanía durante las campañas electorales. Quizás no debamos confundir lo que debiera ser algo normal, habitual, plenamente integrado a nuestras vidas, con un todo o nada que debemos dejar atrás definitivamente. La construcción de una comunidad próspera, respetuosa del orden jurídico y solidaria con los más débiles no se compatibiliza fácilmente con espasmos de crispación y angustia seguidos de euforias artificiales y hasta infundadas.


Esa construcción demanda coherencia y tenacidad para perseguir todos los días los objetivos que nos acercan a los ideales compartidos. Por ello, una preocupación constante en nuestros matriculados, cual es perseguir la mejora continua en la calidad institucional, es un reclamo general de nuestros colegas, que hemos transmitido a nuestros invitados del modo más elocuente del que hemos sido capaces.


Y para que nuestro reclamo “hacia afuera” tenga coherencia, lo buscamos también “puertas adentro”, en el propio Consejo. La clave es la participación. Como autoridades tenemos la obligación de crear opciones para que la inserción de los colegas en la vida de la Institución sea lo más activa posible, y al matriculado le asiste el derecho, pero también la responsabilidad, de aceptar el desafío y hacerlo en el ámbito en que se sienta más cómodo o en que más pueda aportar.


Ahora se inicia una nueva etapa en el país. Nuestro inventario de inquietudes, expresadas en persona a cada uno de los candidatos que nos visitaron, identificaba como prioridad en la búsqueda de mejora institucional el funcionamiento de la Justicia. Este es un reclamo largamente compartido con otros sectores sociales que aún no se ha encarnado cabalmente, aunque en general se admite su necesidad.


Cuando se ahonda en el tema, surge que entre no pocos de los ciudadanos se cree que la Justicia no es de fácil acceso y también que puede ser lenta, lo que afecta su independencia y la puede convertir en discriminatoria.


Obviamente, nuestro reclamo de calidad institucional alcanza a todos los poderes cuando exceden o declinan sus funciones esenciales. Tenemos una democracia


republicana consolidada en la forma y ha llegado el momento de empezar a llenarla de contenido.


Hicimos también aportes en forma de preguntas y sugerencias a los candidatos, planteando las cuestiones socioeconómicas básicas: cómo movilizar los recursos productivos, cómo mejorar el empleo en blanco, cómo perfeccionar el sistema tributario, no sólo para que los recursos se distribuyan equitativamente favoreciendo el federalismo, sino también para que favorezca la inversión y el empleo, y, fundamentalmente, pusimos énfasis en la educación como la verdadera igualadora de oportunidades y por lo tanto como el camino concreto para ejercer la mayor libertad individual y dar sustentabilidad al desarrollo pleno de la República.


Los desafíos de la infraestructura energética también fueron formulados de modo sistemático a los candidatos que vinieron al Consejo, quienes valoraron con su presencia la calidad de una audiencia que se sitúa sobre el promedio de la sociedad en los temas económicos. Más allá de la obvia respuesta en favor de mayores inversiones en ese sector clave, analizado en detalle lo que se dijo, se puede advertir que no hay homogeneidad ni conciencia total de su carácter prioritario.


Este es un tema, en consecuencia, que seguirá presente en los años por venir y donde una insuficiente planificación puede actuar como un serio freno al desarrollo nacional.


Las cuestiones sociales más candentes: la pobreza extrema, la exclusión social, la marginalidad del orden legal en el trabajo y el más elemental desempeño social, como lo es enviar los hijos a la escuela, o la seguridad (todos asuntos que la comunidad sufre y reclama resolver con políticas de profundo arraigo y altas miras en su diseño), también estuvieron presentes en estos encuentros, con respuestas que merecen un debate pormenorizado, puesto que las soluciones implican un compromiso de todos, con alta integración de valores y conductas en respaldo de acciones eficaces emergentes de una necesaria deliberación que integre y comprometa a todas las fuerzas sociales.


En otro orden, en lo que atañe a nuestras reivindicaciones fundamentales, como los colegas ya saben, salimos a plantear con toda firmeza, de cara a la sociedad, que la reforma del Impuesto a las Ganancias, anunciada como un alivio para los trabajadores, en realidad excluía a quienes –como la mayoría de los profesionales en Ciencias Económicas y en otras disciplinas– lo hacen de modo independiente, como autónomos. Otro tanto hicimos con la integración de la Auditoría General de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, cuyos integrantes han sido escogidos sin tener en cuenta que para desempeñar sus tareas es indispensable contar con profesionales de nuestras especialidades a fin de no dañar el objetivo esencial de control efectivo de los actos de gobierno. No conseguimos cambiar lo que ya se había resuelto como un pacto político, pero creemos que logramos instalar el tema y que en el futuro nuestra posición será asumida como beneficiosa por las diversas fuerzas partidarias.


Esa línea de trabajo, asumiendo todos los desafíos que conciernen a nuestras profesiones, será continuada y enriquecida en nuestro accionar durante el año 2008. Es decir, seguiremos administrando el Consejo en beneficio de todos y encararemos las cuestiones que merezcan un debate general en la sociedad, donde nuestra palabra tenga algo sustancial y específico que aportar.


Auguramos para el próximo año avances significativos en el desplazamiento de las conductas viciadas por la corrupción en todas sus formas. Esta Institución y las profesiones de las C iencias E conómicas no transarán jamás con las prácticas que se aparten de la ley, tanto por acción como por omisión, y confiamos en la ética y sentido del bien común de cada profesional para afrontar proactivamente un cambio sensible en la comunidad. Es nuestro compromiso y pedimos que sea el compromiso de todos, traducido en conductas y no en declamaciones, centrado en los propios actos y no en la crítica de los actos de los otros.

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