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Publicaciones - Universo Económico

UE Nº 87 - Noviembre 2007

Nota de tapa. El panorama político para los próximos meses
Qué viene después de las elecciones

De los resultados de los comicios de octubre último pueden hacerse varias lecturas, no solamente sobre cuál es el panorama que enfrentarán oficialismo y oposición, sino además de cuál es el desafío que tendrán los partidos políticos para reconvertirse en un contexto de clara crisis de representación.
Fuente:
Universo Económico
Número 87
A pesar de las últimas elecciones, continúa la crisis general de legitimidad de las instituciones públicas. Es cierto que se recuperó la gobernabilidad respecto a la situación de 2001 y 2002, pero el nivel de representación aún no mejora.

Los partidos políticos se disuelven y no hay voluntad de construir una política orgánica.


Los resultados de octubre último reafirman la tendencia del radicalismo, cuya participación en el Congreso ha venido disminuyendo en la última década. El peronismo, por su parte, también está dividido frente a una etapa decisiva.


El politólogo Eduardo Fidanza registra un hecho llamativo de la última elección presidencial que pinta de cuerpo entero este fenómeno de crisis de representación: por primera vez en más de 50 años no hubo en las mesas de votación boletas del Partido Justicialista ni de la Unión Cívica Radical.


“¿Alguien puede decir dónde están las oficinas del Frente para la Victoria, cuál es su programa, cuál es su estructura orgánica?”, desafiaba hace poco Ricardo Rouvier, otro conocido analista político. El FpV, movimiento que ganó de la mano de Cristina Kirchner, no es un partido político al estilo tradicional. ¿Es una tendencia que seguirá estando presente?

Qué es la política hoy
Los resultados y el proceso previo han mostrado que, de todas formas, en la Argentina se dan algunas constantes políticas. Todas ellas tienen que ver con el peronismo. Primero, conserva su lugar como principal fuerza. Segundo, muestra ductilidad. Tercero, mantiene la capacidad para terminar sus mandatos. Cuarto, sigue el componente clase del voto peronista.


Según opinan politólogos, académicos y expertos, uno de los principales desafíos para los próximos años será organizar la política para brindar un escenario más transparente y sólido en el tiempo. De lo contrario, todo seguirá dependiendo –como siempre- del gobierno de turno y las circunstancias del momento. Si a esto se le suma que no hay una oposición fuerte, la estabilidad futura no parece brindar demasiada confianza.


Para Rouvier hay elementos que caracterizan la actual estructura de la política argentina. Entre otros, cita:

falta de mediación entre la población y el poder;

los medios masivos de comunicación tomaron un rol en el espacio público como “demandante” de soluciones para la gente;

hay una fuerte personalización de la política profesional con un alto grado de nepotismo y la función pública como carrera individual;

divorcio entre la política profesional y la sociedad civil.

Rosendo Fraga, director del Centro de Estudios para la Nueva Mayoría, observa que estas elecciones ratificaron que se mantiene la tendencia histórica de que los sectores populares votan las estructuras del peronismo y los sectores medios votan en contra de ellas: “Cuatro de cada cinco votantes de Cristina son los mismos que votaron a Menem”.

RELEVAMIENTO DE EXPECTATIVAS DE MERCADO (REM) OCTUBRE’07
CONCEPTO

2007

2008
PBI (% anual) 8.2 6.3
Consumo (% anual) 8.4 6.4
Inversión (% anual) 13.5 11.0
Prod. Industrial (% anual) 6.9 6.0
Tipo de Cambio ($ x U$S) (1) 3.18 3.27
Reservas Internacionales (MM de U$S) (1) 44.3 52.4
Exportaciones (MM de U$S) 53.5 59.3
Importaciones (MM de U$S) 44.0 50.7
Tasa de Interés (%) (1) (2) 9.60 9.90
Desocupación (%) (1) 7.7 7.3
Recaudación Impositiva (MM de $) 197.7 240.0
Superávit Fiscal Primario (MM de $) 26.4 28.0
Precios al Consumidor (% anual) 8.6 10.8
Indice de salarios (% anual) 22.0 17.0
Cta. Cte. Balance de Pagos (MM de U$S) 5.9 4.8
(1) A fin de año
(2) Plazo fijo a 30 días. Fuente: BCRA

¿Qué se viene para los próximos años?
Todavía es demasiado pronto para preguntarse si Cristina Kirchner se presentará en 2011 o no. Incluso, si su marido volverá o no en 2011. Lo que es seguro es que Néstor Kirchner no abandonará su compromiso con el Gobierno. Pero lo que sí está en duda es si el objetivo de convertirse en una especie de arquitecto político podrá realizarse en función de intervenir la negociación día a día.


Mientras tanto, tres principales figuras aparecen en el horizonte. Dos de ellas no son peronistas. Mauricio Macri, Hermes Binner y Daniel Scioli aparecen con tres claros perfiles diferentes.


Lo que el futuro les depara nadie lo sabe aún. Cristina Kirchner ganó, aunque la imagen de su marido había caído en los últimos meses, cuando ni siquiera ella lideraba el
ranking de imagen positiva y había preocupación por la inflación y la inseguridad.

¿Por qué ganó entonces? Los analistas coinciden en señalar los siguientes puntos:

porque se le reconoció la capacidad de decisión del Gobierno;

porque se percibe a Cristina Kirchner como superadora de la etapa anterior de la crisis socioeconómica, de la devaluación y de la crisis política;

porque se valoró el contexto económico y de expectativas, además de las obras públicas, los subsidios y la política social;

porque la oposición no realizó aportes concretos para resolver los problemas de la gente;

y también porque se valoró la política de derechos humanos.

El diálogo social
Para Sergio Berensztein comienza una normalización del proceso político después de la crisis económica que significó la salida de la convertibilidad en 2002. El analista recuerda que Kirchner asumió la presidencia con escaso margen, por lo cual parte de su labor en los últimos años se explica desde la óptica de una simple construcción de poder: “Fue un período en el que él siempre se sintió débil y la oposición con derecho a imponer la agenda”.

Dentro de los elementos más interesantes que aparecen en el escenario político futuro está la cuestión del pacto social inspirado en una experiencia de los 70
(ver recuadro), señala Berensztein. Su pronóstico no es el mejor: “hay que tener en cuenta que estos instrumentos han fracasado en el pasado. Sobre todo en América Latina, y en la Argentina en particular”.

Según el politólogo de la UTDT, esta seguidilla de fracasos se debió a la presencia de tres elementos que siempre se mostraron activos en algún momento de la vida de los argentinos. Primero, el desgaste de los líderes políticos (“le pasó hasta a Perón”). Segundo, el deterioro de las cuentas fiscales. Tercero, la pérdida del control del conflicto social.

Estos tres elementos se repitieron siempre a lo largo de la historia argentina en los últimos cincuenta años, dice el analista. “Aunque parecería ahora que Cristina puede encontrar una nueva etapa en ese sentido.” Da tres razones:

Primero, Cristina es la “renovación” de la misma administración de los últimos cuatro años.

Segundo, el panorama fiscal parece estar de alguna forma despejado.

Tercero, el Gobierno parece haber logrado controlar el conflicto social habiendo desactivado la práctica piquetera.

Una experiencia rica en ese sentido parece haber sido la de México de 1982 a la salida de la crisis, cuenta Berensztein, donde se monitorearon 8 ó 9 variables macroeconómicas por varios años.

Otra experiencia que aparece es la de Austria: “Allí se planteó resolver algunos conflictos de corto plazo. En aquel contexto tanto los sindicalistas como el Parlamento gozaban de legitimidad a la hora de discutir estas cuestiones”.


El caso austríaco es seguido desde cerca en el Gobierno. Victor Klima, actual número 1 de Volkswagen en la Argentina, fue antes Presidente de Austria. Conoce a la perfección cómo funcionó aquel proceso, los actores que participaron, en qué consistió el diálogo y cuáles fueron los tiempos para alcanzar a ver los primeros resultados. Klima compartió este año un viaje a Europa –entre los destinos estuvo precisamente Austria- junto a Néstor y Cristina Kirchner. Apasionado por la Argentina –Klima se casó con una argentina-, siempre dialoga con la Presidenta electa sobre cómo fue el caso austríaco.


De todas formas, Berensztein es prudente: “Si el pacto de Kirchner termina siendo un pacto de amigos, no hay futuro alguno en que ello pueda ser algo sostenible”. Algo parecido opinó el ex ministro Roberto Lavagna cuando visitó el Consejo para brindar una charla durante un almuerzo previo a las elecciones (“¿Queremos una Argentina con un pacto social entre quién: capitalistas amigos y sindicalistas elegidos a dedo?”.
(Ver al final de la nota). “Muchos hacen la comparación con el Pacto de la Moncloa, pero aquello fue un pacto político donde participaron todos los partidos políticos. Nada de ello ocurrirá aquí.”

Un sistema imperfecto
Natalio Botana piensa que las últimas elecciones presidenciales significaron una gran victoria para el peronismo.


Lo cierto es que Cristina Kirchner sacó una ventaja sobre el segundo candidato (en realidad, candidata, Elisa Carrió) que fue la más alta desde 1983. Ni siquiera Eduardo Angeloz había terminado tan detrás de Carlos Menem cuando la hiperinflación privaba al radicalismo de retener el poder. Angeloz sacó en aquel momento 12 puntos más que la Coalición Cívica. Para Botana, hoy el peronismo está más fuerte que entonces: “La acumulación sistemática de poder del PJ en el Congreso ha sido un rasgo distintivo de este partido en las últimas décadas. Su hegemonía en el Senado es abrumadora”.


Botana observa con agudeza que probablemente la Argentina sea el único país del Mercosur que funciona con un partido gubernamental y sin partidos de la oposición: “Existe un gran vacío de partidos políticos y de mediación política. Y el peronismo ha estado llenando ese vacío”.


Para Botana, la política que viene tendrá mucho que ver con esa coyuntura. Siempre se tejen alianzas con los poderes económicos, sociales y políticos de turno: “En Austria, los sindicalistas fueron encuadrados por los dirigentes políticos de los dos principales partidos. Y si algo demuestra la última elección presidencial en la Argentina es la pobreza de nuestro sistema. Aquí todavía no funcionala bipolaridad partidaria”.


Fraga dice en uno de sus informes: “se hace evidente la crisis del sistema bipartidista radicalperonista que dominó la política argentina de 1945, pero permanece la incapacidad de la derecha y la izquierda para aprovecharla”.

El futuro de la oposición
El consultor y especialista en temas políticos Manuel Mora y Araujo ve la distribución del voto semejante a la de 60 años atrás.

El peronismo tiene un piso de 40% y eso no ha cambiado a lo largo de los últimos años. “Que el peronismo gane o pierda pareciera entonces que depende más del desempeño de la oposición en las elecciones que otra cosa”, piensa Mora y Araujo.


¿Qué le pasa entonces a la oposición que no puede competir de igual a igual con el peronismo?


Según Mora y Araujo, uno de los puntos es que la oposición no cuida su capital político. Explica que sus dirigentes solamente se promueven en la TV. Pero la fórmula para destacarse debe combinar un buen desempeño en tres ámbitos: la gestión, la organización y la comunicación: “El peronismo siempre ha sabido combinar estos puntos. La oposición, en cambio, no”.


El experto explica que “si uno no tiene el poder de Estado no tiene gestión y entonces debe caer en retroalimentar su capital a través de la comunicación y la capacidad de organizarse como partido político”.


Para Berenzstein se abre un panorama incierto para los partidos políticos. Sobre todo porque los líderes con mayor potencial para competir y construir un partido en los próximos años no han mostrado credenciales que permitan ilusionarse en ese sentido. Carrió, Maurico Macri y hasta el propio Kirchner han demostrado tener ciertos límites para ello.


La líder de la Coalición Cívica mostró tener un carácter demasiado personalista y no pudo conseguir que las figuras que la rodean tomen vuelo propio. Macri fue incapaz de construir su fuerza en el interior del país para las últimas elecciones presidenciales. Y Kirchner enfrenta el desafío de ordenar un peronismo que sigue intervenido con una jueza sospechada.


Para Rouvier, “la reciente elección ha mostrado el resultado de la atomización de la oposición”. Según su visión, Carrió operó como bisagra entre los restos del ARI, el Partido Socialista y la centroderecha. Lo que está por delante es el interrogante sobre una organización a la que se sumaría Ricardo López Murphy, sin peso político ya: “Seguramente la líder de la Coalición Cívica competirá con un Mauricio Macri, cuyas recomendaciones no tuvieron peso suficiente para que el PRO lograra una mejor elección”.


Según la consultora Poliarquía, “el voto porteño no es de Macri ni de Carrió. En todo caso, es un voto que suele anticipar procesos políticos. Acá, en cada elección, la gente analiza y decide”. Cuando la mayoría -o la primera minoría- de los porteños votó a la UCR en 1987, a la Alianza en 2001 y a López Murphy en 2003, ¿qué tendencia anticipaba? ¿La debacle inmediatamente posterior de esas fuerzas políticas?


Para Botana, el escenario más conveniente para la Argentina es aquel donde la posibilidad de una alternancia se vuelva una alternativa más probable: “De lo contrario, seguiremos con un escenario rengo donde el peronismo siga dominando”.

¿Qué fue el Pacto Social de 1973?
El modelo del ex ministro José Ber Gelbard fue gestado por intelectuales y además acompañado por equipos técnicos que pensaron su diseño y posterior implementación. El Pacto fue firmado el 30 de mayo de 1973 entre la CGT (en representación de los trabajadores), la CGE (en representación de las empresas) y el gobierno de Héctor J. Cámpora. Fue presentado el 8 de junio ante el Congreso Nacional y tenía previsto un plazo de vigencia de dos años, aunque luego fue modificado. En esencia, el acuerdo perseguía un doble objetivo: redistributivo y antiinflacionario. Los participantes se comprometían a aunar esfuerzos para restituir a los trabajadores asalariados, en cuatro años, la participación que habían perdido en el ingreso nacional (que había superado el 50% en el gobierno anterior del general Perón, pero había ascendido al 36% en el momento de la firma del Pacto). Además, bajo el mismo paraguas se incluyó una serie de leyes relacionadas con la promoción de la industria nacional, el papel del capital extranjero y la reforma del Estado.

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