Fernán Quirós: “las conducciones paternalistas no son la solución”

En la II Jornada de Salud “Impacto Post Covid”, organizada por nuestro Consejo el pasado 10 de mayo, el Dr. Fernán Quirós, ministro de Salud del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, expuso sobre la situación sanitaria actual.  Las Dras. Gabriela Russo, presidenta de nuestra Institución, y Patricia Sánchez Ruiz, vicepresidenta 1°, moderaron la actividad.

Quirós comenzó su exposición describiendo la Pandemia “como una catástrofe social que tiene dos características: es muy prolongada y multidimensional. No se trata de un problema del sistema de salud, sino de todas las dimensiones del ser humano”.

En ese sentido, reflexionó sobre los modelos de liderazgo que entran en juego a la hora de gestionar una situación de tales características. “El resultado de la Pandemia depende de más del 70 por ciento de lo que seamos capaces de hacer como ciudadanos y como comunidad, y no tanto de líderes que sean capaces de conducir una solución, porque no existe ese liderazgo tan potente”.

En el intercambio con los asistentes, la disertación del funcionario fue por el camino de recordar que “la Pandemia no terminó” y enfatizó en que hay que “insistir en el cuidado y el uso de barbijos en lugares públicos” y la importancia de continuar con la política de vacunación”.

Cómo impactaron las nuevas tecnologías en la gestión de la emergencia sanitaria fue otro de los temas expuestos: “Lo que la pandemia nos dio fue un catalizador de los procesos, que tiene que ver con la digitalización y el cuidado de la salud, mediado por la tecnología. Se vencieron muchas inercias y barreras que evitaban que esto se acelere. También es cierto que la mediación de la tecnología tiene un límite, y que mirarse a los ojos tiene una cuestión de contención y de curación que suma”.

Seguidamente ofrecemos un fragmento del jugoso intercambio entre el ministro de Salud y los asistentes, que él mismo promovió, convencido como está de la importancia de las soluciones colectivas más que de las  visiones herméticas de unos pocos.

- ¿Qué lecciones va dejando la Pandemia?
- La Pandemia va más allá de lo sanitario; es una catástrofe social con dos características: primero que es muy prolongada, por lo que el problema medular de la Pandemia es el trauma social, y lo segundo es que se trata de un fenómeno multidimensional, en el sentido de que no se trata de un problema del sistema de Salud, sino de todas las dimensiones del ser humano. La primera y más obvia es la de las pérdidas de la persona que se enferma; las de quien padecía otras enfermedades (y se le complicaron porque no tuvo acceso a la atención); las vinculadas a la salud mental, a las relaciones sociales, a la construcción del capital social, al daño de las personas de la tercera edad, al daño en el neurodesarrollo, y la construcción de la personalidad y desarrollo de los niños; y también en la esfera de la salud económica y productiva. No hay sociedad que pueda tolerar salir de su rutina y pasar a tanta incertidumbre en todas nuestras dimensiones. Por ello hay que analizar la Pandemia no tanto desde los ministerios de Salud, sino desde todos los estamentos de gobierno y de la sociedad misma. Cómo salgamos de la pandemia depende más del 70 por ciento de lo que seamos capaces de hacer como ciudadanos y como comunidad, y no tanto de líderes que sean capaces de conducir a una solución. 

O sea, el paternalismo al que muchos son tan propensos no es de mucha ayuda…
- Exacto. Cada vez es más evidente que las conducciones paternalistas no son la solución para los problemas actuales de las comunidades. Cada vez más, las naciones evolucionan de acuerdo con el capital social que son capaces de construir. ¿Y qué es el capital social? El capital humano y su capacidad de vincularidad. Por eso buena parte de mi estrategia se hizo desde lo comunicacional. Nadie coopera, nadie construye vínculos si no es en un espacio de confianza, y la confianza es lo primero que se pierde en el momento del daño. 

- ¿Y cómo se crea la confianza?
- Básicamente, cuidando profundamente la palabra, procurando que siempre tenga sentido, que se la acompañe siempre con los hechos, con las emociones y las acciones, y que sea una palabra lo más veraz posible, pero sobre todo empatizando con el sentir social, porque la sociedad tenía que transitar por lo que técnicamente se llaman “las etapas del duelo”. 

¿Cuáles son los desafíos que tenemos ahora?
- Cambiar el eje acerca de cómo veníamos haciendo las cosas va a ayudarnos mucho. Existe toda una cultura occidental que viene desde el taylorismo. Consiste en este formato de planificación-ejecución-control, de vinculación lineal de las causas y efectos, que, si bien es muy bueno para algunas producciones esquematizables, no es una buena mirada para lo que se llama genéricamente “sistemas complejos”. La base central de la teoría de la complejidad es que, en un sistema que está en permanente cambio y adaptación con el entorno, lo importante no es cómo responden los componentes individuales en sí, sino el grado de vincularidad y cómo son las relaciones entre ellos. Todos esos sistemas (como los sociales, los económicos, los de salud), donde las personas tienen cierta autonomía decisional, responden mucho mejor a la teoría de la complejidad que a la teoría tayloriana. En esos modelos, lo más importante es construir capital social, y es justamente lo que nosotros hemos estado deconstruyendo en nuestra sociedad en las últimas décadas. Entonces lo que hoy tenemos que enfatizar es lo siguiente: las soluciones de los problemas trascendentes de nuestra comunidad están en la mirada compartida donde todos estamos dispuestos a respetar al otro, a considerarlo y encontrar un denominador común, entre una diversidad de miradas, hasta el punto donde podamos acordar. 

Ante el aumento de casos de las últimas semanas, ¿qué se espera que suceda con el Covid?
- Si bien lo peor de la Pandemia ya quedó atrás, el Covid aún está entre nosotros. Estamos transitando por el inicio de una nueva ola, con casos que van a aumentar, pero, en su gran mayoría, serán de grado leve; seguramente las internaciones no serán significativas, pero la Pandemia no terminó. Necesitamos algunos pequeños cuidados. Entre ellos, insistir con el uso del barbijo en lugares interiores. Sabemos que hay gente que está con bronca por la obligación del uso del barbijo porque precisa proteger su “yo” y autodemostrarse que se terminó porque no aguanta más. Eso hay que respetarlo, pero todos lo que podemos hacer el esfuerzo de cuidarnos lo tenemos que hacer. Esta pandemia hace olas de casos cada cuatro a seis meses. Las últimas olas vinieron cada vez con menor gravedad, pero se repiten porque aparecen cepas nuevas, porque, cuando, en uno o dos meses, los casos bajan, la gente relaja las medidas de prevención (las personas necesitan recuperar su energía y su vinculación con los demás); y porque, pasados unos meses, suelen bajar los anticuerpos generados por la vacunación anterior. 

- ¿Cuál es el impacto sociosanitario en la situación post Covid?
- El impacto, especialmente en la salud mental, es enorme.  Al día de hoy, hay chicos que no se recuperan, que temen a la socialización; hay adultos mayores que no quieren salir de su vivienda porque tienen miedo; hay familias que han perdido su vincularidad y han tenido serias dificultades entre sí. Y nuevamente: de las grandes catástrofes sociales no se sale de un día para el otro. Se reconstruye, y en la reconstrucción deberíamos apuntar a una situación superadora de la anterior. Es una muy buena oportunidad para ello, porque además nos ayudaría, más allá de la Pandemia, a resolver los problemas que tiene nuestra sociedad en varias dimensiones.

- ¿Qué recomendaciones o herramientas nos podría dar para gestionar los servicios de Salud?
- En este período, lo que más le pedimos al sistema de Salud y a los servicios de Salud es que puedan contener el daño social. Y contener no significa solo atender la enfermedad, sino contener todas las dimensiones de la persona; entre ellas, en la esfera de la salud mental. Y nadie puede poner de sí cierta capacidad de empatía y de contener las energías negativas de la sociedad, nadie puede poner capacidad de absorber energía negativa si no es en un lugar donde esté contenido y cuidado. Entonces, el primer mensaje para las personas que trabajan en la gestión de la salud es que cuiden a su gente. Acérquense, humanicen el entorno laboral. El formato que teníamos antes no es el apropiado para este momento. Este es el momento de contener a la gente que está trabajando ahí. Escucharla aun cuando no sea razonable lo que dice, contenerla, acompañarla, tratar de adaptar los procedimientos a las cosas que les están pasando a los trabajadores, porque nadie que está inestable en su equilibrio interior es capaz de poder cuidar a otra persona que también lo está.